En lo que llevamos de siglo XXI, la celebración de espectáculos taurinos ha conocido fluctuaciones muy intensas en España. Se inició el siglo con 1.895 festejos y ha concluido este 2011 con 1.169, alcanzándose el máximo histórico en 2007, con 2.174 espectáculos. El desplome tras el pinchazo de la burbuja taurina en 2007 ha sido del 46,2%. Los festejos se han reducido prácticamente a la mitad en las cuatro últimas temporadas.
Por el contrario, Francia ha sido un ejemplo de estabilidad. Mientras en 2001 se organizaron un total de 137 festejos, en 2011 fueron 129: una reducción del 5,8% en diez años. Durante ese mismo período, la contracción en España ha sido del 38,3%. En el ámbito taurino, Francia definiría el perfil refugio, al igual que el bund alemán es la referencia en la tan manoseada prima de riesgo.
Podríamos concebir la prima de riesgo taurina como la proporción que representan los festejos celebrados en Francia respecto a España. En 2001 supusieron un 7,2% y actualmente constituyen el 11,0%. Tocaron suelo en 2007, con un escaso 6,3%, que ha ido aumentando desde entonces a un ritmo continuo.
La prima de riesgo marca en 2011 su nivel más alto de la década, pero ¿hasta qué punto ese 11% es un valor realmente elevado? ¿O es más bien el 6,3% de la temporada de la burbuja, el valor que señala una situación anómala?
Vamos a utilizar como referencia las plazas de primera y segunda que acogen las ferias más sólidas al margen de los ciclos, económicos y taurinos. En Francia son ocho (Arlés, Bayona, Béziers, Céret, Dax, Mont-de-Marsan, Nimes y Vic-Fézensac), y conforman el 12,9% de los 62 cosos de ambas categorías existentes en los dos países.
Con este 12,9% como indicador de normalidad, se aprecia que un plan de rescate era imprescindible en 2007. Mientras las principales ferias galas suponen un 12,9% del total, sus festejos no llegaron en 2007 ni siquiera a la mitad de los que le corresponderían: tan sólo el 6,3%. La evolución desde entonces de la prima de riesgo taurina ha seguido una trayectoria acorde con el equilibrio que debería imperar entre los mercados francés y español
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Las corridas de toros celebradas en España alcanzaron su máximo histórico en 2007. El recorte desde aquellas 1.010 corridas a las 606 en 2011 ha sido del 40%
Sabemos que en España, ante la proliferación creciente de espectáculos taurinos desde los años 90, el sector fue progresivamente elevando su capacidad de producción, multiplicándose el número de hierros y de profesionales. Al amparo de una burbuja inmobiliaria que proporcionaba suculentos ingresos a las arcas locales, se pasó de organizar festejos en 746 localidades españolas durante 2001, a las 902 plazas (fijas y portátiles) que abrieron sus puertas en 2007. Este año la cifra se ha limitado a 507 localidades con toros.
La lenta digestión de este exceso de capacidad, generado para atender una demanda desbocada durante demasiados años, está conduciendo irremediablemente a la desaparición de ganaderías y a la reconversión forzada de los numerosos profesionales que emplea la industria del toro.
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¿Qué niveles alcanzará la contracción de festejos taurinos en España? Planteamos tres escenarios a partir del 12,9% que suponen los cosos galos de 1ª y 2ª en la geografía taurina europea:
→ Escenario 1: Se mantiene estable el número de festejos en Francia (129 en 2011).
→ Escenario 2: Decrece el número de festejos en Francia, tal y como están planteando ya algunos empresarios. Si suponemos una reducción moderada del 10% sobre los 129 celebrados en 2011, quedarían 116. Con esta hipótesis, se organizarían 899 festejos en España (116/0,129) por lo que, en este caso, el excedente sería de 270 respecto a 2011 (1.169-899).
→ Escenario 3: Si suponemos una descenso del 20% sobre los 129 espectáculos franceses de 2011, éstos se situarían en 103. Con este escenario se celebrarían 798 festejos en cosos españoles (103/0,129), por lo que el sobrante se elevaría a 371 en relación a 2011 (1.169-798).
Con estas hipótesis, manejaríamos una horquilla de entre 169 y 371 festejos menos en España para las próximas temporadas.
©Juan Medina/El escalafón del aficionado
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