La alcaldesa Manuela Carmena decidió crear todas las condiciones para que la Escuela se abocara a su cierre; la presidenta Cristina Cifuentes ha creado otra de nueva planta. Es la historia de la Escuela Taurina de Madrid, que en esta nueva etapa honrará el nombre de José Cubero “Yiyo”.
La razón de este cambio de nombre es sencilla: la titularidad de la que hasta ahora estaba dedicada a Marcial Lalanda pertenece al Ayuntamiento de Madrid. Por ello, con el cambio de nombre, se cierra la puerta a cualquier polémica o conflicto institucional.
Por lo demás, la Escuela seguirá como hasta ahora, con el mismo equipo rector y de profesorado, que lo están haciendo muy bien. En la nueva fórmula, manteniendo la titularidad pública, su sede radicará en un inmueble de la Comunidad: la plaza de toros de Las Ventas y en su gestión se implica, además, la empresa arrendataria del coso.
En el aire quedan dos dudas, importantes por cierto. La primera: ¿Los responsables del Ayuntamiento han entregado ya los 30.000 euros del Premio Nacional de Tauromaquia concedido a la Escuela? Sería bueno que las cuentas estuvieran claras. Y que cada euro estuviera en el bolsillo que le corresponde. Cuando menos el silencio municipal hace abrigar dudas de si realmente el dinero del Premio ha acabado en las cuentas de los premiados, porque no ha sido precisamente transparente a este respecto el concejal de turno al que corresponde estos temas.
La segunda: ¿Qué destino darán los responsables municipales a las actuales instalaciones del Batán? Alguno habrá que piense que el mejor destino último depende de una piqueta, si es que a otro no se le ocurre que se puede hacer un parque temático de no se sabe qué. Por ejemplo, vista la grosera exposición que han promovido en un centro cultural del barrio de Tetuán, cualquier cosa es posible.
Por la incompetencia que han acreditado los munícipes de la nueva política, no estaría de más que, antes de tomar una decisión, revisaran la situación urbanística y patrimonial de aquellas instalaciones y de su entorno, porque no sería la primera rectificación que tienen que hacer en estas materias, cuando primero mandan la piqueta y luego a los albañiles para recomponer el estropicio que ellos mismos han provocado. No vaya a ser que, al final, todo esto solo sirve para propiciar un buen “pelotazo” urbanístico en una zona privilegiada de Madrid.
Pero visto lo visto, con lo cambiante que se ha hecho la nueva política imperante, cabría preguntarse si no es el momento para que esta Escuela recien creada –como las demás que existen– perteneciera al sector privado. Se nos antoja que es la única fórmula para garantizar que si en unas futuras elecciones autonómicas el Gobierno regional cambia de color político de prioridades institucionales, mejor poner un barrera protectora para no encontrarnos otra vez en las mismas.
Sobre todo si prospera el proyecto del ministerio de Educación para una reglamentación como Enseñanza de la FP, el nuevo centro podría tener las ayudas que le corresponde a los concertados, estaría facultado para recibir determinadas ayudas públicas y ofrecería una fórmula segura para los apoyos profesionales y económicos del Sector.
Como tampoco el presupuesto que exige una Escuela Taurina resulta tan desorbitado, si en el Sector hubiera voluntad política, la viabilidad del centro no supondría ningún esfuerzo imposible. De hecho, en la nueva Escuela será la empresa arrendataria de Madrid la que corra con los gastos, para que la iniciativa tenga coste 0 para la Comunidad. Y puestos a especular, hasta la nueva Fundación del Toro de lidia podría implicarse en el tema. En cualquier caso, las vías son muchas para que la Escuela pertenezca al sector privado, lejos de la política.
►Más que una observación: Pero ahora que se habla de la gente joven, los nuevos políticos deberían tomar nota de un dato. La empresa de Las Ventas la creado lo que ha denominado “Grado Joven”, en la que por algo mas de 100 euros al año se pueden asistir a los 65 espectáculos que se organizan en la temporada. Han puesto el “no hay billetes”: todos los abonos especiales se han agotado. Y son por encima de 500. ¿Quién dijo que la juventud se desentiende de los toros? Ha bastado una oferta sugerente para comprobarlo.
Las contradicciones de la política
En un discurso inteligente, con ocasión de la inauguración de las conmemoraciones de los 150 años de la plaza de toros de Toledo, el Presidente de Castilla La Mancha, Emiliano García Page, ha garantizado su compromiso con la Tauromaquia y el propósito de su Gobierno para que la televisión autonómica preste una especial atención a la Fiesta.
Ha sido una intervenci
Y es necesaria que sea así porque, como dijo García Page, la Fiesta de los toros "tiene adversarios poderosos, con una corriente contracultural y una parte de la clase política". Frente a esta realidad, el presidente manchego ha reivindicado los toros como parte de las señas de identidad y culturales del país y se ha mostrado contrariado por el hecho de que algunos sectores de la sociedad se manifiesten en contra de quienes representan la cultura y además se juegan la vida, en alusión a los toreros.
Intervenciones como éstas, o como la política que mantiene, por ejemplo, la Junta de Andalucía, chocan frontalmente con las posturas de otros dirigentes socialistas, como ocurre en Mallorca o en la Comunidad Valenciana, por ejemplo. Dirá que en cada región se dan unas sensibilidades; mejor habría que afirmar que cada dirigente utiliza la Fiesta en beneficio de sus propios intereses, con el agravante que en la mayoría de los ocasiones lo hacen en defensa de su propio sillón.
Esta ausencia de norte claro y definido, que sea común a todo el partido, en lo que se refiere a la política taurina, la tienen acreditado desde hace unos años. No tienen en cuenta su propia historia. Sin ir más lejos, que fue precisamente Enrique Tierno Galván, siendo alcalde de Madrid, el que refundó y relanzó la Escuela Taurina “Marcial Lalanda”.
Otro sí, en una nota al margen
La anécdota: Morante se baja del tren
Llega un momento que no se acierta a discernir a ciencia cierta si actúa por unas convicciones profundas, si lo es por ese etéreo concepto de “las originalidades de los genios”, o si lo hace porque se lo pide el cuerpo. Pero si por una disputa acerca del desnivel de los ruedos se borra de la primera feria del mundo, todo puede esperarse de Morante de la Puebla.
Ahora se ha dado de baja de la Unión de Toreros. En el fondo, porque no se ha sentido adecuadamente defendido por la asociación en ese asunto que ahora está en manos de la Comisión de la Competencia, por los impagos de la empresa de El Puerto. A todas luces una desproporción, que se ve incrementada cuando el mundo del toro trata de buscar cauces que armonicen entre sí a todos los profesionales, en búsqueda de la unidad del Sector.
Hay que reconocer que tanta originalidad, que a veces raya en la extravagancia, resulta algo cansina. Y a partir de ahí, mejor no revolver las cosas; sin ir más lejos mirando a las diferencias internas que rompieron en su día el G-10, incluso antes de haberse constituido. En el fondo lo que allí subyacían eran las diferencias que se dieron entre dos equipos jurídicos, uno de los cuales es el que ahora asesora, entre otros, a Morante.
La grandeza del toreo –su servidumbre, también– es que después aparece el torero de la Puebla, cuaja un toro y se acaba toda discusión. Llevados de ese entusiasmo se olvida uno de los problemas, pero quedan pendientes cuando se diluye el misterio de su capote.
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