Todo lleva a pensar que 2013 va a ser una temporada diferente. Comenzamos el invierno con la decisión de El Juli de no prodigarse más allá de 25 o 30 tardes y seguimos con eso que los taurinos llaman gestos: las encerronas de Talavante y Manzanares o la petición de los “miuras” para El Juli, junto a otras de orden menor.
Ahora saltan otras dos novedades. Manzanares también se apunta a no pasar de las 30 tardes en toda la temporada, de las cuales seis ya consume entre Madrid y Sevilla, por lo que quedan tan sólo 24 para el resto de la campaña, en lo que el alicantino define como “las plazas importantes de España y Francia y en los cosos de segunda categoría más destacados", que al final son más de 24.
Y José Tomás preanuncia que va dejar a Salvador Boix como apoderado, no se sabe muy bien si porque va a estar en paro voluntario o porque quiere cambiar de aires, algo que sería bastante extraño: el de Galapagar siempre ha tenido el control absoluto de sus pasos taurinos fuera quien fuera su apoderado.
Para completar el cuadro, también llama la atención que, a falta de Sevilla, el canal de pago ofrezca como novedad la retrasmisión íntegra la feria de Valdemorillo, que curiosamente también la dará en directo Castila la Mancha TV. Y el dato no es precisamente ni marginal ni anecdótico, sino que encierra bastante contenido de fondo.
Dejando al margen el fallido intento de cubrir Las Ventas, que más que taurino ese es un asunto a caballo entre la ingeniería y la seguridad pública, parece evidente que la temporada de 2013 será otra cosa.
¿Fruto de la crisis económica? Pues es bastante probable. Con la que está cayendo sobre los bolsillos del aficionado y tal cómo han ido las cuentas empresariales el pasado año, nadie puede extrañarse que las actividades taurinas se vean seriamente afectadas. Y frente a esa realidad todo el mundo quiere reposicionarse y, al menos, salvar los muebles.
Tiene toda lógica que así ocurra. Cuando se ha pasado página de eso de las 70 tardes a plaza llena, cuando abonos muy tradicionales resulta que hacen agua, cuando de una tacada Sevilla suprime cinco festejos en su feria, cuando las cuadrillas piden incrementos económicos que doblan el IPC, cuando hay empresarios fuertes que renuncian a la gestión de plazas que tenían adjudicadas… Cuando todo eso ocurre sería ilusorio pensar que todo iba seguir la rutina de siempre. Pero movimientos como éstos necesariamente traen consecuencias, las primeras y más preocupantes para el campo bravo, que va a pagar muy caro –demasiado, para la importancia que debe darse al toro de lidia– el actual exceso de oferta en relación con su mercado posible.
Pero si nos ceñimos a quienes visten de luces, hay que reconocer que el primero que vio la que se venía encima fue Talavante, anunciándose en solitario con la corrida de Victorino en Madrid, un ejemplo que luego siguió Manzanares en Sevilla, incluyendo también un “victorino” en su sexteto de toros, y El Juli entrando en la miurada de la Maestranza.
Sin quitarle méritos, alguna duda levanta la decisión de El Cid de pedir también los albaserradas en Sevilla antes de que se lo ofrecieran. Otro tanto ocurre con idéntica petición por parte de Daniel Luque. Desde luego, quedándose sentados en casa no iban a tener tan fácilmente dos tardes, cuando la feria pierde nada menos que 15 puestos.
A su aire, bastante mexicano por cierto, va Morante. Pero el de la Puebla es otra cosa. No anda en la pelea de los grandes, sino que le gusta ser el contrapunto de arte, que no es pequeño papel, pero que no exige de grandes gestos de antemano, aunque alguno ha sugerido, como ese de torear mano a mano con Manzanares y en Sevilla, un intento que resultó fallido.
Pero el problema gordo va a quedar para el segundo nivel. Si en las ferias están fijos de antemano los que se amparan en Casas grandes –caso de Castella, El Fandi, etc.– y se les da su sitio a quienes se lo han ganado a pulso, los Juan José Padilla, Iván Fandiño, David Mora, Javier Castaño, etc., ¿qué hueco va a quedar con los que tratan de romper? ¿Por donde van a meter la cabeza quienes pueden ser gente pero necesitan un sitio?. Y pienso en nombres como los de Antonio Nazaré, Sergio Aguilar o los nuevos valores mexicanos, por citar algunos ejemplos.
Siempre les quedarán las plazas toristas de Francia, pero nuestros vecinos son muy fieles a quienes, curtidos en las tardes duras, como Fernando Robleño o Alberto Aguilar, han tenido triunfos importantes y no venden fácilmente sus sitios.
Sería ilusorio pensar, tal como anda el patio taurino, que ese retraimiento de las figuras a la hora de prodigarse en los ruedos, vaya a ser ocasión de nuevas oportunidades para quienes abrirse camino. En todo caso, será la salida natural para recortar las ferias y poderlas asegurar con taquillas seguras y suficientes.
Y es que, al margen de por los números empresariales, si por algo se va a caracterizar la temporada de 2013 todo induce a pensar que será por una drástica reducción de oportunidades para quienes no se encuentran en los primeros puestos de la profesión.
El senequista diría como consuelo que “eso es lo que hay”. Y sin duda, razón no le faltaría. Sin embargo, como en el toreo nada esta preestablecido, a base de Puertas del Príncipe y de Puertas de la calle de Alcalá se puede resolver la papeleta. Ni es la primera vez que ocurre, ni será la última. Pero qué caras van a estar en este año esas dos Puertas.
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