Los novilleros se acordaron de Ponce: con «Toros de la Plata», no hay manera

por | 24 Sep 2010 | Temporada 2010

Sevilla, 1ª de feria. Media plaza.  Novillos de Toros de la Plata, de muy deficiente presentación y juego. Martin Núñez (lila y oro), palmas y palmas. Esaú Fernández (azul cobalto y oro), palmas y ovación. Alberto López Simón (rosa pálido y oro), palmas y ovación.
 
Parte médico de Martín Núñez: "Herida inciso contusa en cara externa del muslo izquierdo que sólo interesa piel y celular subcutáneo. Se practica cura. Herida inciso en la palma de la mano izquierda. Varetazo corrido en la pala ilíaca izquierda sobre el puntazo". 
 
Es de suponer que en esta tarde, de cielo azul y temperatura muy agradable, los tres novilleros habrán comprendido mejor al maestro Enrique Ponce, que tantas fatiguitas pasó en la feria de abril con un sobrero de Toros de la Plata, que si no lo quitó de torero es por el mucho oficio que tiene el valenciano. Hoy fue lo mismo, sólo que la menor edad y el escaso trapío de los novillos no trasmitían el peligro de aquel sobrero. Pero en intenciones y nula clase eran primos hermanos.
 
Si todo lo que tiene en el campo Pedro Trapote es como estos ejemplos, lo va a tener claro en su vertiente de ganadero de reses de lidia. Primero porque a Sevilla no se puede venir con una novillada tan mal presentada, con ejemplares como el sobrero que salió en último lugar: mucho mayores que ese lo hemos visto lidiar en novilladas sin caballos. Una vergüenza que pasaran el reconocimiento. Pero es que luego todos los animalitos sacaron a relucir nula casta y malas intenciones; imposibles para el lucimiento más elemental. Con toda  razón la terna se fue con una profunda decepción. Vinieron a triunfar y se estrellaron contra los becerrotes de Trapote.
 
Nulas oportunidades tuvo Martín Núñez, con menos oficio que sus compañeros, pero su manifiesta voluntad de no dejarse ir la tarde de vacío sirvió de poco, salvo para recibir un fuerte palotazo con un puntazo en el cuarto.
 
Después del triunfo rotundo del domingo anterior en esta misma plaza, imposible le resultó a Esaú Fernández, el más placeado de la terna, confirmar que aquello no fue fruto de la casualidad. El novillero de Camas, que verdaderamente anda en novillero, sólo pudo dejar constancia que quiere ser torero. Como todos los que empiezan, tiene sus momentos un poco desconcertantes, pero mantiene vivo el valor y la entrega. Luego, en una ocasiones es más bullidor y en otras trata de llevar a sus enemigos con largura. Pero esta tarde no vale para evaluar su evolución. Mejor quedarse con lo ocurrido hace cinco días.
 
Sorprendió en Sevilla el madrileño Alberto López Simón, un novillero muy tierno, que quiere tener muy definido su toreo: de mucha quietud y verticalidad, pero sabiendo templar con los engaños. Mejor con la muleta que con el capote, su toreo gana enteros cuando se olvida un poco del agarrotamiento y deja que juegue su papel la cintura. Quien nada más le conozca de la tarde hoy, sólo puede intuir su toreo, como medio apuntó con el impresentable becerrito que cerró plaza. Si lo ruedan bien, puede ir a más. Sobre todo si se olvida un poco de Talavante, que tampoco es el mejor espejo que puede encontrar.
 
Otrosí:
Baja definitivamente del cartel del domingo José María Manzanares, cuya recuperación se retrasa, la Empresa se ha acordado a última hora de Oliva Soto, quien acompañará a Morante y El Juli para lidiar el encierro de Zalduendo.
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Taurología

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