MADRID. Vigésimo octava del abono de San Isidro. Lleno de “No hay billetes”. Toros de Fermín Bohórquez, bien presentada, pareja, pero de poco juego. Hermoso de Mendoza, silencio y ovación. Leonardo Hernández, una oreja y una oreja. Lea Vicens, que confirmó su alternativa, petición de oreja vuelta al ruedo y una oreja con fuerte petición de la segunda. Leonardo salió a hombros por la Puerta Grande.
En una barrera del tendido 8 presenció la corrida la Infanta doña Elena y su hija Victoria, a la que brindaron Leonardo Hernández y Lea Vicens.
La sorpresa principal saltó en este sábado en los chiqueros: la corrida de Fermín Bohórquez, que tantas tardes de éxito ha brindado al toreo a caballo, entre su mansedumbre y su pronto aplomarse dificultó notoriamente la lidia; el sexto, manso de libro. La excepción la protagonizó el 1º, que tuvo buen tranco y se desplazaba con celo.
Pero en paralelo con la dificultad se incrementó el mérito de los toreros a caballo. Y así, sorprendió, y favorablemente, la actuación de la confirmante Lea Vicens. Al buen toro de la ceremonia ya lo había lidiado con unidad y de forma muy ligada, aunque no siempre la reunión se culminara con acierto. Pero se creció ante las dificultades que presentó el que cerraba plaza: un toro manso que se desentendía de los caballos, aunque tuviera nobleza, como se comprobaba cada vez que los auxiliadores lo sacaron de su querencia. El tercio de banderillas, especialmente montando tanto a “Bético” como a “Despacio”,” tuvo mucha vibración, tomando siempre muy en corto al toro, para ir de frente. Volvió a estar eficaz con el rejón de muerte. Con lo visto en Madrid, no es por casualidad que la rejoneadora francesa haya comenzando a entrar en los carteles feriados.
Por lo demás, se va de San Isidro Leonardo Hernández con dos nuevas salidas por la Puerta Grande. Ya con su primero, muy aplomado, tiró de buen oficio y a base de mucha exposición logró momentos brillantes; tanto con “Xarope” como montando a “Despacio” condujo entre aplausos el tercio de banderillas. Frente al 5º, de mejor condición, rayó a una excelente altura, con una faena muy reunida, sin tirones ni carreas, sino llevando a su enemigo toreado con la grupa. Si con este toro no falla con el rejón de muerte, habría estado a la altura de su anterior paso por Las Ventas.
Aunque el triunfo, si se mide por trofeos –una medida no siempre fiel–, no le acompañara, Pablo Hermoso de Mendoza volvió a dejar claro porque anda en cabeza del escalafón. Salvo sus reiterados fallos con los aceros de muerte, a los que le correspondieron los lidió con cabeza y con mucho sentido para dar respuesta a las dificultades de sus enemigos. Puede parecer una redundancia, pero conviene reiterar que los lidió con sentido torero. A recordar entre otros pasajes, la forma con la que se metió en los terrenos del toro con “Beluga”.
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