El partido de los antitaurinos, que responde a las siglas de PACMA, alcanzó el 20-N más de 100.000 votos en las elecciones generales, multiplicando más que por 2 los que había obtenido en el año 2008. Este ha sido uno de los daños colaterales provocados por la debacle socialista en todas las circunscripciones españoles.
Este incremento de voto, que ha pasado de representar el 0,17% de los votos válidos al actual 0,41%, se produce en la generalidad de las comunidades autónomos, excepto en Navarra, donde no presentaron candidatura.
Pero puede ser erróneo interpretar estos resultados como una nueva marea antitaurina. En realidad, con el PACMA ha ocurrido como con otras muchas candidaturas marginales: los votantes desencantados de la izquierda que no han querido engordar la abstención, han optado por entregar su voto a este tipo de formaciones.
Por eso, en realidad habría que hablar de un préstamo transitorio que estos sectores que no han querido volver a votar al PSOE. Por ello, al volver a circunstancias normales dentro de las filas socialistas, la gran mayoría de este préstamo será devuelto, probablemente con intereses.
En este movimiento de votos de unas filas a otras, llama la atención, además del incremento experimentado en Cataluña, la trayectoria que han seguido en la Comunidad Valenciana, en Madrid, en Castilla La Mancha y en Castilla León.
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