“El canon de arrendamiento de Las Ventas financia íntegramente el presupuesto de comedores sociales de la Comunidad de Madrid. Con los 2.325.000 euros que abona la empresa concesionaria de la plaza de toros madrileña, el gobierno autonómico sufraga los 2.276.963 euros que destina a esa partida de bienestar social en sus Presupuestos Generales para 2013”, ha escrito en el diario “La Razón” el profesor de la Universidad de Extremadura Juan Medina..
Y como bien remarca el profesor Medina: “Al contrario de lo que sostiene el lobby antitaurino, el Gobierno de Madrid no subvenciona los toros. Son las corridas de toros las que generan ingresos netos a la Administración y le permiten cuadrar sus cuentas”.
Por más que la Comunidad de Madrid destine a Asuntos Taurinos 1.410.851 euros durante este ejercicio 2013, recuerda Juan Medina que esa cantidad la recupera el Gobierno sobradamente “a través de los ingresos fiscales procedentes de los festejos taurinos”.
En efecto, únicamente por la recaudación por el IVA de las entradas que se venderán a lo largo de las Ferias de San Isidro y del Arte y la Cultura, la Administración ingresará 2,9 millones de euros, de los cuales la mitad se cederá al resto de Comunidades Autónomas. Si a esta cifra se le suman los 2,3 millones de euros del canon de Las Ventas, y sin incluir cotizaciones sociales ni otros impuestos, el Gobierno de Madrid obtiene de los toros un saldo favorable de 2,4 millones de euros, de los que se beneficiarán la educación y la sanidad madrileñas, sus infraestructuras y su medio ambiente. En definitiva, todos los ciudadanos, gusten o no de los toros. Con toda razón, el profesor Medina se pregunta: “¿Qué otra actividad cultural genera ese retorno económico a las arcas del Estado?”
Y para visualizar más claramente esta realidad, la ejemplifica: “Ese saldo fiscal positivo de 2,4 millones de euros equivale a pagar un empaste a 40.000 niños dentro del Plan de Salud Bucodental Infantil. Y permitirá financiar 10.390 becas en enseñanzas obligatorias. O la tercera parte del pago mensual de las pensiones no contributivas de la Comunidad de Madrid”.
Pero siendo como es un verdadero experto en la materia, el profesor extremo recuerda con fundamento que “en la situación de crisis y ajuste fiscal que vivimos, la Tauromaquia no sólo genera ingresos al Estado, sino que contribuye a crear riqueza para el conjunto de la sociedad. Los 31 festejos que se celebrarán en Las Ventas tendrán un impacto total de 50 millones de euros sobre la economía madrileña. Considerando la reducción en el número de abonados, un precio medio de 25 euros y tres cuartos de entrada media a lo largo del ciclo, los ingresos en taquilla ascenderán a 13,8 millones de euros”.
A este impacto directo hay que sumar los efectos indirectos, fruto de los gastos en hostelería y transporte de los aficionados que acudan a Las Ventas. Los cálculos que realiza no dejan lugar a dudas: “Según la última Coyuntura Turística Hotelera publicada en abril por el INE, la tarifa media diaria por habitación doble en Madrid es de 74,3 euros. La Cuenta Satélite del Turismo en España nos facilita por su parte los distintos componentes del consumo turístico, de donde se deduce que los gastos en restauración y transporte representan el 88,7% y el 61,7% del gasto en alojamiento. Con una estimación prudente de un 10% de turistas y un 20% de visitantes de un día, el impacto indirecto de la feria taurina alcanzará los 11,4 millones de euros”.
Con su rigor académico, el profesor Medina entra además en el análisis de impacto de un evento cultural, para concluir que "estos efectos inducidos se calculan a partir de los multiplicadores de la producción de las Tablas Input-Output de la Contabilidad Nacional de España, y supondrán otros 24,5 millones de euros para el conjunto de la economía madrileña”.
Su conclusión resulta incontestable: “Si la industria del toro no contrarresta con cifras la ofensiva mediática del lobby antitaurino, los gestores políticos seguirán considerando la tauromaquia como un asunto marginal y con escasa rentabilidad electoral. Más que nunca, debemos argumentar con datos para que la Administración sea consciente del potencial de arrastre de las corridas de toros. El coso madrileño es el mejor ejemplo”.
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