Los toros y la caza sí influyeron en las elecciones autonómicas de Andalucía

por | 8 Dic 2018 | Reportajes

No nos engañemos. La mezcla de política y toros a estas alturas de la historia no es el coctail que más nos beneficia. Sobre todo porque en demasiadas ocasiones se manipula con fines que nada tienen que ver con la Tauromaquia. Pero si se lee la letra pequeña de los resultados de las elecciones autonómicas de Andalucía se deduce que algo, sin saber a ciencia cierta la medida, algo ha tenido que ver en el dictamen de las urnas.

 

Para mayor precisión, en Andalucía se observa la unión de tres conceptos: mundo rural, toros y caza. El primero quizá porque hasta ahora los políticos  vivían desentendidos de los problemas del mundo rural.  Los otros dos, por la relevancia que adquirieron en algunas formaciones políticas: una a favor, VOX y dos a la contra Podemos-IU y PACMA. Para quienes apostaron públicamente a favor de la Tauromaquia, los resultados le han venido de cara; para los otros dos, a la baja. 

 

En un muestreo que no pretende ser exhaustivo, nuestra Redacción ha cotejado los resultados en 2018 con respecto a 2015 en 9 localidades, todas ellas con una destacada presencia de la ganadería de lidia. En todas ellas el efecto de lo taurino y de la caza parece evidente en quienes renegaban de ellas; para quien apostó a favor. Ocurrió exactamente lo contrario.

 

A la hora de seleccionar las localidades de la muestra se han tenido en cuenta dos elementos: que tuvieran una presencia apreciable de dehesas de bravo y que su trayectoria electoral estuviera marcada por el predominio de las formaciones de izquierda, con posiciones muy destacadas del PSOE.

 

En esas nueve circunscripciones –3 de Sevilla, 3 de Cádiz y 1 de Córdoba, Huelva y Jaén–, en las que pastan en torno a una veintena de ganaderías de bravo, han sido los siguientes:

 

 

 


Como se comprueba en las anteriores tablas, en todas las circunscripciones, el crecimiento del voto a favor de VOX –dentro de su propia dimensión– resulta espectacular y casi siempre con crecimientos superiores a su propia media. Y aunque en el caso de la unión de Podemos e IU intervienen otros elementos, en el caso de PACMA el pensamiento antitaurina  le aporta muy poco, con un incremento prácticamente inapreciable

 

La reacción tardía de los grandes  

 

Pero que algo ha tenido que ver en los resultados estos factores, se comprueba a posteriori con las reacciones que han tenido tanto el PSOE de Andalucía como el PP. Después de su continuado silencio, a la vista de los números, ambos tuvieron que salir a la palestra para rectificar.

 

El PSOE-A manifestando aceleradamente su distancia con los posicionamientos de la ministra para la Transición ecológica; el PP presentando ahora en el Congreso una iniciativa en la vienen a decir que “latauromaquia es una actividad profesional y económica legítima, que contribuye indiscutiblemente a la subsistencia de la dehesa, de la marisma y de su biodiversidad, al mantenimiento de una raza singular como es el toro bravo, aportando de un modo significativo al producto interior bruto, al impuesto sobre el valor añadido y, sobre todo, a la creación y mantenimiento del empleo”. Y añaden: “Pero la tauromaquia es más que un conjunto de actividades económicas, medioambientales o zootécnicas. La tauromaquia se constituye como parte esencial del patrimonio histórico y cultural de los españoles’”.

 

Pero precisemos: ambas reacciones no lo fueron a la voluntad expresada en las urnas, sino a las desafortunada declaraciones de la ministra Teresa Ribera: "Estoy a favor de prohibir la caza y los toros".  S in duda la ministra Rbera reunirá sus virtudes –aunque en la España actual resulta muy barato llegar al Consejo de Ministros–, pero el reparto de las virtudes no le alcanzó nada en lo que se refiere al don de la oportunidad: llega para bajar el recibido de la luz, y ahora anda en el más caro de Europa; llega para librarnos del CO2, y provoca el pánico de la industria automovilística, que es fundamental para el empleo y el comercio exterior. Si sus declaraciones a Onda Cero hubieran sido previas al 2-D, se habría comprobado sus efectos en las urnas. 

 

No magnificar esta realidad  

 

Sin embargo que la defensa de la Tauromaquia y de la caza haya tenido réditos electorales no debiera llevar a magnificar tal realidad. Fundamentalmente porque tanto la tauromaquia como las artes cinegéticas se caracterizan por ser unas de las actividades más transversales en nuestra sociedad.

 

Sus aficionados proceden de muy distintas estratos sociales, vienen tanto del mundo rural como del urbano, no guardan relación sus capacidades económicas, ni son precisamente de “pensamiento único” en lo político. Su único denominar común es la pasión por el arte del toreo y/o por la caza; en todo lo demás su heterogeneidad es inmensa. 

 

Y por supuesto cada uno de ellos vota en razón de criterios muy diversos, tanto por la naturaleza de cada uno de los comicios –no es lo mismo unas autonómicas que unas generales, por ejemplo– como por el momento concreto que se vive en el país, que lleva afijar prioridades. Que ahora los toros y la caza se incorporen también a esas prioridades, resulta gratificante. Pero de ahí no conviene pasar. Lo que sí cabe esperar es que los políticos, que suelen ser tan volubles, hayan aprendido la lección: para los electores, el mundo rural, los toros y la caza también son elementos que tienen en cuenta a la hora de elegir su papeleta.

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Taurología

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Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

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