La Comunidad de Madrid ya ha dado los primeros pasos firmes: aprobar le inversión de 15,1 millones de euros para rehabilitar y ajustar a las normas de seguridad la plaza de Las Ventas y adjudicar a la empresa pública Obras de Madrid el proyecto de las obras a realizar.
Como una vez elaborado el proyecto, el mismo debe pasar por el visto bueno de la Dirección General de Patrimonio y debe convocarse un concurso publico para la adjudicación de las obras, quiere ello que decir que, para no interferirse en la temporada taurina, la rehabilitación no podrá comenzar hasta concluida la feria de otoño de 2018, esto es: como poco dentro de un año.
Si todos los plazos se cumplen, que en una obra tan compleja es problemático, tendremos remozada a la plaza de Las ventas para el San Isidro 2019, más o menos cuando deben celebrarse las nuevas elecciones autonómicas en la Comunidad.
Las líneas maestras del proyecto siguiendo siendo las que se anunciaron en su día, después del “susto” de la suspensión: modificar el graderío entero para que los asientos sean más anchos y profundos y mejorar la accesibilidad y los sistemas de evacuación. Naturalmente no se toca nada de la fachada y, de acuerdo con los informes que se disponen, no se precisa intervenir en la estructura del inmueble.
A lo mejor antes de la cuenta, la Comunidad no contempla que en los nuevos graderíos se instalen asientos como en otras plazas y grandes recintos. Da la impresión que “vestir de azul” los tendidos rompe con la imagen histórica de la plaza. Pero es que añadir asientos más cómodos puede llevarse a cabo de forma alternativa a las butacas de plástico. Aunque el caso tiene sus diferencias, ahí esta la última remodelación que se hizo en la plaza de Valencia.
Por lo demás, como estaba previsto el aforo actual perderá entre 2.000 y 2.500 localidades, con lo que supondrá de revisión de la localización de todos los abonos. Tampoco se trata de un empeño complejísimo: ni en Valencia ni en Bilbao, por citar dos ejemplos, resultó una actuación tan complicada, ni generó conflictos mayores.
Pero esta modificación inevitable sobre la diferencia económica entre el actual aforo y el nuevo a partir de 2019. ¿Cómo se reajustan los números cuando cambia un regla fundamental del juego? Ahí tendrán que sentarse la Comunidad de Madrid y la Empresa.
Pero en todo esto subyace una cuestión de fondo, que de modo necesario deberá abordarse. Y de forma pública. Entre las condiciones actuales del inmueble –que no permiten el multisuso generalizado del inmueble– y las limitaciones nacida de la remodelación, los términos del contrato con el actual adjudicatario se verán –se han visto ya en 2017– modificadas. Cuando el binomio Casas-Nautalia apostó por la banda más alta en su oferta de adjudicación, tales condicionantes no se daban y, por tanto, contaba con unos determinados ingresos extrataurinos, que ya han desaparecido.
Expertos jurídicos tienen ambas partes, pero habrá que afrontar cómo se modifica sin infringir las leyes el concurso público de adjudicación, en el que hubo una plica perdedora, a la que le asiste la posibilidad de sentir se parte en todo ese proceso.
Y metidos en harina no estaría de más definir con claridad los límite de cuanto es exigible a la empresa adjudicataria. Los números confirman que Simón Casas cumplió en toda su extensión los compromisos taurinos exigidos por concurso; lo que no cumplió fueron todos esos añadidos que nacieron de sus compromisos verbales posteriores. Moralmente parece que venía obligado a cumplirlos, jurídicamente difícilmente pueden ser exigibles.
En cambio, más cuestionable es el tema extrataurino. Basta repasar las iniciales ruedas de prensa para comprobar que Simón Casas y su socio daban por hecho que se les estaba adjudicando un inmueble con la opción al multiuso. Luego resultó que no era así, porque no se había tenido en cuenta que, de forma sobrevenida, el Ayuntamiento modificó la normativa en virtud de la cual se autorizan o no esos otros usos. Tratar de evaluar el impacto económico de esta realidad resulta de lo más complejo, si es que en realidad se puede rebobinar tal cuestión.
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