Más asentado que en anteriores temporadas, Francisco Rivera Ordoñez, "Paquirri" ha cubierto un año taurino en el que alcanzó las 42 corridas, volviendo en muchos casos a acudir de nuevo a ferias de importancia.
Si los años no pasan en balde, por la madurez que se alcanza, también es cierto que este año el ruido mediático –la cruz que arrastra este torero, las más de las veces injustamente– ha amainado, sin que por ello se desdibujara el tirón que este torero tiene entre buena parte del público. Y este sosiego le ha venido bien.
Pero le faltó, eso sí, el arrebato que le permitió ponerse en circulación con fuerza nada más tomar la alternativa. Si de nuevo pudiera aparecer este condimento, tan necesario en el toreo, el actual "Paquirri" podría tener un espacio más holgado en el toreo, sobre todo en estos años en los que tampoco se reboza por todas las esquinas de clases excepcionales.
Sin embargo, resulta comprensible que no sea demasiado compatible el paso de los años con los fervores juveniles, por más que cuando no coinciden en toreros de este corte su papel se diluye de forma necesaria.
Y ya de paso, dejemos constancia de lo inaceptable de la polémica que a veces algunos han montado por su deseo de anunciarse con el mismo nombre que consagró su padre. Tiene derecho a usarlo y a nada ofende haciéndolo.
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