Lo difícil que los políticos ponen el 26-J para los aficionados: no son tiempos para la poesía

por | 13 Jun 2016 | Reportajes

Nadie duda que las elecciones del 26-J encierran una gran importancia para nuestro país. En juego está la gobernabilidad en una etapa en la que atravesamos el trance de concluir el proceso de la recuperación económica y del empleo, que todo eso también afecta de lleno a la Tauromaquia. Es momento de ir a votar, porque absteniéndose siempre resultará peor que ir a las urnas. Pero qué difícil nos lo están poniendo nuestros políticos, qué complicado lo ponen a la hora de elegir la papeleta.

El mundo del toro resulta tan plural como nuestra propia sociedad. Aunque algunos desinformados insistan en situarnos en el terreno del pasado –en ese maniqueo juego de lo nuevo y lo antiguo–, para tener algún fundamento para denostar lo taurino, nunca tal afirmación resultó ser cierta, ni el presente ni en el pasado.

La dificultad que los políticos, todos, nos plantean estriba en un error de libro, pero que se ha hecho habitual: la ideologización de la cuestión taurina, cuando se trata de una materia sin color político alguno, le pese a quien le pese, o le convenga a quien le convenga.

Hay que reconocer que no se trata de ninguna novedad. Ya cuando en los años 30 se escribe la gran biografía de Juan Belmonte, la idea nace de un político en ejercicio como don Manuel Azaña, porque entendía que el relato de la vida singular del Pasmo de Triana podía servir para ofrecer un mensaje de calma a la sociedad española de la época. Lo que ocurrió entonces, y por eso la cuestión pretendida se difuminó, es que acudió a la pluma colosal de Manuel Chaves Nogales, que acabó trascendiendo por completo la idea embrionario de su amigo ministro para legarnos uno de los grandes libros de la literatura taurina de todos los tiempos.

En la actualidad, los razonamientos son de vuelo mucho más rasante, de muy corto alcance y buscando siempre hipotéticas razones circunstanciales, casi siempre en beneficio propio. Y así, por ejemplo, resulta extremadamente aleccionador releer de nuevo en estos días todos los debates parlamentarios[1] con ocasión de la Ley 18/2013, para la regulación de la Tauromaquia como patrimonio cultural. En los diversos Diarios de Sesiones, tanto del Congreso como del Senado, encontramos un amplísimo muestrario de contradicciones de quienes siempre han defendido –y en sus territorios continúan haciéndolo– la Tauromaquia, pero que al llegar al Parlamento nacional deben disimular sus criterios y convicciones por razones de conveniencia o de estrategia política y electoral[2].

Pero si se prefiere, bastaría con mirar hacia ahora mismo para comprobar como, por ejemplo, algunos grupos políticos se incorporan al campo de las contradicciones. Valedores de la Tauromaquia fueron en su día en el Parlamento de Cataluña los representantes de Ciudadanos; ahora cuando hay que votar en las instituciones locales de forma habitual se alinean con los que atacan a la Fiesta, después de haber hecho, para mayor escarnio, una breve profesión de respeto por la Tauromaquia.  Un ejemplo entre otros muchos que se pueden citar: si sus dos ediles de Santander se hubieran alineado con el Alcalde en lugar de con la oposición de la izquierda, no habría prosperado la moción para suprimir la colaboración económica municipal para el buen fin de la Feria de Santiago, que entre otras cosas genera un beneficio para la ciudad de 7 millones de euros, según un estudio elaborado por la Universidad de Cantabria. Y cuando esa ayuda, además,  en la realidad se destina muy mayoritariamente a las tareas de la protección del Patrimonio Arquitectónico de la plaza, que tiene 126 años, y para el sueldo de los funcionarios que la mantienen.

Es cierto que a lo que se nos convoca el 26 de junio es a elegir el Parlamento nacional, cuando en estos meses los mayores conflictos para la Tauromaquia vienen teniendo su origen en instituciones locales y autonómicas. Pero resulta ser igualmente cierto que quienes buscan hacer de la Tauromaquia un elemento ideologizado y controvertido, no van a mantener criterios diferentes en el Congreso y en el Senado, cuando ya sus programas electorales apuntan hacia medidas restrictivas, en la que vienen a coincidir.

Por ejemplo, PSOE y el conglomerado que forman Podemos, Izquierda Unida y sus derivaciones locales. Es el caso de lo que, en el mejor de los supuestos, vienen a denominar revisión de la nueva legislación sobre la Tauromaquia –las leyes 18/2013 y 10/2015– y el anuncio de unas medidas que denominan “proteccionistas” sobre los animales que se alinean con los grupos más radicalmente antitaurinos.

Pero cuando la Tauromaquia se convierte en materia transaccional para el acuerdo entre los grupos políticos, de estas contradicciones no se libra ni el actual partido en el Gobierno, que quienes dirigen su campaña tiene buen cuidado de no poner en valor todo lo que en defensa de los toros se hizo en la última legislatura convencional, pese a lo importante que fue. Y ahí están también ejemplos como las más que dubitativas posiciones que mantienen en las instituciones gallegas y la propia postura en el Parlamento de Madrid apoyando con su voto una propuesta presupuestaria de los demás grupos para reducir en 400.000 euros la dotación del Centro de Asuntos Taurinos, una actividad que deja, sin embargo, unos importantes beneficios limpios a las arcas autonómicas.

Frente a este panorama, elegir a quien votar se adentra en una nebulosa. Ni una línea en apoyo de la Tauromaquia se localiza en todos los programas electorales: o se omite cualquier referencia o lo que se incluye está orientado en contra de la Fiesta.  Pero si se les pregunta, es como si no pasara nada. Y es que el problema principal radica en los tibios, en todos esos que se ponen de perfil para que nada les afecte y la cuestión taurina les pase de largo. Se olvidan que a más de 25 millones de ciudadanos la Fiesta les interesa.

Se benefician de que el mundo del toro es amplísimamente plural en lo político  y en lo social, porque para los profesionales y los aficionados la Tauromaquia sólo y nada más  constituye un elemento que forma parte intrínseca del patrimonio cultural e histórico de España, no lo entienden como un elemento para crear banderías, sino como algo en lo que hay que colaborar para su preservación. Precisamente por eso mantienen siempre una posición pacífica y respetuosa con quienes piensan de otro modo, que en la mayoría de los casos lo hacen perdiendo hasta la buena educación, sin respetar a quien de otra forma.

Pero se benefician, además, de otra circunstancia: precisamente por su singularidad, el mundo del toro nunca ha sentido la necesidad de convertirse en un bloque homogéneo y a la defensiva, que tratara de convertirse en un lobby para frenar a quienes nos denigran. Incluso podríamos decir que si de algo se ha pecado es de hacer planteamientos limpios, cuando al otro lado de la calle se hace lo contrario. Pero siempre será mucho mejor que nos tilden de ingenuos que convertirnos una arma arrojadiza contra la cabeza de quien piensa diferente.

En su célebre conferencia sobre la Tauromaquia pronunciada en Nueva York, Ignacio Sánchez Mejías decía que "el mundo entero es una enorme plaza de toros donde el que no torea, embiste. Eso es todo."  Y más adelante especificaba: “el toreo no es crueldad sino un milagro. Es la representación dramática del triunfo de la Vida sobre la Muerte, y aunque algunas veces, tal como en la tragedia griega, mueran el toro, el hombre y el caballo, el contenido artístico de la lidia brilla sobre el instante y perdura por los siglos. Es el pueblo el que quiere ser torero porque quiere vivir, es el que quiere torear porque quiere hacer milagros. Son sucesos que suelen registrar los poetas[3].

Pero parecen que todos hacen oídos sordos a tan bellas palabras. Está claro que los tiempos actuales no son tiempos para la poesía.

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[1] Por si el lector quiere acceder a sus contenidos íntegros, el siguiente enlace puede encontrar la trascripción de estos debates:
https://taurologia.com/articulo.asp?idarticulo=2803&cod_aut=a12dcw21ag6ffd

[2] Entre otros asuntos, resulta hoy muy aleccionador volver a leer, dentro de las contradicciones que se dan en el PSOE, como el diputado Torres Mora dijo en el Congreso lo opuesto a lo que Pérez Rubalcaba escribió y firmó en el BOE sobe la Tauromaquia.
https://taurologia.com/diputado-torres-mora-dijo-congreso-opuesto–2694.htm

Pero no menos aleccionador resulta leer hoy la intervención de José A. Soriano, uno de los socialistas andaluces que más ha trabajado por la Tauromaquia, cuando compareció en los paneles de expertos, que precedieron a los debates parlamentarios en el Congreso. El lector interesado puede encontrar su intervención a partir de la página 40 del Documento incluido en la siguiente dirección electrónica:
https://taurologia.com/articulo.asp?idarticulo=2548&cod_aut=a12dcw21ag6ffd

[3] Ignacio Sánchez Mejías, “La Tauromaquia”, en:
https://taurologia.com/ignacio-sanchez-mejias-tauromaquia–1193.htm

 

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Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

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