Ayer dos rebrincados, peligrosos e inciertos, cada uno de una ganadería, Cuvillo para Talavante, Mayalde para Roca Rey. Qué casualidad, por cierto, que siempre se aprueben cuatro de la ganadería titular; algún departamento de Estadística debería hacer un buen estudio.
Talavante es el torero de los de arriba, José Tomás aparte, que está en mejor momento, y además en Madrid se crece. Su fuerte apuesta de cerrar todo su San Isidro en seis días, a poco que mantenga el nivel de ayer, le puede salir muy bien. Torear al jabonero como si fuera bueno de mitad de faena en adelante tiene mérito de verdad.
Y Roca Rey es un huracán que se va a llevar, se está llevando muchas cosas por delante. El día de su confirmación, con dos de los que mandan al lado, después de no mostrar su mejor versión en el primero, sin estar mal, y con parte del público tratándole como si ya fuera figura. Salió el sexto y partió la plaza en dos, con valor sobre todo, y toreo. Llega a los tendidos con una facilidad pasmosa y tiene una ambición tremenda, sólo hay que ver la estocada. Me sorprendió la segunda oreja, he de decirlo, pero se la pidieron con muchísima fuerza.
Siempre me ha sorprendido que los presidentes tarden tantísimo en sacar el segundo pañuelo. Si la segunda es suya, ¿es que no se han decidido de si la faena es de una o de dos hasta entonces?
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