La tiranía de los vendavales se llevó la tarde por delante

por | 15 May 2015 | Temporada 2015

MADRID. Octava de la feria de San Isidro. Lleno de “No hay billetes”, en tarde con verdaderos vendavales, que imposibilitaban el toreo. Toros de Parladé, con excelente presentación y trapío, de juego interesante aunque con desiguales bondades. Miguel Abellán (de blanco y plata), una oreja tras aviso y  palmas. Miguel Ángel Perera (de grana y oro), palmas tras aviso y silencio tras aviso.  Iván Fandiño (de fucsia y oro), silencio y ovación tras dos avisos.

En el contrato que firmaron, la terna se comprometía a lidiar y dar muerte a espadas a seis toros de Parladé pero nada se decía acerca de que tuvieran que hacer frente a otros elementos adversos. Por eso los tres toreros que hicieron el paseíllo en la fiesta del Santo Patrón están plenamente legitimados para hacer suya la frase célebre de Felipe II, cuando en los finales del siglo XVI cayó nuestra Armada Invencible: “Yo no mandé a mis barcos a luchar contra los elementos”.

Excelente muletazo de Abellán (A. Marco/Las Ventas)

Ellos no venían al ruedo de Las Ventas a pelearse con el vendaval, que en esta ocasión sopló con fuerza inusitada e insistente. Cuando los capotes vuelan por sí solos como si tuvieran alas propias, cuando los toreros se ven forzados a elegir terrenos inadecuados para guarecerse, cuando resulta hasta una temeridad ponerse a las distancias que los toros reclamaban…. Cuando todo eso ocurre, torear tal como mandan las leyes eternas de la Tauromaquia resulta, sencillamente, un imposible metafísico.  Un verdadero icono de lo que fue la tarde se vivió, sin ir más lejos, en el momento en el que Iván Fandiño trataba de hacerle un quite al quinto de la tarde: inútil todo intento por domeñar las telas, que parecían tener vida independiente, animada por los vientos.

En esas circunstancias tan adversas, que era molesta, y mucho, hasta para quien se sentaba en el tendido, verse las caras con la cuajada corrida que trajo a Madrid Juan Pedro Domecq, abanderada con el hierro de Parladé, la cosa tiene un sobreplus de mérito.

Seis cinqueños de excelente lámina, con sus cabezas ofensivas, con su punto de poder y de casta, que hacen presagiar que la nueva fórmula genética que sigue el actual Juan Pedro puede acabar creándole problemas con los que mandan en esto, tan poco amigos como son de los toros encastados y briosos. Ya le ha pasado a Ricardo Gallardo con sus Fuente Ymbro. Sin embargo, ese toro que puede dar algún dolor de cabeza al que se pone delante, es el que más parecido guarda con el toro íntegro que la Fiesta exige como condición necesaria para ponerse en valor.

Sin duda en una tarde exenta de vendavales las cosas podrían haber sido muy diferentes. Y es que hubo cuatro ejemplares para hacerles el toreo profundo. Con sus peplas y sus matices, que los tuvieron, pero como para haber triunfado. Así, por ejemplo, primero, segundo, cuarto y sexto sacaron nobleza ante los engaños, pero para desarrollarla ponían condiciones incumplibles hoy, como dejarlos ver en los terrenos de las afuera, darles la distancia exacta en los cites…  Todo eso que los malos vientos tiraron por la borda.

Con firmeza y decisión volvía a Las Ventas Miguel Abellán. Y como tarjeta de visita ahí quedaron sus dos paseos hasta la puerta de chiqueros. Lucida su actuación ante el que abrió plaza, especialmente mientras al “parladé” le quedó nobleza en sus adentros. Supo correr la mano el torero de Madrid templadamente y con largura, como luego se mostró decidido con la espada. Frente al cuarto, buena parte de cuya lidia discurrió en medio de las protestas excesivas del 7, no consiguió mantener el ritmo de su buen inicio de faena sobre la mano derecha.

Miguel A. Perera tuvo el peor lote (A. Marco/Las Ventas)

Agobios, está claro, no pasó  Miguel Ángel Perera para lidiar sus dos toros, con mejores condiciones su primero, pero ambos con poca capacidad de sintonía con los tendidos.  Faenas con su habitual buena técnica, pero de demasiado metraje para lo que resultaba necesario y oportuno. Sobre todo cuando el lucimiento no resultaba asequible.

Por la mañana de este 15 de mayo, Iván Fandiño había escrito su propio psicoanálisis en las páginas de ABC, en un articulo lleno de sinceridad y de lectura muy recomendable. Por la tarde se comprobó que el torero decía la verdad de sus propósitos. Y si no se enreda con los aceros, hasta le podría haber cortado una oreja al toro que cerraba plaza. Siempre muy firme, muy en línea con su afán de recuperar, y precisamente en Madrid, el terreno que perdió con su fallida encerrona. El empeño quedó de manifiesto; las circunstancias luego matizaron mucho el resultado, que en cualquier caso resultó muy digno. Y, al menos, volvió a conectar con su público de Las Ventas, como si de dijeran mutuamente: “Lo pasado, pasado está”.

Otrosí:

24 horas después la afición seguía muy sensibilizado con la tremenda cornada que el jueves sufriera Jiménez Fortes, que afortunadamente evoluciona bien y ya ha salido de la UVI. La gran ovación que el público tributó al Dr. García Padrós y a su equipo no pudo ser mas significativa, como bonito fue el detalle de Miguel Abellán de brindarles la muerte del primero de la tarde.

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Taurología

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Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

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