La opinión de Ignacio Sánchez-Mejías: Faena de categoría para una plaza que la pierde

por | 30 Abr 2011 | La opinión

Escribimos este artículo desde la Cervecería Internacional, así que ustedes disimularán. Aquí cada uno pedimos las cervezas a nuestro gusto, pero en la ensaladilla de Antonia, todos estamos de acuerdo. Una tertulia taurina después de una corrida polémica es muy agradable y si es con los compañeros de fatiga mucho mejor. Así que entre copa y copa hemos ido comentando, cada vez con más vehemencia, los avatares de la gran corrida de ayer.

Hay que empezar diciendo que Manzanares ha estado cumbre en su primero. En una faena llena de torería, gusto y estética. Ha toreado profundo y largo, enroscándose al toro en los pases de pecho. El toro ha sido un gran toro que ha obedecido a todos los toques del matador. Pero cuando ya pensábamos en las dos orejas, Manzanares se pone a demorar la suerte de matar, a mirar al presidente y echarle el público encima para que indulten al toro, como si La Maestranza fuera una plaza de tercera. El toro, ya digo, fue un gran toro, pero mejores que ese hemos visto varias docenas en esta plaza, sin ir más lejos el primer toro de hoy, que ha desperdiciado Aparicio era mejor que el indultado. Ni ha hecho pelea en varas, ni se ha toreado con el capote, Morante ni fue a su quite. Además era un torito anovillado, de hecho cumplía cuatro años este mes de abril, de forma que suponemos que el indulto habrá sido un regalo de cumpleaños.

La actitud de Manzanares no es de recibo, el matador tiene que matar el toro no echarle el público descaradamente encima al presidente. Éste, el Sr. Salguero, tenía una oportunidad de oro para demostrar su autoridad y la ha aprovechado convirtiendo a La Maestranza en una plaza de pueblo y a él en un presidente sin criterio. Y para completar la catetada, al pasar por la puerta de arrastre la sacaron dos orejas de otro toro muerto para que las paseara. Ojo, no le pongo ni un sólo pero a la faena de Manzanares, hacía tiempo que no veíamos torear con tanta profundidad como ayer, pero no nos ha gustado la actitud del matador y así tenemos que decirlo.

De Aparicio mejor no hablar. Se ha dejado ir el que podía haber sido el toro de la Feria, un colorao precioso que arrancó aplausos de salida, que peleó en varas, que fue noble en los dos quites y que se arrancó con fijeza cada vez que un precavido Aparicio lo citaba. Una pena que no cayera en otras manos porque era de triunfo grande. Morante ha pechado con el peor lote, excepto un precioso quite al primer toro, nada más.

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Ignacio Sánchez-Mejías

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