La suerte de descabellar con la puntilla

por | 27 Ene 2015 | Retazos de Historia

En un “santiamén”, o como se dice actualmente, bajo comportamiento “viral”, ha venido trascendiendo el momento en que “Morante de la Puebla”, luego de dejar su impronta, tras la intensa faena que el “juez” Jesús Morales ignoró con objeto de tomar en cuenta la petición de oreja que se formó tras derrumbarse aquel berrendo en negro aparejado, seguramente bajo consigna y amenaza de la empresa, con lo que al premiarlo a él, por lo menos con la oreja que ya tenía en la espuerta, se premiaba a la organización que está detrás del sevillano (Bailleres, y ahora su nuevo gran emporio: Fusión Internacional por la Tauromaquia). José Antonio, había fallado en el primer intento. Pero con el segundo, que fue el definitivo, remataba aquella obra que quedó ignorada.

La suerte que realizó “Morante de la Puebla” si bien no es nueva, vino a tener la intención de ser retomada del “desuso” en que han caído muchas de las que se realizaron o siguen realizándose en el toreo. Para ello, y antes de la excelente nota que ya publicó Jorge Raúl Nacif[1], el también buen amigo José Morente había dejado testimonio, desde 2012 de este mismo asunto, en otra interesante colaboración que denominó “Suertes en desuso (III) La suerte del cachetero con el toro en pie”.[2]

Conviene recordar, que dentro del imaginario colectivo en que se ha convertido la tauromaquia, existen algunas otras evidencias, que dan testimonio del momento en que habiendo ocurrido en similares circunstancias, convenga hacer para ello un breve recuento de la misma.

En la “Tauromaquia” de Francisco de Goya existe un grabado que pareciera tener semejanza con la suerte aquí reseñada. Sin embargo, y como está indicado en el número 9 de dicha serie:

Por el detalle en que quedó lograda tal obra, pareciera que el objeto utilizado por el dicho “caballero” no es otra cosa que un “verduguillo”. Sin embargo, ateniéndonos a las prácticas y a las armas empleadas por los nobles en aquella época, debe haber sido la espada la que utilizó para liquidar al enemigo. Lo que de inmediato nos hace recordar un soneto escrito por la célebre sor Juana Inés de la Cruz en estos términos:

Habiendo muerto un toro, el caballo a un caballero toreador[3]
El que Hipogrifo[4] de mejor Rugero[5]
ave de Ganímedes[6] más hermoso,[7]
pegaso de Perseo[8] más airoso,
de más dulce arion[9] delfín ligero
fue, ya sin vida yace al golpe fiero[10]
de transformado Jove[11] que celoso
los rayos disimula[12] belicoso,
solo en un semicírculo de acero.

Rindió el fogoso postrimero aliento
el veloz bruto a impulso soberano:[13]
pero de su dolor, que tuvo, siento
más de activo y menos de inhumano,[14]
pues fue de vergonzoso sentimiento
de ser bruto, rigiéndole tal mano.[15]

Una suerte más, de enorme parecido, y que también procede de la obra del genial autor de los “Caprichos”, es la lámina N° 23 donde aparece Mariano Ceballos matando el toro desde su caballo.

Otra imagen, sujeta ya a la cámara fotográfica es la que ocurrió en la plaza de toros “México” de la Piedad, justo la tarde del 20 de noviembre de 1904. Alternaron aquella ocasión Luis Mazzantini, “Bonarillo” y Manuel Lara “Jerezano”, que lidiaban un encierro de Santín. La escena ocurrió en el sexto de la tarde.

Apunta “Festivo”: Jerezano, estuvo tranquilo y parado con la muleta, sobresaliendo de su faena un pase ayudado por lo bajo y uno de pecho, muy buenos ambos. Con el pincho dejó un pinchazo, bajo llevándose el estoque y media delanterilla, descabellando después a la ballestilla al segundo intento, provocando gran entusiasmo por recordarnos al infortunado Reverte, y de “Reverte” podríamos remontarnos de nuevo a personajes como José Cándido, que en esa época, la de “Reverte”, fue recreada gracias a los buenos oficios de Daniel Perea en la célebre Lidia.

Seguramente también “Reverte” fue otro más de los practicantes de aquella suerte, que deberemos entender realizada a la “Ballestilla”, la cual tiene un mayor grado de dificultad, pues amerita que el torero, empuñando el “verduguillo” lance este hacia la testuz del toro, con objeto de apuntillarlo, tal y como debería suceder en los mismos términos en que lo hace el “puntillero”.

Pues en esos términos es como vimos, apenas ayer esa escena del pasado taurino… una vez más puesta al día, gracias al detalle que impuso José Antonio Morante, “Morante de la Puebla”, como una más de sus intenciones por agradar a un público que estuvo más en contra que a favor. Público cuyos reclamos procedían concretamente del tendido de sol, y que nos parecía, a todas luces, un grupo perfectamente ubicado y ubicable de detractores a pago que no paraban de lanzarle denuestos, insultos y demás recordatorios que parecían tener, en el fondo, otro mensaje, ese sí subliminal y que se podía entender como la batalla que siguen sosteniendo dos empresas que ayer por la tarde, se encontraron casualmente en la plaza de toros “México”.

No nos vayamos sin antes apreciar otra imagen más, esta con Rafael Gómez Ortega “Gallo” procediendo a realizar la misma suerte cuando toreaba el célebre pero todavía no “divino calvo” en Castellón, la tarde del 1° de noviembre de 1904.

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[1] ESPECIAL: UNA SUERTE CON SABOR AÑEJO. [en línea], 2015, http://altoromexico.com/2010/index.php?acc=noticiad&id=21595 [consulta: 26 de enero de 2015]

[2] SUERTES EN DESUSO (III). LA SUERTE DEL CACHETERO CON EL TORO EN PIE. [en línea], 2015, http://larazonincorporea.blogspot.mx/2012/11/suertes-en-desuso-iii-la-suerte-del.html [consulta: 26 de enero de 2015]

 [3] Sor Juana Inés de la Cruz: Sor Juana Inés de la Cruz: OBRAS COMPLETAS. Vol. I. Lírica Personal. Edición, prólogo y notas de Alfonso Méndez Plancarte. México, 5ª reimpr. Fondo de Cultura Económica-Instituto Mexiquense de Cultura, 1997. LXVIII-638 p. Ils., retrs., facs. (Biblioteca americana, serie de Literatura colonial, 18)., p. 544.
Gran soneto cortesano y taurino-mitológico, que ignoramos –se pregunta A. Méndez Plancarte- por qué incluyó X. VIll. entre los “Morales” y no entre los “de Homenaje”…, y que luce en “Los toros en la Poesía Castellana” de José Ma. de Cossío, como “ejemplo instructivo”, ya que no “modelo imitable”, donde “todos los tópicos de la más exaltada expresión culterana se dan cita”… (Madrid, 1931, I, p. 162 y t. II, 181).
Respecto al título. En ocasión idéntica, rimó Góng. su décima “Murió Frontalete”…, a D. Pedro de Cárdenas, por un caballo que le mató un toro.

 [4] Hipogrifo: Animal fabuloso compuesto de caballo y grifo. De medio cuerpo arriba águila, y de medio abajo león.

 [5] De Rugero (“Ruggiero”, el gallardísimo paladín) y su Hipogrifo o caballo volador. Y el mismo nombre (allí igualmente grave, no esdrújulo), en “La Vida es Sueño”, de Calderón:
Hipogrifo violento
que corriste parejas con el viento…

 [6] Ganímedes: copero y amado de Júpiter.

 [7] Sor Juana: OBRAS COMPLETAS. Vol. I., op. cit., p. 545.En Calderón, el mismo corcel es “pájaro sin matiz” (o sea, sin plumas); y en Ruiz de Alarcón (o de quien sea la Parte I de “El Tejedor de Segovia”), el bridón de Vargas es un Hipogrifo que:
Goza en los vientos privilegios de ave..

Y Ariosto, VI, oct. 18, compara a su “Ippogrifo” con el águila portadora del rayo… –Así, aquí, este caballo es el águila que arrebató de Troya al gentil Ganímedes Para Ser copero en el Olimpo: sólo que este jinete es “más hermoso”… –Cfr. Góng., Sol. I, v. 7-8; y D. Alonso Ramírez de Vargas, en su Rom. de los Rejoneadores, en las Fiestas por la Mayoridad de Carlos II, Méj. 1677, cuando “el juego de Toros… duró seis días”… (Poets. Novs., III, 91).

 [8] Perseo: semidiós, hijo de Zeus y de Dánae.

 [9] Arión: figura del poeta griego transformado en delfín.

 [10] Ibidem., p. 545. Verso 1-5. “El que fue Hipogrifo, Águila, Pegaso y Delfín de un caballero superior a Rugero, Ganímedes, Perseo y Arión (ese caballo admirable de un jinete pasmoso) yace sin vida”… y cfr. Góng., décs. “De unas fiestas”…:

Juegan cañas, corren toros / cortesanos caballeros,
Por lo gallardo Rugeros / y por lo lindo Medoros…

[11] Ibid. Verso 6: de transformado Jove que, celoso…: el Toro, en quien se pensaría que Júpiter se había de nuevo metamorfoseado, como para el rapto de Europa. (Ovidio, Metam. II, vv. 847-51).

 [12] Ib. Verso 7: “los rayos disimula”: en las astas del Toro ha trocado Jove sus rayos… Cfr. Ramírez de Vargas, op. cit.

 [13] Ib., p. 546. Verso 10: impulso soberano…: cfr. La déc. De Alarcón sobre el asesinato del Conde de Villamediana.

 [14] Ib. Verso 12: en los textos (y X. VIll. y Abr.): más de activo…; pero suplimos la clara errata con el afectivo, que piden verso y contexto…: que, más que a la cornada, sucumbió el noble bruto a la vergüenza de serlo bajo riendas tan sabias…

[15] Salvador Novo: Mil y un sonetos mexicanos. Selección y nota preliminar por (…). 3ª ed. México, Editorial Porrúa, S.A., 1971. 253 p. (“Sepan cuantos…”, 18)., p. 76.

Los escritos de José Francisco Coello Ugalde pueden consultarse a través de nuestra nueva sección “10 opiniones 10” y en su blogs “Aportaciones histórico taurinas mexicana”, en la dirección: http://ahtm.wordpress.com/

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Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

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