PAMPLONA. Sexta de la Feria del Toro. Lleno. Toros de Victoriano del Río –4º y 6º con el hierro de Toros de Cortés–, bien presentados y muy ofensivos por delante, cinqueños muy pasados, con dos toros de nota (1º y 2º) y uno muy sobresaliente (3º). Sebastián Castella (de azul cielo y oro), una oreja y silencio tras dos avisos. Alberto López Simón (de marino y oro), una oreja y una oreja. Ginés Marín (de rioja y oro), vuelta al ruedo y dos orejas. López Simón y Marín salieron a hombros por la Puerta del Encierro.
Prólogo 1.
Prólogo 2.
Triunfalista, no, lo siguiente: absolutamente verbenera. Es el resumen más exacto de lo ocurrido en la Monumental pamplonesa en esta sexta del abono, con un palco presidencial que perdió el norte y hasta el sentido de la medida. Si ya de por sí en las tendidos sobreabundan las alegrías, si no encuentran un cierto freno en los criterios de la Presidencia, se acaba desbarrando. Y eso fue lo que ocurrió.
Ni en una plaza de orden menor López Simón le habría cortada una oreja a cada uno de sus toros, ni Ginés Marín las dos al que cerró la tarde. Se supone que ambos son suficientemente sensatos como para advertir que estos regalos no cuentan a efecto de la consideración por parte de los aficionados. Más: devalúan sus actuaciones, no las enaltecen.
Desahogo cumplido, reséñese que en su lote de cinqueños muy pasados y con mucha leña por delante, Victoriano del Río ha echado media corrida de muy buena nota. El 3º, “Forajido” fue un toro de excelencia por su forma de embestir, humillando, fijo en los engaños, a un ritmo siempre acompasado… Era un auténtico lujo verlo galopar por el ruedo. Pero también 1º y 2º tenían calidad; más pausado, el que abrió la tarde; más agresivo el otro. Con la cara por las nubes, sin entrega alguna, los dos con el hierro de Toros de Cortés; sin clase ni humillación el que se lidió como 5º. Pero añádase que los que no recibieron buena nota, al menos dejaban estar al torero, sin maldad en sus acometidas.
Ese puntito de agresividad que le faltaba al que inició la corrida, lo suplió Sebastián Castella desde el primer lance hasta las manoletinas con su gran pulcritud al realizar las suertes. Con mucho temple, buscando la despaciosidad, tuvo momentos verdaderamente meritorios. En especial con la mano derecha dejó muletazos rematados. Y todo con un buen concepto de la unidad de la lidia. Tras dejar toda la espada arriba, paseó una de las orejas de mérito en esta tarde. Se supone que su búsqueda de mayores alegrías, pisó el acelerador frente al 4º, dentro del guión tradicional para que los de la merienda le hagan caso. En algún momento lo consiguió, pero sin continuidad; luego se pasó muy sobradamente de faena y estuvo en un tris de que le dieran los tres avisos.
Venía López Simón a Pamplona a confirmar la razón de ser de su nueva etapa. En lo que se refiere a voluntad y tesón, lo consiguió; el resto, se quedó a medio camino. Consumió su primer turno como muchos altibajos. Y así, en la faena de muleta lo mismo abundaban los enganchones que unos derechazos de mano muy baja. Parecía que como a la desesperada por cortar la oreja, se tiró a matar sin intención alguna de vaciar la embestida, sino a encunarse y a encomendarse el bendito capotillo de San Fermín. La espada la dejó arriba, desde luego; pese al capotillo en el cuerpo le quedó el palizón que le recetó “Epicentro”, de cuyas magulladuras tuvo que ser atendido en la Enfermería, después de pasear una oreja, de las tres cuartas se debieron a la emotividad del momento. Con el 5º tuvo una actuación deshilvanada y sin mucho fundamento, para rematar la tarde con una estocada más que rinconera. Incomprensiblemente la Presidencia sacó a su favor un pañuelo.
Ginés Marín cuajó con buena mano a su primero. Con su dosis –que en Pamplona se está haciendo inevitable– de toreo emotivo, pero cuando pisó fuerte dejó series de muy buen perfil; con la izquierda hubo dos series notabilísimas, en el corte de sus dos grandes faenas de Madrid. Tenía al público entregado, cuando se atrancó de forma reiterada con los aceros. Pese a todo dio una vuelta al ruedo con el beneplácito general. Frente al 6º volvió a dejar anotado que es uno de los nuevos con mejor futuro, lo cual no quiere decir que cuajara una actuación redonda. Muy de verdad, los naturales; el resto de otra condición. Pero como, ahora sí, dejó toda la espada en buen sitio, la Presidencia se dejó llevar del entusiasmo y le concedió las dos orejas, que sirven tan sólo para mejorar las estadísticas. En cualquier caso, los aficionados recibieron con aprobación que la MECA le haya contratado para sustituir este jueves a Roca Rey. Sin necesidad del doble trofeo, también merecía la pena volver a verle.
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