A medio camino entre el primer circuito y el segundo ha cabalgado todo el año Daniel Luque, con chispazos de verdadero interés, y no sólo con el capote, junto a actuaciones marcadas por el destemple. Empezó la campaña con fuerza, como su entrada en el cartel de lujo de Resurrección en Sevilla, pero paso a paso fue moderando su progreso. Con todo, es torero al que hay dar su tiempo de maduración, porque tiene afición, el toreo lo sabe hacer bien y va progresando en su expresión estética. No andamos tan sobrados de toreros como para pretender marginar al de Gerena, que debe crecer en la profesión, siempre que no se duerma en el conformismo.
Con sus virtudes innegables pero sin romper definitivamente en esta temporada de 2012 anda la generación de Miguel Abellán, Curro Díaz, Uceda Leal o Luis Bolívar, por citar cuatro casos muy distintos. Cierto es que para estos toreros la reducción del número de espectáculos en el segundo circuito de la temporada, el año ha sido muy dañino. Y siendo así, si en las oportunidades que había los sorteos no les salían favorables, las cosas se les ponen más difíciles aún.
Más debiera preocupar las permanentes oportunidades perdidas, también en esta última temporada, por Matías Tejela, que se ha quedado estancado en esa peligrosa posición del ser y no ser al mismo tiempo, como si hubiera tocado fondo. Todavía puede pasar algún tren más por su puerta, pero como no se decida a cogerlo las cosas pueden torcerse.
Interesante ha sido la campaña del dúo de los “aguilares”. Tanto a Sergio Aguilar como a Alberto Aguilar los aficionados los ven con gusto, siendo como son toreros de muy distinto corte. En 2012 les ha faltado esa continuidad en sus actuaciones, que es lo que de verdad permite progresar a un torero. Por eso no tienen más remedio que coger la oportunidad que salga, aunque de oportunidad verdadera no tenga mucho. Alberto ha cuajado faenas de auténtico mérito, pero otro tanto ocurrió con Sergio, al que la espada le ha privado de recompensas mayores. Pero los dos merecen un sitio un poco más holgado que el que hasta ahora les ha tocado.
Caso aparte es el de Antonio Nazaré. Si de novillero sorprendió, durante 2012 ha tenido unas actuaciones estelares que son un golpe de aires nuevos. No han sido muchas, como le ha ocurrido a todos los que andan en su misma etapa de tránsito; pero fueron en plazas de relevancia, que es un dato importante. La ultima de Sevilla, por el 12 de octubre, le dejó en pocos metros de la Puerta del Príncipe.
Entre los más jóvenes no constituye ninguna exageración afirmar que ha sido el año de Jiménez Fortes. Ya tiene mérito que en ninguna de las plazas en las que ha actuado se haya cerrado ni una sola puerta, sino todo lo contrario. Y es que valor tiene demostrado, pero también apuntó durante todo el año un buen sentido del toreo, apuntándose a la carta de lo auténtico. Necesita, claro está, terminar de rodarse, pero es de los toreros que se han quedado entre las esperanzas para la próxima temporada.
Recuperándose, y bien, del bache habitual tras las alternativa andan los salmantino Eduardo Gallo y Juan del Álamo, otros dos nombres que han quedado claramente bien colocados de cara a la campaña del 2013. Alguna duda, en cambio, genera el caso de Rubén Pinar, del que se podía esperar más, una vez que se asentó en el escalafón; pero no hay que descartarlo de antemano.
Y entre los más nuevos, apunta muy bien el sevillano Miguel A. Delgado. Que pena de espada en Madrid, torero. Las pocas ocasiones en las que hemos podido verle en este año, deja el regusto de toreo bueno, macizo. A poco cuartel que le den puede ser una grata sorpresa para el 2013. Mucho más difícil lo han tenido los recién alternativos López Simón y Víctor Barrio. Siempre queda la duda en estos casos si hubo o no acierto en dar el paso al escalafón mayor, sobre todo en las circunstancias en las que lo dieron. De hecho, recuerdan bastante al caso, por ejemplo, de Esaú Fernández , estampillado como matador de toros por la vía de las urgencias, al que durante 2012 le ha costado un mundo abrirse un poco de paso.
Hay que alabar la presencia de toreros mexicanos en los ruedos españoles, no sólo en compensación por la presencia de nuestros toreros en las ferias aztecas. Pero es menos de alabar el escaso número de oportunidades que en la práctica han tenido, quizás porque todo se lo jugaron a la carta de comparecen en plazas como Sevilla o Madrid.
Sorprendió muy gratamente Joselito Adame en Sevilla por la feria de abril, aunque luego no tuvo suerte en Madrid. Salvo en Valencia, dio gusto ver la torería de Diego Silveti, que en nada desentonó a su estirpe histórica. Un verdadero fajador fue en todas sus tardes Arturo Saldívar, que además sabe correr la mano con temple y con oficio. Y muy suelto se pudo ver a Juan Pablo Sánchez, por más que aún esté lejos de ofrecer la auténtica dimensión que en su toreo se intuye.
La novillería en su año más complicado
Para el escalafón de la novillería el año 2012 ha sido muy complicado, con el agravante de que 2013 no parece traer mejores perspectivas. Los festejos menores parecen haber quedado encasillado en el apartado de los bienes escasos y caros. Tanto que hasta el maldito 33% tiene problemas.
En este contexto, muy fuerte fue la apuesta que desde Sevilla hasta la feria de otoño en Madrid ha hecho Gonzalo Caballero. Honestamente tengo que reconocer que tenía muchas más dudas que certezas sobre su futuro cuando le vi en la Maestranza. Sin embargo, el madrileño se ha fajado con los novillos todas las tardes, se ha paseado casi exclusivamente por plazas de primera y ha dejado una buena tarjeta de visita. Necesita, y qué novillero no lo necesita, serenar su toreo, muy marcado hoy por la exigencia del triunfo al sí o sí. Pero tiene raza.
Bien se ha manejado Gómez del Pilar, que se embaló tras su tarde en San Isidro. Esperemos que también a él lo precipiten con una alternativa de las que suelen venir seguidas de la nada en cuanto a contratos. Un buen recuerdo me queda del francés Juan Leal, pese a que no tuve ocasión de verle en sus tardes más redondeadas; pero apunta muy bien
Se esperaba más de Fernando Adrián, tras su irrupción, con caballos y sin ellos, en la campaña anterior. Se trata de un torero muy de escuela, de los de saber todo el oficio, incluso de forma prematura; pero necesita con urgencia quitar el soporte mecánico a su forma de torear. Buena cabeza tiene, desde luego; el resto es cosa de empeñarse en el progreso.
Complicadísima ha sido la temporada de Conchi Ríos. Tras abrir la Puerta Grande de Madrid, lo tenía todo de cara en 2012. No sólo porque abundaron en demasía los percances, lo cierto es que esas expectativas se han ido diluyendo conforme pasaban los meses y la torero de Murcia no fue la de 2011. No da buena espina que el año lo concluya rompiendo con una casa grande como la de Ángel Bernal. Por unas cosas y por otras, en 2013 le quedan los últimos cartuchos por quemar.
Entre los novilleros que tuvieron menos oportunidades, me quedo con tres nombres: el sevilllano/cordobés Juan Ortega, el salmantino Daniel Martín y el toledano Luis Gerpe. Son toreros muy distintos, más en el corte clásico Ortega y más sorprendente hecho Martín. Pero a los tres tenemos que verles de nuevo.
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