La feria de Otoño se ha convertido, al final, en una mirada nostálgica a ese pasado cercano, que las velocidades a las que vivimos hoy en día parece como si lo transportara en una máquina del tiempo a no se sabe cuando. Sin embargo, estaba ahí, junto a nosotros. Bastó que un torero, que aún no ha llegado a los 50, sacara del baúl de los recuerdos la tauromaquia eterna. Y los más jovenes enloquecieron. A todos los demás nos quitó de encima un montón de años. El talismán se llama Juan Mora.
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