MADRID. Cuarta del abono del Aniversario. Dos tercios de plaza holgaditos. Tres toros de La Palmosilla, dos de Mari Carmen Camacho (1º y 4º) y uno de El Torero (6º bis), la mayoría protestados de salida y de poco juego. Miguel Abellán (de blanco y plata) resultó herido al matar a su 1º. El Fandi (de grana y oro), ovación, silencio y silencio. Daniel Luque (de blanco rosado y oro con remates en negro) , aplausos y silencio.
El diestro Miguel Abellán fue atendido en la enfermería por el Dr. García Padrós de “herida contusa por asta de toro en labio inferior que provoca destrozos en músculo orbicular y avulsión de piezas dentales. Ligera conmoción. Pronóstico reservado que le impide continuar la lidia”.
Se cumplió la norma general: mañana de expurgo en corrales, tarde vacía en el ruedo. De los anunciados de La Palmosilla, después de mucho mirar, quedaron sólo cuatro –uno de los cuales volvió para atrás por una lesión en una pata–, y los lidiados fueron luego protestados en su mayoría por el respetable. Luego no podían negar su sentido de hermandad: todos de viaje muy corto, manseando y con poca casta. Aunque de más volumen, no mejoraron el panorama los dos de Mari Carmen Camacho, como tampoco hizo el sobrero, un cinqueño con el hierro de El Torero. No es que todo este muestrario monoencaste fuera un saldo, que en los saldos de las tiendas uno encuentra cosas interesantes y a buen precio; a mayor precisión era, simplemente, mercancía averiada. Como, además, ya llevamos demasiadas tarde bajo esa mala estrella, se comprende que la afición mostrara claramente que está ya hasta el gorro.
Ya entrada asistimos a la mala suerte del percance de Miguel Abellán, al matar a su primero. Un feo pitonazo en la boca, un percance molesto para el torero, pero por fortuna sin la gravedad que podría haber tenido. El madrileño se había mostrado empeñadamente tesonero con el sosísimo “camacho”, que iba y venía como si estuviera paseando.
Hay un sector del público de Madrid en el que El Fandi no entra. Eso no es nuevo. Pero al torero granadino sería más justo que se le reconocieran sus méritos, que los tiene. De entrada, tiene un mérito muy reconocible el hecho de poner 10 pares de banderillas y hacerlo todos menos uno –el violín, que lo repitió– realizando la suerte de manera diferente y en los 10 encontrando toro en todos los terrenos. Eso aquí y en Lima es una machada. Con el capote nos obsequió con algunos lances profundos, muy bien hechos. Y con la espada, funcionó el cañón.
Con la muleta, ¡vaya maldición que tiene con el cante de que baja mucho!.. Pero si hoy si le dicen ese tópico mi consejo es que, en lo que se refiere a esta tarde, no se lo crean, por la simple razón que ninguno de los tres toros que mató dieron opción alguna a comprobarlo. Pero tengan por seguro que lo mismo que es cierto que no está tocado por la varita mágica de los hados táuricos, igual de verdad encierra la afirmación de que sabe hacer todo eso que ayer no se pudo ver, es decir: llevar a los toros por abajo, con largura y temple.
Se supone que muy a su pesar, en blanco pasó por Las Ventas Daniel Luque. Tiene que ser desesperante venir a la primera plaza del mundo con las ansias de consolidar su recuperación y chocarse contra un muro tan insalvable como sus dos toros de esta tarde.
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