La verdadera dimensión de la crisis

por | 7 May 2012 | Punto de vista

Meses antes de que lo dijera algún empresario, desde estas mismas paginas se sostenía la tesis de que el negocio taurino debiera cambiar su actual formulación y sus vigentes reglas, que ha quedado manifiestamente obsoleta. Y no era un problema de adivinización ni de una particular perspicacia para hacer previsiones de futuro: era, simplemente, la constatación de una realidad, que un mundo tan poco evolucionado como el taurino se resiste a considerar, porque todo cambio da vértigo.

Aunque no hubiera crisis, que la hay y es muy grave, constituye un verdadero sin sentido que el negocio taurino siga desarrollándose en el fondo con los mismos criterios que utilizaban empresarios como Mosquera y Ucelayeta hace un siglo. Desde las normas mercantiles a las fiscales, desde la gestión comercial a las cuestiones de la imagen pública, la realidad actual nada tiene que ver no ya con lo que era usual hace cien años, sino con lo que ocurría en la década de los años 80, que es como decir antes de ayer. Pero es que, además, el mundo del toreo es hoy otra cosa radicalmente distinta, se mire bajo el prisma que se mire: desde los gustos y las motivaciones que mueven al aficionado a pasar por la taquilla hasta los intereses del último hombre que se viste de torero. Por eso, cambiar no es una mera cuestión de modernización: es una necesidad vital.

Que en Sevilla no se hayan renovado más del 17 por ciento de los abonos y que en Madrid ese mismo concepto se sitúe por encima del 10%, es más que una señal de alarma, una luz roja que se ha encendido  para avisar que algo pasa. Compramos muchas papeletas para equivocarnos si todo eso se interpreta como algo propio de una situación coyuntural, fruto de la depresión del consumo y la reducción del poder adquisitivo de la ciudadanía, y que por tanto cuando pase esta etapa de “apretarse el cinturón” todo volverá a su ser natural. Nos guste o no, el cambio producido es mucho más profundo y como tal debiera ser abordado.

Hace ya una década un grupo de periodistas taurinos elaboraron una propuesta titulada "Modelo y Estructura de la Fiesta", que cayó en el vacío y que hoy da la impresión que ni sus propios autores tiene ningún interés enque se recuerde. Con todas las matizaciones que se quieran, cuando se lee con la óptica actual [el lector la puede consultar en nuestra sección de “Informes”], allí se localizan muchas ideas que tienen cada vez más actualidad. Exigirán actualizaciones específicas o nuevas formulaciones para su desarrollo, pero las ideas básica para la modernización están ahí.

Y es que, entre otros aspectos, ya intuía ese documento cómo iban modificándose aceleradamente los hábitos y los gustos sociales con respecto a la Fiesta. Traigamos este asunto al mundo de ahora mismo, pensemos en los quebraderos de cabeza que organizan en estos días la acción sostenida de los antitaurinos en las redes sociales. Con ser muy importante, esos movimientos de opinión no sólo se consolidan en movimientos como el que triunfó en Cataluña, o en Quito, o Colombia –donde la respuesta de su Corte suprema fue más que dudosa–, sino que tiene un impacto a lo mejor menos espectacular pero igualmente dañino. Y así nos podríamos referir a titulo de ejemplo al alejamiento de la juventud del hecho taurino, a la consideración de la Fiesta como un espectáculo contraindicado para la acción publicitaria –no son pocas las firmas que huyen de que su marca aparezca junto a un elemento que represente a la Fiesta–, o a la pérdida de peso de las entradas de toros como elemento para las relaciones sociales. Detrás de todo eso se esconde mucho más que “el chocolate del loro”, se esconde un cambio social muy trascendente.

Pero otro tanto se puede plantear en torno a la economía de la Fiesta. Que hoy no cuadren los números taurinos en la mayoría de los sitios no es la consecuencia de la crisis. Ya desde hace unos años, antes de la crisis, los números resultaban difíciles de cuadrar, por la simple razón que las leyes de la economía real han cambiado de forma sustancial. No hay sector, salvo el taurino, que no se haya replanteado sus ratios de gestión, desde los de personal, a las materias primas, a la gestión comercial, o a la propia rentabilidad. Mientras tanto, en la Fiesta seguimos aferrados al “apretón de manos” como panacea de todos los acuerdos. Ha bastado que 10 toreros hayan planteado un tema tan evidente como sus derechos de imagen para poner todos patas arriba. Creer que esa ha sido una reivindicación extemporánea, es tanto como equivocarse; en realidad no ha sido más que la puesta en escena de la incapacidad del negocio taurino para actualizar sus cánones de operación. Cuando una cosa tan simple como la planteada por el G-10 provoca efectos colaterales tan profundos, el problema no radica en la reivindicación, sino en las debilidades del sector para operar en el siglo XXI.

Una demostración de esta preocupante realidad encontramos, sin ir más lejos, en el muy limitado uso que el mundo taurino da a estudios socioeconómicos como los realizados, por ejemplo, por los profesores Medina y Royuela. Nos sirven,  e incluso los celebramos, pero para qué engañarnos: a nadie se le ocurre utilizarlos para replantearse las bases económicas del entrado empresarial y de negocio; no, los utilizamos como una solvente “arma arrojadiza” para defendernos de los ataques de quienes ponen en cuestión la Fiesta. Y en efecto, son aportaciones muy valiosas para limitar los efectos de las sinrazones que en la mayoría de los casos se nos lanzan. Como mucho, han servido para evaluar el orden de cantidad que deben alcanzar las indemnizaciones en caso de lo que en realidad es una verdadera “expropiación” del negocio taurino, cono ocurrió en Cataluña. Pero esas utilidades no dejan de ser una utilización colateral; para lo que de verdad debieran servir es para entrar a fondo en las realidades que hay que cambiar para que cuanto tiene que ver con el toreo sea una actividad económica social  regida por los criterios de este siglo. Pero eso, ni tocar, aquí nos empeñamos que con el “apretón de manos” es suficiente. Y así van las cosas.

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Taurología

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Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

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