El banderillero Andrés Luque Gago, a punto de cumplir 80 años, ha escrito el libro ´Recuerdos de un torero´, editado por La Isla del Siltolá, donde recopila sus momentos de 40 años en las cuadrillas de las figuras del toreo de su época, así como su paso como novillero en busca de una alternativa que no llegó.
Se trata de un volumen de fácil lectura, en el que no pocos aficionados se llenaran de nostalgia rememorando momentos de la historia de la tauromaquia en los últimos 50 años.
La obra ´Recuerdos de un torero´ abarca la vida de Andrés Luque Gago desde 1947 a 1986. El banderillero nació en Sevilla, en la calle Feria, en 1932, y fue bautizado en la misma pila que alguno de los ´Gallos´, Juan Belmonte o Antonio Bienvenida. Sus tíos Andrés y Fernando Gago apadrinaron sus inicios y en 1947 participó en su primer tentadero, donde coincidió con ´Manolete´, que le causó "una profunda impresión". Actuó de novillero en la época de Miguel Báez ´Litri´, Julio Aparicio, Antonio Ordóñez, Jaime Ostos o César Girón, aunque no llegó a tomar la alternativa como torero y orientó su futuro como banderillero.
En este libro, un torero retirado echa la vista atrás y recuerda su larga trayectoria, sus anécdotas, sus tardes de triunfo o sus momentos trágicos.
El libro constituye un testimonio de primera mano de un mundo y de un arte, la tauromaquia, que "hoy se debate entre su pasado mítico y su incierto futuro". Las memorias abarcan la edad de platino del toreo: cuentan la historia de un muchacho que escuchaba arrobado hablar de toros al Gallo y a Belmonte, Joselito siempre al fondo, en los cafés de la Sevilla de posguerra; los tentaderos de los años cuarenta, con la presencia inmanente de Manolete; sus inicios como novillero de la mano de su tío Andrés Gago un importante apoderado, y su larga vida como banderillero junto a las primeras figuras.
Andrés Luque Gago es pura historia de la tauromaquia, pues no es frecuente el caso de que un torero de plata consigne su vida, una vida que en los ruedos ha visto a las máximas leyendas del toreo moderno; entre otros, Luis Miguel ´Dominguín´, Manolo Vázquez, Miguel Mateo ´Miguelín´, Carlos Corbacho, Pedro Martínez ´Pedrés´, ´Bienvenida´, ´Antoñete´, Antonio Ordóñez, ´Paquirri´ -"un gran amigo con el que pasé varios años"- y Rafael de Paula.
Las memorias de Andrés Luque Gago abarcan desde aquellos años que, siendo un muchacho, escuchaba arrobado hablar de toros al Gallo y a Belmonte, Joselito siempre al fondo, en los cafés de la Sevilla de posguerra, a los los tentaderos de los años cuarenta, con la presencia inmanente de Manolete, sus inicios como novillero de la mano de su tío Andrés Gago un importante apoderado, y su larga vida como banderillero junto a las figuras.
Abruma la nómina de matadores, Andrés Luque Gago es pura historia de la tauromaquia, no es frecuente el caso de que un torero de plata consigne su vida, una vida que en los ruedos ha visto a las máximas leyendas del toreo moderno. Y lo que más llama la atención es la sinceridad de este torero, que no quiso tomar la alternativa porque comprendió que no tenía cualidades para ser matador, porque quizá su tío se lo había puesto muy fácil.
Y muy en línea con las figuras de plata, Luque Gago hace hincapié en cómo su trabajo siempre estuvo orientado hacia el triunfo de su matador, para que el torero de oro brillara, estando al quite, siempre en el perfecto segundo plano. Y la gran camaradería y respeto por sus compañeros, para quienes tiene, sin excepción, siempre palabras nobles y leales.
Se completa el libro con un excelente aparato gráfico en el que descubrimos, para nuestro asombro que este gran torero de plata es el hombre que va detrás de las figuras en las gloriosas fotografías de la tauromaquia.
En unas recientes declaraciones, Luque Gago ha señalado que en su libro evoca con la "mayor nostalgia" sus inicios como "principiante y que se fijara en mí Luis Miguel ´Dominguín´", recuerdo inolvidable al que se une haber formado parte de las cuadrillas de Antonio Bienvenida y Antonio Ordóñez, "grandes personas y figuras"; acompañar a ´Paquirri´, "un gran amigo", y "para rematar" estar con Rafael de Paula.
Asimismo, se acuerda de "los 21 viajes a América con los toreros y los premios de todas partes de España", aunque de estos trofeos, Luque Gago hace especial mención a los cuatro obtenidos en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla y otros tantos de Las Ventas de Madrid.
Pero también quedan en su memoria tardes de cogidas, "como la de Valencia a mediados de los 70, donde me cogió un toro de Manolo Arranz, una de las más graves que tuve en la cuadrilla de ´Paquirri´, quien se quedó conmigo hasta que mi mujer llegó a Valencia y él se fue para torear al día siguiente en Santander".
A pesar de cortarse la coleta en 1986, Luque Gago afirma que cada vez que va a ver una corrida, se siente torero y, agrega, "veo cómo se torea y digo así me gusta, así lo haría yo". Además, hace referencia a la labor de campo, pues "siempre me he dedicado a los tentaderos en ganaderías y desde chico ya estaba acostumbrado". A ello se une también su trabajo como "apoderado de algunos toreros tras la retirada.
Confiesa que él se fijaba en varios banderilleros, entre ellos ´El Boni´ padre, "que con el capote era uno de los mejores", Montoliú, Martín Recio o Antonio Luque Gago; al tiempo que reivindica que en la actualidad "hay muy buenos banderilleros, como Curro Molina, retirado este año por lesión en la rodilla".
Sobre los toreros, detalla, "el que más me gusta es el sevillano Morante de la Puebla, que sigue la línea de Pepe Luis Vázquez, Pepín Martín Vázquez, Rafael de Paula o Curro Romero".
En cuanto a la situación por la que atraviesa a día de hoy el mundo del toro, Luque Gago puntualiza que "el momento es muy raro, porque es un fallo garrafal si quitan los toros en Barcelona, uno de los puntos más importantes en la historia taurina". Así, tiene "confianza" en que la prohibición "finalmente no llegue a suceder, aunque, va a costar trabajo contra las políticos que llaman la atención".
Ediciones de La Isla de Siltolá (Colección Levante)
Prólogo de Andrés Luque Teruel.
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