MADRID. Decimosexta del abono de San Isidro. Excelente entrada: el 87,4% del aforo. Cuatro toros de Las Ramblas, de correcta presentación y juego, con mucha calidad el 2º y complicado el 6º; uno de “Buenavista” (3º) muy manejable y un sobrero de Julio de la Puerta (4º bis),de juego irregular. Manuel Jesús “El Cid” (de nazareno y oro), silencio y silencio tras aviso. Paco Ureña (de rosa y oro), gran ovación tras un aviso y una oreja. Fortes (de grosella y oro), silencio y silencio.
Heroico. Probablemente es el término que mejor define a Paco Ureña en este domingo, con una plaza de Las Ventas que estaba entregada por completo al torero. Hizo el paseíllo con una cornada aún por intervenir quirúrgicamente, la que el pasado domingo le dejó de recuerdo un “victorino” en VicFezesac; pero era evidente que no venía de paseo, aunque le costara trabajo mantenerse de pie. Una más de esas locuras que sólo se entienden en los toreros, que no es que sean de otra pasta, es que tienen una fortaleza de ánimo que rompe todas las fronteras de la lógica humana.
Es cierto que Ureña vive en estos momentos en ese estado de gracia que le permite torear en el ruedo madrileño como si lo hiciera en el patio de su casa. La predisposición a su favor de los aficionados no puede ser mayor. Pero debe reconocerse que igualmente es cierto que el torero se lo ha ido ganando tarde tras tarde con una entrega encomiable, pero sobre todo con sentido del toreo muy auténtico, muy verdadero. En estos sanisidros de 2016 ha estado a punto de abrir la puerta grande por dos veces; pero las espadas se la cerraron. La afición se las tiene anotadas como pendientes de pago.
Después de haber dejado unos lances muy cadenciosos y, sobre todo, dos medias monumentales, cuando Ureña desgranaba sus lentos y profundos naturales que el muy noble “Taquillero”, la vibración de los tendidos era una realidad incontestable, era la respuesta a un toreo muy auténtico, sin concederse ni una sola ventaja. Siguió con nota sobresaliente sobre la mano derecha y hasta se fue muy recto detrás de la espada –a costa de una soberana paliza–, pero , ¡ay!, el toro no caía y se precisaron de tres descabellos. La ovación unánime fue de las que se oyen de muy de vez en vez. Y, caso inusual últimamente, hasta de los tendidos le pedían que diera la vuelta al ruedo. Pero Ureña necesitaba tomar aire.
Repuesto en la Enfermería, volvió al ruedo para matar al 5º, un ramblero de cara suelta, poca fijeza y ninguna humillación, pero que se movía. De nuevo la versión del Ureña heroico, no con tanto limpieza como con el anterior enemigo, pero con la misma autenticidad, impávido cada vez que su enemigo le pegaba un arreón. En uno de ellos le dio un puntazo, que precisó de asistencia médica posterior. Con todo, hubo dos series con la mano izquierda enormes, muy por abajo. Tras un pinchazo dejó un espadazo que tumbó a “Testarudo”. La oreja fue un clamor.
De la corrida enviada por Daniel Martínez con su hiero de Las Ramblas, en los reconocimientos de la mañana tan sólo quedaron cinco y se completó con un toro de “Buenavista”. Durante la lidia hubo de devolverse al que hacía 3º, un cinqueño con exceso de blandura; en esta ocasión el sobrero fue de Julio de la Puerta. Pese a tantos hierros distintos, el conjunto resultó parejo en su presentación, aunque desentonara por arriba el que cerró la tarde. Entre todos, destacó sobremanera el ya mencionado “Taquilllero”, que hasta el momento uno de los muy pocos toros que habrá que recordar de esta feria. Como hace unos días, volvió a ofrecer posibilidades el toro de “Buenavista”, como las tuvo también el sobrero de Julio de la Puerta, aunque sus respectivos matadores no terminaran de entenderlos.
Se ha vuelto a comprobar que Manuel Jesús “El Cid” no encuentra la puerta para salir de ese viaje que parece de no retorno, cuando es un torero que ha tenido una hoja de servicios brillante y valiosa. Pero cuando se le pierde el sitio a los toros, cuesta mucho recuperarlo. Se ha comprobado con el toro de “Buenavista”. Lo malo, además, es que ese sitio se recupera inopinadamente, sin saber ni el día ni la hora, ni casi las circunstancias.
Fortes, en su segunda comparecencia en Madrid, reiteró que su valor y su decisión siguen intactos. En el camino queda despertar la mente para entender mejor las condiciones de cada toro. En esta ocasión, con más mando en la muleta, el sobrero de Julio de la Puerta podía haber dado más de sí. Luego se puso firmísimo con el grandullón que cerró la tarde, pero sin mayores logros.
Otrosí:
Sin recuperar aún de la cornada que sufrió en la anterior tarde Luis David Adame , para la novillada de este lunes Taurodelta ha decidido que sea Juan de Castilla quien le sustituya; el cartel lo completan Alejandro Marco y Joaquín Galdós, que este domingo alcanzó un triunfo muy importante en Sevilla. Los novillos serán de Puerto de San Lorenzo.
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