De toda la vida taurina los Mano a Mano, deben de plantearse cuando hay una competencia real entre dos toreros. Cuando se fueron filtrando los carteles de la Feria de Sevilla, el desafío Cid & Luque, nos pareció artificial. Entre estos toreros no hay competencia alguna. Un Mano a Mano debe de pedirlo el público y costarle trabajo a los toreros aceptarlo por el compromiso que supone. En este cartel ha pasado al revés, lo ha confeccionado la empresa, a petición de los toreros y al público le ha costado aceptarlo. Prueba de ello es la floja entrada de ayer, en comparación con los días pasado. Será la peor entrada de farolillos, probablemente.
Los toros de Victorino Martín han decepcionado las expectativas creadas. Mucho mejor presentada que en años anteriores, en esto debemos reconocer que el ganadero se ha esforzado, pero escasa de emoción y acometividad. Toros flojos, sin fuerza, algunos perdiendo las manos, otros manseando, sin motor, sin tomarla por abajo como nos tienen acostumbrados. Todo lo contrario, varios sin humillar y sacando la cabeza alta de las suertes. Quizás sólo el primero y el quinto, nos recordaron lo que éste hierro debe de ser. El único que ha hecho una pelea digna en varas ha sido el sexto en un buen puyazo de Alonso Sánchez. Con este material, lo que se debería haber sido una corrida emocionante se ha convertido en un espectáculo tedioso. Supongo que Talavante se habrá echado a temblar pensando en su encerrona con este ganado en Madrid.
El Cid ha estado tranquilo y queriendo. Ha demostrado que conoce este encaste a la perfección y ha sacado a sus toros lo que tenían. En el primero ha hecho una faena meritoria, ha matado de una gran estocada a su segundo y le ha dado con la muleta en el hocico 20 veces a su tercero.
La trayectoria de Daniel Luque merecería una tesis doctoral a poco que el mundo del toro fuera un poco transparente. Debería estudiar las razones por las que éste torero lleva colocado cinco años en las mejores ferias como la figura que nunca ha sido y sin que se le recuerde más que un par de actuaciones meritorias por temporada. El elegir apoderados empresarios, de esos de “pónmelo allí, que yo pongo al tuyo aquí” debe de tener algo que ver, y el cambiarlos a menudo también. Esto, y que debe ser más listo que el hambre.
►La versión original de los artículos de Ignacio Sánchez-Mejías se pueden consultar en : http://blogs.abcdesevilla.es/desdeeltendido2/
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