Por lo demás la tarde fue fría, igual que en un momento caía agua a manta al siguiente salía el sol, cambiante. Como el público, que tan pronto pedía la oreja, como protestaba la vuelta al ruedo, como abucheaba al presidente por no conceder la oreja. No el mismo, claro, cada cual a lo suyo.
En el ruedo una mala corrida de El Parralejo, que decepcionó. Una pena que el tercero no se aguantara, porque embistió con una clase tremenda. Alvaro Lorenzo anduvo cerca de tocar pelo con el novillo que más se movió y Varea dejó lo mejor de la tarde con el capote y buenos naturales sueltos. Pasó sin pena ni gloria Ginés Marín. Tarde, eso sí, de buenos subalternos. Fenomenal Javier Ambel en la lidia y Raúl Martí e Iván García con los palos.
Una de las grandes ovaciones fue para Florito, por hacer su trabajo. Lo hace de manera extraordinaria y nos evita tiempos muertos exasperantes en tardes como la de hoy. Pero de ahí a esas clamorosas ovaciones, sugestionadas desde hace años por la televisión hay varios pasos. Siguiendo ese criterio, ayer y hoy deberían haber recibido dos ovaciones atronadoras los que han conseguido que después de dos días sin lona, se puedan dar los dos festejos.
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