Madrid. 15 de abril de 2012. En torno a un cuarto de plaza en tarde de viento y frío. Novillos de Juan Antonio Ruiz Espartaco, buenos, con movilidad y encastados; destacó en especial el 4º. Alberto Durán (de grana y oro), ovación y ovación tras aviso. Raúl Rivera (de blanco y oro), silencio y silencio tras dos avisos. Conchi Ríos (de lila y oro), silencio tras aviso y silencio.
Lo desabrido de la tarde enfriaba el ambiente más caldeado. Y el viento, que en el ruedo venteño parece multiplicarse por tres, dificultaba la lidia en demasía. El contexto no era, pues, el más favorable. En cambio, Juan A. Ruiz “Espartaco” trabajo a Madrid una guapa novillada, que tuvo movilidad y la mayoría casta; el cuarto fue particularmente bueno; al menos a tres se le podían cortar las rejas sin agobios.
Sin embargo, lo único de destacado de verdad fue la actuación del zamorano Alberto Durán en el cuarto, un novillo colorado al que entendió desde que se abrió de capa. Su faena de muleta, a la altura de la noble embestida de su enemigo, tuvo buen ritmo y en muchos momentos profundidad, hasta construir una faena de verdadero mérito. Pero en su camino se le cruzaron los aceros y lo que iba para triunfo sólido quedó en una fuerte ovación. También en el que rompió plaza apuntó detalles de interés, pero en este caso el novillo fue pronto a menos. Deja tras de sí la mejor impresión.
Raúl Rivera, voluntarioso toda la tarde, destacó de manera especial en sus dos tercios de banderillas. Pero entre otras cosas por el viento, que tenía rachas molestísimas, el torero no terminó de redondear su actuación.
Tras su triunfo el pasado año, cierta decepción produjo la actuación de la murciana Conchi Ríos. No se entendió con ninguno de los dos novillos que le tocaron en suerte. Y lo peor es que se la vio en demasiadas ocasiones superada y desconfiada; de hecho, no consiguió acoplarse en ningún momento ni con el capote no con la muleta. Puede resultar prematuro afirmar que esta tarde Conchi devolvió las orejas de la tarde de su presentación; esperemos al compromiso que le espera en una de las novilladas de San Isidro. Pero mucho tiene que cambiar el panorama para que no pierda su crédito.
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