Los toros desde México: desmitificar las Américas

por | 4 Dic 2014 | Punto de vista

Como testimonio resulta importante; como hecho taurino, decepcionante. Las retransmisiones que Canal + Toros viene ofreciendo en la noche de los domingos de los festejos en la plaza monumental “México” dejan en evidencia la distancia abismal que se da entre uno y otro lado del Atlántico, mayor casi que la distancia puramente geográfica. Ya se sabía que el toro de las plazas americanas era otra cosa, con respecto al español. Lo que ha sorprendido es que sea tan poca cosa, incluso en la Monumental de Insurgentes.

Cada vez son más las voces, entre ellas en número creciente las mexicanas, que claman contra esta desnaturalización del toro de lidia, que hoy sale de forma habitual sin la edad mínima, sin trapío,  sin ninguno de esos elementos que le son propios. Y las consecuencias están a la vista: la Fiesta pierde todo su componente de ser un arte nacido del riesgo, para convertirse en una cierta pantomima, que al final atrae poco público a los tendidos.

La mayoría de los toros que hasta ahora hemos visto lidiar en la Monumental de México DF no hubieran pasado en España el reconocimiento más indulgente, incluso en una novillada por plazas sin mayor trascendencia. Pero se imponen como una plaga, salvo muy contadas excepciones, por todo el país hermano.

Probablemente a esta situación, que es de lamentar, se ha llegado como consecuencia de la propia organización taurina mexicana, con unos poderes dominantes sobre toda la organización y sobre los propios contenidos del espectáculo. Lo alarmante es que esas organizaciones son las mismas que han aterrizado por España con una fuerza hasta ahora desconocida. Cierto que aquí tenemos determinadas salvaguardia que imposibilita tales desmanes; pero la filosofía que manejan respecto a la Fiesta resulta preocupante.

Para sus protagonistas puede que sea una forma de hacer las cosas que le resulte rentable; entre otras cosas, porque si no habrían abandonado esa manera de entender la Tauromaquia. Pero para a la Fiesta en México le produce un daño irreparable.

Y así, por ejemplo, se han llevado por delante la importancia que hace no tantos años se concedía al triunfo de un torero en la “México”, que resultaba hasta mítico. Desde tiempo inmemorial hasta hace pocos años, aquellas confirmaciones de alternativa  constituían todo un hito, que había que reseñar de forma destacada en la biografía del torero. Ahora ya carece de todo valor objetivo. Da lo mismo que las crónicas cuenten una salida por la puerta grande a que narren una tarde anodina; ninguna de las dos tienen un valor objetivo, porque en lo que ocurre en el ruedo falta un elemento esencial: el toro.

No deja de ser curioso como prolifera cada día más esa fea costumbre de pedir el “sobrero de regalo”, que en demasiadas ocasiones es el propio torero –o sus mentores– el que lo lleva como si fuera una parte de su equipaje. Y en muchos casos, se trata del toro más hecho y que ofrece más espectáculo. Es un dato que da que pensar acerca de los criterios ganaderos.

Pero en el caso de México debe advertirse de un daño colateral, porque siempre fue un punto de referencia para la América taurina. Hoy vemos como en no pocas plazas del continente se lidian verdadera becerradas anunciadas como corridas de toros, tanto que causan verdadero bochorno. Festejos intrascendentes, que como mucho servirán para el entrenamiento invernal, pero que nada aportan al historial taurino de los espadas.

Si para colmo con la crisis económica la temporada americana tampoco resulta hoy tan rentable como ayer, el mito de va desmoronando a ojos vista. Y es lamentable que ocurra, porque una América taurina fuerte y prestigiada también resultaba un apoyo importante para lo que pudiera ocurrir al otro lado del Atlántico.

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Taurología

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Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

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