La propuesta de una Academia de la Tauromaquia puede ser viable y necesaria

por | 26 May 2013 | Punto de vista

Es posible que a algunos, más informados, les asusten un poco el término de “Academia de las Artes y la Cultura de la Tauromaquia”, por la importante historia y tradición que encierra. Sin embargo, es una denominación que se ajusta exactamente a lo que se trata de promover. Desde luego, no en la acepción exacta que se le da, por ejemplo, en el caso de la Real Academia de la Lengua; pero sí en la que le corresponde a la Academia del Cine o a la de las Ciencias y las Artes y de Televisión.

La propuesta nada tiene que ver con la fórmula que se ha intentado como plataforma unitaria con la Mesa del Toro; tampoco guarda parentesco alguno con una organización de carácter profesional reivindicativo, que para eso están los sindicatos y las patronales; ni mucho menos puede considerarse –salvo ignorancia supina– como una especie de Comisión Consultiva bis.

Una Academia para la Tauromaquia como la que se ha propuesto se constituye como una organización sin ánimo de lucro, en la que tienen cabida todos los profesionales de los distintos segmentos de actividades que concurren en el hecho taurino. Pero a diferencia de cualquier otras plataformas unitarias, su razón de ser se localiza en los elementos más sustantivos de la Fiesta, en aquellos en los que todos coinciden.

Obviamente, esta concepción parte de un principio evidente: la Tauromaquia es mucho más que un espectáculo. Es decir, el festejo convencional al que asistimos en una plaza no es más que una manifestación concreta entre otras muchas que también forman parte de ese tronco común.

A semejanza de otros casos ya en vigor, sus cometidos podrían agruparse en cuatro áreas fundamentales: el estudio de los problemas y proyectos de futuro de la Tauromaquia, el desarrollo de la formación y perfeccionamiento de los distintas actividades, la promoción de los valores y la imagen pública de la Fiesta y la organización de actividades sectoriales: publicaciones, bancos de datos, estadísticas, etc. Si el proyecto contara con el necesario grado de representatividad, pasaría además a ser un interlocutor muy válido con los poderes públicos, en la medida que no se refiere más que a cuestiones comunes, no a intereses propios de cada sector

Materias para trabajar tiene y en abundancia. A título de ejemplo, pensemos en la importancia que encierra la formación de nuevos profesionales, algo que va mucho más allá de las Escuelas Taurinas. No es ninguna utopía plantearse que esa Academia sea la promotora de la incorporación de estas enseñanzas a los grados correspondientes de la Formación Profesional, en la que sobre una base común se diversifique luego en sus distintas especialidades: desde las labores administrativas, hasta las propiamente toreras, pasando por las labores ganaderas. Se lograrían, al menos, dos objetivos que dignificarán a lo taurino: impartir una formación académica y profesional, pero a la vez preparar a nuevas generaciones que, en caso de no alcanzar un lugar en su mercado de trabajo natural, puedan contar con unos niveles de preparación para acudir a otras actividades.

Bajo esta concepción, en la Academia caben, desde luego, empresarios, apoderados, toreros, banderilleros, presidentes, médicos, etc.  Pero pueden tener cabida también dirigentes de asociaciones de aficionados, escritores, pintores o cineastas, por tan sólo citan cuatro ejemplos. Es decir, todos los que están involucrados en la defensa de los valores artísticos, culturales e históricos que representa la Fiesta de toros. En suma, el planeta de los toros en su globalidad. Como su actividad se centra en los valores comunes, no tiene por qué darse ningún grado de incompatibilidad entre todos ellos.

Pero si miramos a los ejemplos que pueden considerarse más afines con el mundo taurino, el éxito de sus respectivas Academias se ha debido a dos factores fundamentales: el primero, que en su constitución participaron todos los principales actores de cada uno de sus sectores, que además trabajaron con la amplitud de miras necesaria para que nadie en el futuro se pudiera sentir ajeno; y segundo, que definieron muy bien cuales eran los aspectos fundamentales que debían constituir la columna vertebral de sus trabajos.

 

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Taurología

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Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

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