El pasado viernes estaba previsto que el Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid diera su visto bueno a los carteles de los abonos de la feria de San Isidro y del nuevo ciclo que sustituye al ya periclitado del Aniversario. Este lunes se darán a conocer de manera oficial. Dejando a un lado las combinaciones concretas que ya se han puesto en circulación, del nuevo ciclo madrileño cabe destacar tres elementos de interés.
El primero, sobre todo después de los conflictivos meses pasados, es que lo que es propiamente la feria de San Isidro –con 23 espectáculos más la Corrida de la Prensa–, será ofrecidos por la televisión de pago, después del acuerdo alcanzado por Taurodelta por un lado con ASM –la gestora de los derechos de imagen— y por otro con Canal + Toros.
Hay que reconocer que en esto los Martínez Uranga y asociados han estado hábiles, al separar en las contrataciones lo que son las tardes a torear de lo que representan los derechos de televisión. Por la facilidad con la que se han puesto de acuerdo –con todos menos con uno–, han demostrado que es posible compaginar la elaboración de los carteles con los derechos de imagen. Ha bastado actuar por todas las partes con sentido común y con claridad.
Con lo cual, los gestores de Madrid han marcado un camino que ahí queda para años posteriores, cuando ya los otros ciclos feriados no tengan comprometidas de antemano y contractualmente las retransmisiones de televisión.
En el fondo, se les da la razón a los del G-10: todo es posible si hay voluntad de acordarlo. O dicho en sentido contrario: se le ha quitado la razón a los gestores de otras plazas que adujeron la presencia de las cámaras como condicionante de la organización de sus respectivas ferias.
El segundo elemento a destacar es ya conocido: El Juli se queda fuera de Madrid, en donde no actuará este año, salvo que lo repesquen para la feria de Otoño.
Lo mejor es pasar página de una vez de la polémica en la que se han enzarzados con este tema unos y otros, que al final ha acabado siendo una especie de diálogo de sordos. Con todo, lo que queda es un “marrón” que alguien va a cargar sobre sus espaldas, para facilitar lo que es inevitable: que en el futuro inmediato Taurodelta y El Juli se vuelvan a entender. Ya veremos a quien le toca, aunque alguno de los protagonistas tiene más papeletas que los demás en ese sorteo.
[Entre paréntesis: casos como éste los ha habido siempre. Y así, cabe recordar los desacuerdos prolongados y profundos entre Manolo Chopera, los Lozano y Palomo. El desencuentro era tan profundo que acabaron relacionándose por carta, algo inusual donde lo haya en el mundo del toro. Añadamos que como el de Linares casta tenía, la primera tarde que volvió a una plaza de Chopera, que en ese caso fue Bilbao, en su primer toro se fue a hincarse de rodillas en la puerta de chiqueros.]
Y un tercer elemento a destacar: el Centro de Asuntos Taurinos y Taurodelta vuelven a reincidir en los dos abonos, como en años anteriores, separando San Isidro y el segundo ciclo, que en esta ocasión desafortunadamente se denomina “Feria del Arte y la Cultura”: el título en nada se corresponde con los carteles que parece que la van a componer, sino que más bien resulta una especie de “coche escoba” de San Isidro. Para ser bien pensamos, será porque, en realidad, el título se debe a que, al margen de los festejos, durante esa semana la Empresa va a ofertar a los aficionados un caudaloso mar de actos culturales y artísticos de primer nivel.
La desaparición de este doble abono –el primero obligatorio, el segundo optativo— era una de las reivindicaciones que los aficionados madrileños, a través de sus diez organizaciones más representativas, presentaron en su día a la Presidenta de la Comunidad de Madrid y que a lo que se ve ha caído en el vacío una vez más.
Sin embargo, esta reivindicación de los aficionados tenía bastante sentido. Resultaba innecesario prolongar artificialmente San Isidro, con carteles de relleno y con los toreros que de verdad interesan diluidos por combinaciones diversas. Por el contrario, era mucho mejor para todos concentrar todos los esfuerzos en conseguir unos sanisidros de mayor nivel, aunque eso supusiera suprimir unos cuantos festejos.
Es posible que la Empresa argumente que, aún siendo uno de ellos voluntario, la fórmula de los dos abonos permite garantizar unos ingresos fijos y cobrados por adelantado, que dan un margen adecuado para afrontar el resto de la temporada, cuando habitualmente llueve en las taquillas. Como dato económico puede ser cierto, pero hay que ponerlo necesariamente en dependencia del bajón que la Comunidad le ha dado al canon y el relajo en otras condiciones del contrato. Esto es: había margen para a la vez atender la reivindicación de los aficionados y salvar la economía.
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