Como saben nuestros lectores, taurologia.com ha defendido, frente otras opiniones tan legítimas como la nuestra, la oportunidad de la reunión promovida por un grupo de figuras del toreo con la Ministra de Cultura, Ángeles González -Sinde.
Entendíamos entonces, y seguimos entendiendo a posteriori, que las vías institucionales son importantes y que, aunque del encuentro no saliera ninguna decisión concreta —algo imposible de pedir a un político cuando se abre la veda electoral–, iniciar ese camino suponía abrir una vía de diálogo, que en un futuro, con ésta Ministra o con quien ocupe esa Cartera, puede dar resultados.
Sin embargo, el miedo escénico de la ministra rebasa todos los límites de la lógica. Si el otro día el portavoz socialista en el Congreso le dijo a la representación de la Mesa del Toro las lamentabilísimas palabras de que “no nos asustan los movimientos civiles”, como si los taurinos fueran unos alborotadores callejeros, ahora la ministra de Cultura ha pretendido que la reunión sea casi clandestina.
Cuando se mantienen reuniones de ese nivel, que de las mismas quede constancia gráfica es un uso habitual, en España y en todos los países, hasta cuando un responsable público tiene que entrevistarse con un dictador. Que ahora González-Sinde se niegue a fotografiarse con los toreros, resulta indescriptible. Si tanto le avergüenza recibir a un grupo de españoles preocupados por el futuro de su profesión, mejor es que hubiera suspendido la reunión. A lo que se ve, la ministra no coincide con su Presidente, que ya le dijo al Rey de Marruecos hace unos días: “Aquí lo importante es la foto”
Pero otro tanto cabe decir de la orden ministerial de no informar para nada de la comida. Y nada digamos de su negativa a algo tan simple como ceder a sus invitados la sala habilitada en su Ministerio –local costeado por todos los ciudadanos, por cierto– para la celebración de una rueda de prensa posterior. Pero como los toreros son unos señores, hasta tuvieron el detalle de librar a la ministra del oprobio de ver como sus invitados tienen que reunirse con los periodistas en la mismísima calle; se encargaron ellos mismos de reservar un salón en un hotel cercano.
Frente a esta sucesión de desplantes, sonrojaría a cualquiera leer la lista de reuniones con fotos incluidas mantenidas por la Ministra de Cultura desde que ocupa el cargo, sin que le produjeran ninguna urticaria, ni tomara tantas medidas de opacidad.
De esta situación de partida, se pueden extraer varias conclusiones. La primera, y muy importante, es que los toreros que participaron en esa reunión son unos auténticos caballeros: si a cualquier otro colectivo profesional le hacen esa sucesión de desplantes, habrían dejado a la Ministra con la mesa puesta. La dignidad personal y profesional no puede pisotearse, ni aunque se sea Ministra, que a la postre es un cargo efímero como pocos: lleva el despido unido al nombramiento. Las figuras, en cambio, han reaccionado como lo que son, personas educadas y serias.
Pero con tristeza hay que reconocer que la gran lección de esa reunión clandestina da la medida exacta de lo que puede esperarse de la clase política, que es tanto como nada. Este es el dato concreto y comprobable, a partir del cual cada uno podrá buscar la explicación que considere más convincente.
Y así, unos pensaran que el celo electoral hace que se multipliquen los miedos al qué dirán de las minorías nacionalistas. No vaya a ser que cualquier día necesiten sus votos para sacar adelante ésta o aquella propuesta, mejor ocultar cualquier relación con el mundo taurino, por si acaso. Otros podrán pensar que, como el Presidente reniega de los toros, mejor no hacer nada, no vaya a ser que eso indisponga con quien nombra y cesa ministros. Y habrá terceros que busquen otros razonamientos. Da lo mismo, en política lo que queda es lo concreto, no lo que se supone. Y el dato no puede ser más lamentable.
Nosotros seguimos creyendo que las vías institucionales son siempre las idóneas para resolver los problemas de cualquier naturaleza, sin algaradas callejeras ni nada parecido. Y aunque el toreo jamás ha alardeado de talantes ni de tonterías, siempre ha tratado de acudir a ellas, con más o menos dosis de acierto, pero siempre de forma cabal.
Por eso la gran decepción que provoca el comportamiento de González-Sinde no es tanto por su dejadez para afrontar un problema que, le guste o no, hoy existe; ni siquiera su descortesía con unos dignos profesionales. La gran decepción es que en España contamos con Ministros que ni siquiera creen en la eficacia de las vías y el diálogo institucionales. Pero no se preocupe la señora Ministra: podrá volver cuando quiera a la barrera de Las Ventas que ya ha ocupado; a diferencia de ella, el toreo nunca pone condiciones a quien se le acerca, ni se le ocurre ser mal educado con sus invitados.
Pero sentado lo anterior, y quizás por todo ello, hay que valorar con muchas precauciones las promesas que la ministra hizo a los toreros. Y así, crear una Comisión da unas esperanzas muy relativas, quizás por las tantas veces que hemos comprobado que cuando no se quiere resolver un problema se le encomienda a una Comisión. Más esperanzador puede ser que se promueva un plan cultural de apoyo a la Fiesta y, sobre todo, resulta relevante que un documento del Ministerio se hagan constar los valores artísticos de la Tauromaquia.
Y si hubiera que destacar lo más verdaderamente importante de esta experiencia con el Gobierno, hay que mirar a los toreros y a su empeño de seguir trabajando con enderezar ese tortuoso camino en el que terceros han metido a la Fiesta y hacerlo, como propone El Juli, con criterios de unidad.
Por eso nos reafirmamos en nuestra idea, expuesta en un anterior editorial sobre esta reunión: sea cual sea su resultado concreto, no cabe ni el pesimismo, ni el desánimo. Sólo es posible la vocación de continuar trabajando en esa senda que nos llevará a la meta. Y cuando se trata de un Arte milenario, conseguirlo un año antes o dos años después resulta poco relevante. Lo importante es que nuestra generación alcance la meta que tantos otros soñaron en el pasado.
Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".
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