Legítimo triunfo de Joselito Adame en el tiempo de descuento

por | 27 May 2017 | Temporada 2017

MADRID. Decimosexta del abono de San Isidro. Tres cuartos de entrada: 17.277 espectadores (72,6% del aforo). Toros de El Torero (Lola Domecq Sainz de Rozas), mal presentados y muy deslucidos. Joselito Adame (de azul cobalto y oro), silencio, silencio y una oreja. Francisco José Espada (de amapola y oro), que confirmó su alternativa, ovación mientras era trasladado a la Enfermería. Ginés Marín (de verde botella y oro), silencio y silencio.

Parte facultativo:  Al entrar a matar al toro de su confirmación, Francisco José Espada resultó cogido de forma espectacular. En la Enfermería se ha facilitado el siguiente parte facultativo: “Traumatismo craneoencefálico con pérdida de conciencia de cinco minutos de duración. Traumatismo facial pendiente de estudio radiológico. Se traslada al Hospital San Francisco de Asís con cargo a la Fraternidad. Pronóstico reservado, que le impide continuar la lidia. Firmado: Dr. García Padrós”.

INCIDENCIAS: Tras romper el paseíllo, la afición tributó una fuerte ovación a Ginés Marín, que tuvo que saludar desde el tercio.

Confirmación de alternativa de Francisco J. Espada

La tarde se despeñaba como desde una cumbre de primera. Tanto que hasta hacía sufrir al cronista cuando pensaba: ¿Y hoy de que se puede escribir?. No era chico el problema. De hecho venía a la memoria una vieja crónica, que hizo historia en el periodismo de comienzos del siglo XX. Con manifiesto desacierto una pianista ofrecía un concierto. El crítico musical escribió la crónica más breve y más rotunda que se ha leído. Decía escuetamente: “Ayer la pianista Zutanita de Cual ofreció un concierto en la Sala Sinfónica. ¿Por qué?”. Y debajo, su firma. No necesitó de más para definir el desastre.

Pues algo parecido podría haberse aplicado a la corrida de Toros de El Torero, de las 17 que van en el ciclo la peor de todas con mucha diferencia, por presentación y por juego. “Ayer se lidiaron en el ruedo de Las Ventas seis ejemplares de Toros de El Torero”. ¿Por qué?”, habría escrito escuetamente aquel cronista que pasó a la historia. Sin embargo, la Tauromaquia tiene la peculiaridad, grandiosa peculiaridad, de que nada puede darse por decidido hasta que las mulillas se llevan al desolladero al último de la tarde. De hecho, si el ya citado cronista no hubiera esperado hasta ese tiempo de descuento para irse a casa, se habría perdido lo mejor, lo más épico, la auténtica noticia del día,  lo que nadie podía presagiar.

El protagonista fue Joselito Adame, que forma con el novillero Leo Valadez la exigua e incomprensible representación de la Tauromaquia mexicana en este ciclo. Un tal “Hurtador”, cinqueño, dentro de sus limitaciones, resultó ser el único de los ejemplares que viajaron desde la gaditana dehesa “Las Salinas de Hortales” que permitía dejar apuntes de toreo. El mayor de los Adame tuvo que cumplir su tercer turno, una vez hospitalizado quien estaba previsto que lo lidiara. Y desde el primer momento mostró una notoria disposición. De hecho, su firma llevan los pocos momentos con fundamento que se vieron en toda la tarde, tratando de enhebrar los muletazos con despaciosidad. Y pese la discontinuidad que imponía el toro, la afición se lo iba reconociendo.

Un airoso natural de Joselito Adame

Después de tragar una y otra vez, cerró la faena con unas bernardinas muy ajustadas y se perfiló para matar. En el ultimo minuto tiró la muleta y realizó la suerte a cuerpo limpio. Y no sólo eso, sino que además no buscó el encunarse entre los pitones, como habitualmente se hace cuando se elige esa forma de matar; marcó los tiempos para pasar el fielato como mandan los cánones y dejó la espada entera en toda la yema. Al rodar su enemigo como una pelota, se llevó por delante al torero, que quedó debajo del animal. De infarto. La reacción del respetable no se hizo esperar y el Presidente –tan puntilloso en eso del conteo de pañuelos– le concedió la oreja pedida con gran fuerza. Lo dicho, el toreo es así: en 10 minutos cambian las cosas de forma radical.

Con lo cual, nos olvidamos del traído y llevado cronista musical para escribir que, además de muy hombre, Joselito Adame ha dado en Madrid una imagen mucho más reposada y auténtica. Lo hizo con los que difícilmente tenían un muletazo y lo hizo con ese “Hurtador” un poquito más bonancible. A algunos nos recordaba a aquel Adame que causó tanta sorpresa en Sevilla cuando se presentó en España hace unos años. Más cuajado, más serenadas sus formas, más torero, más en plan de primera figura de su país, en suma.

Dando por sabido que la corrida de Toros de El Torero resultó infumable se mire bajo el prisma que se mire, hay que dejar anotada la voluntad y empeño que puso, con aciertos varios, el confirmante Francisco José Espada antes de la paliza que le propinó un cinqueño que atendía por “Jilguero”, pero que no dio ni una nota en su sitio.

La decepción para los mas de 17.000 espectadores que se dieron cita en el cemento venteño fue la imposibilidad absoluta de que Ginés Marín repitiera, o al menos se aproximara, a la colosal actuación del pasado jueves. Su lote no resulta peor ni hecho de encargo: uno porque no se tenía de pie, por la permisividad del Palco que no lo devolvió, y el otro por sus aviesas intenciones, según los toreros por problemas de visión.

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Taurología

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Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

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