La gerente de la plaza de toros de Vista Alegre, Nerea Heppe, ha confirmado al diario “El Correo” que durante las pasadas Corridas Generales el aforo medio cubierto cada día se situó en el 53% de un total posible de 14.725 localidades, que es el total de localidades disponibles en Vista Alegre. En números redondos, media plaza. Aunque es una cifra que convendría matizar, este es el dato relevante, el que debe hacer pensar.
Resulta positivo, sin duda, que de acuerdo con los datos de la gerencia la venta de localidades se haya incrementado en un 16% con respecto al año anterior, con una venta total durante los ocho días de 70.995 entradas. Pero tanto en lo que se refiere a este incremento como al anterior 53%, convendría realizar alguna observación. Por ejemplo, aclarando si en ese 53% están o no incluidos los abonos de galería que se regalaban a todos los abonados, que esos no pueden contabilizarse a efectos de ingresos totales.
A ese porcentaje se llegó, como reconocen los organizadores, por las buenas entradas de los festejos del miércoles y jueves. Pero no deja de ser un dato interesante saber que las figuras se quedaron cada día a más de 1.000 localidades del “No hay billetes”.
Para los responsables de Bilbao se trata de unos datos esperanzadores, en la medida que modifican la trayectoria regresiva del año anterior. Resultando relativo, desde luego es un dato mucho más sólido que el acudir como balance a enumerar el alto numero de trofeos que se concedieron, entre otras cosas porque en ésta otra estadísticas se mezclan trofeos de muy distinto peso específico.
Y desde luego, se equivocarían si lo ocurrido con la corrida de Antonio Bañuelos lo consideraran un simple “borrón”, porque no lo fue; lo ocurrido ha sido el fruto de un fallo estructural grave en el trabajo de los gestores, que lo que abre son muchas dudas acerca de la idoneidad de la fórmula que emplean, o de quienes la desarrollan.
Pueden ponerse todas las excusas que se crean necesarias, pero un abono como el de Bilbao difícilmente se va a sostener en el tiempo a base de medias entradas. Merece por su calidad y necesita por su economía de una mayor aceptación por parte del público. Que eso ocurra en una ciudad en la que las actividades taurinas se viven intensamente, al menos durante estos días, lleva a pensar que la inercia de tantos actos paralelos como se organizan –y todos con éxito–, luego no se acierta a rentabilizarlos en la taquilla.
Y en eso de las excusas, la prudencia es buena compañía. En la temporada de 2014 los responsables de Vista Alegre achacaban las malas entradas a lo adelantado que venia en el calendario la Semana Grande, y confiaban en una recuperación importante porque en 2015 se iba a celebrar en fechas más propicias. Luego resulta que un calendario futbolístico da al traste con esas perspectivas, porque no se tuvo cintura para llevar a cabo lo que ahora anuncian para el año próximo: negociar con el Athletic unos horarios no coincidentes.
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