Cirujano muy reconocido, el Dr. Luis Ortega es, ante todo, un gran aficionado. Hace unos años, en uno de los Congresos celebrados por la asociación de cirujanos taurinos, realizó una definición de la Fiesta que bien vale la pena recordar, porque en las circunstancias actuales adquiere un nuevo valor. “La Fiesta –dijo– es algo que va con la cultura propia de España. Hay algunas situaciones especiales que debemos comprender y tomar como momentáneas porque si bien no quieren corridas de toros, siguen corriendo a estos animales por la calle. La fiesta es historia, arte y economía. El toro bravo quedaría abolido si no se lidiase. No se puede tener cuatro años a una cabeza de bovino para que haga 500 kilos de carne cuando es algo que, con otras razas, se consigue en un año y con menos riesgo. Es economía… ¿qué van hacer los sastres taurinos?, ¿las empresas de monturas?, ¿las fábricas de pienso?, ¿los guarnicioneros?…, y es historia, el sentir y transmitir a los tendidos, ese silencio de cuando se está toreando bien, o el aplauso". Por su indudable interés. traemos a nuestras páginas el análisis que el Dr. Ortega Martín-Corral ha hecho en este trabajo sobre la medicina taurina.
—- —- —-
1. Diseño histórico alrededor de la fiesta de los toros
Las lesiones que aparecen en las heridas por asta de toro, pueden llegar a ocasionar la pérdida de la vida. El tratamiento de las heridas por asta de toro es una necesidad ante la existencia de las mismas y por tanto el inicio de la “Cirugía Taurina” se desarrolla de manera paralela a los conocimientos médicos y la ordenación legislativa de las enfermerías de las plazas de toros.
En los primeros momentos, el tratamiento de estas heridas se realizó de manera secreta ante los mandatos de las autoridades eclesiásticas, pudiéndose referenciar que su Santidad Pío V, en su constitución De Salute (1567), prohíbe totalmente correr los toros, so pena de excomunión, negando sepultura eclesiástica a los lidiadores que muriesen en dichas fiestas.
Posteriormente, en 1575, el Papa Gregorio XIII, ante la solicitud del Rey de España, dio licencia para correr los toros a los seglares y caballeros de órdenes militares, excepto los ordenados de Orden Sacro. Indica que se tomen las medidas adecuadas para que estas fiestas no se sigan de la muerte de nadie. De igual manera se aconseja que asistan cirujanos y barberos.
La cirugía taurina se actualiza, mejora e inicia su andadura ante la evidencia de que muchos toros han matado a sus lidiadores de a pie y de a caballo, así como a sus vaqueros y mayorales. La primera referencia de muerte por heridas ocasionadas por asta de toros corresponde al fallecimiento de José Candido en la Plaza del Puerto de Santa María, ocasionada por un toro de Bornos, cuyo fallecimiento tuvo lugar en su domicilio, sin asistencia adecuada en la enfermería. La relación de toros que han ocasionado la muerte de sus lidiadores es muy numerosa.
La referencia del primer parte médico de lesiones de una enfermería es el correspondiente al realizado el día 11 mayo de 1801 en la plaza de toros de Madrid como consecuencia de la lesión ocasionada por el toro “Barbudo” procedente de Peñaranda de Bracamonte a José Delgado Guerra “Pepe-Hillo”. El día 27 de mayo de 1894, el jefe de servicio de la enfermería de la Plaza de Toros de Madrid, D. Marcelino Fuertes, emite el parte de lesiones por las que falleció Manuel García “El Espartero” y que le fueron ocasionadas por el toro de Miura “Perdigón”. Numerosos serían los toreros y aficionados que han perdido la vida durante la fiesta de toros.
Las lesiones, secuelas y discapacidades que ocasionan estos traumatismos a los profesionales, no tenían una cobertura social, pero a finales del siglo XIX Mazzantini, y posteriormente Minuto, idearon como obra social “La Asociación Benéfica de Auxilios Mutuos de Toreros”. En el año 1909, Ricardo Torres “Bombita” reanuda la idea anterior y la hace realidad, con la colaboración de D. Carlos Caamaño (Director General de la Deuda y Clases Pasivas) y la recaudación de la corrida de su despedida en Madrid el día 17 de octubre de 1913, quedando constituido el Montepío de Toreros. El 9 de junio de 1924, el Montepío de Toreros, bajo la dirección de Marcial Lalanda, compra un hotel en Madrid, en el barrio de las Ventas y constituye el Sanatorio de Toreros, donde se realizaba la asistencia médico-quirúrgica por accidente de los socios. El incremento del gasto quirúrgico hace que el Sanatorio de Toreros, mantenido por las aportaciones de los socios, le transformen en una institución deficitaria económicamente, hecho que evidencia la prensa diaria (El País 10/12/1977). Al mismo tiempo, el desarrollo socioeconómico en nuestro país amplía la cobertura social de los trabajadores, desaparece el Montepío y Sanatorio de Toreros, para incorporarse todos los profesionales del mundo del toro al Ministerio de Sanidad.
A principios del siglo XX, las prestaciones médicas de las enfermerías de las plazas de toros las realizaban los médicos de asistencia pública y en las plaza fijas y de cierta importancia, la asistencia la realizaban cirujanos de prestigio de las diferentes localidades.
Las primeras disposiciones legales que regulan los espectáculos taurinos, así como las enfermerías, constituyen el Reglamento Oficial que fue publicado en la Gaceta de Madrid, el 15 de julio de 1930. En éste se indican los locales a utilizar en las enfermerías que las divide en 1a, 2a y 3a (como si los toros, tuvieran que clasificar las lesiones a realizar), así como el material del que debían disponer y medicamentos a tener en la enfermería. También se dictan las normas para el nombramiento del personal médico cuya designación realizara el Montepío de Toreros, previa propuesta de una terna por parte del Colegio Oficial de Médicos entre los solicitantes, el facultativo elegido sería visado posteriormente por el Presidente del Colegio de Médicos y por el Jefe Provincial de Sanidad. La selección por parte del Montepío de Toreros, del cirujano-jefe, se realizó hasta su extinción.
En el B.O.E num. 103 del 9 de abril de 1957, la Dirección General de Sanidad hace público el baremo de méritos a puntuar para la provisión de médicos cirujanos al servicio de las plazas de toros y lo pone en conocimiento del Consejo General de los Colegios Médicos, Colegios Provinciales y Jefes Provinciales de Sanidad. En el B.O.E num. 68 de 20 de marzo de 1962, en el texto refundido del Reglamento de Espectáculos Taurinos, se especifica el personal facultativo médico que debe de tener cada enfermería según su clasificación.
En el B.O.E num. 271 de 12 de noviembre de 1997, clasifica los servicios médico-quirúrgicos en permanentes y temporales o móviles, especifica las características de locales, material, así como la dotación de una ambulancia tipo UVI móvil o similar. Para la selección de los facultativos especifica el mencionado B.O.E, que las empresas organizadoras contarán con la colaboración o asesoramiento de las sociedades científicas o asociaciones profesionales de cirugía taurina en la selección de los profesionales sanitarios idóneos para cada tipo de festejos.
Finalizamos este pequeño bosquejo histórico señalando que en el B.O.C y No 165., miércoles, 27 de agosto de 2008, sólo hace referencia al Certificado del Jefe del Equipo médico-quirúrgico de la plaza, de que la enfermería, fija o móvil, reúne las condiciones mínimas necesarias, para el fin a que está dedicada, y se encuentra dotada de los medios materiales y humanos exigidos por la normativa aplicable a las instalaciones sanitarias y los servicio médico-quirúrgicos en los espectáculos taurinos.
Traumatismos por asta de toro
El título de este tema, podría hacernos pensar que esta urgencia quirúrgica a tratar, sólo acontece en la fiesta de toros, olvidando que en algunas de nuestras regiones geográficas, por la existencia de una cabaña bovina importante, estas lesiones deberemos considerarlas como una enfermedad profesional.
Algo que desconocen la mayoría de los asistentes a los diferentes espectáculos taurinos, es el servicio médico de las enfermerías de las plazas de toros, que debe de pasar desapercibido y siempre preparado. En numerosas ocasiones estas lesiones acontecen en el medio rural, a vaqueros, caballistas y mayorales sin enfermería y cirujanos preparados, sin aplausos, en silencio, sin prisas, calladamente y como recompensa solo la satisfacción del trabajo bien realizado y a veces con la recompensa del canto de un jilguero.
La asistencia de estos pacientes, se podrá realizar en la enfermería de la plaza de toros o en el servicio de urgencias del hospital, pero siempre con un común denominador, el médico que las trate, será un cirujano general, con amplia formación en cirugía torácica, vascular, digestiva y traumatología, y que conozca las peculiaridades de este tipo de lesiones, así como la nomenclatura que utilizan los profesionales del toro.
El agente traumático, es el cuerno del bovino, que tiene características diferentes, según la familia zootécnica a la que pertenece; de igual manera la masa y velocidad serán variable.
Microscópicamente la topografía del cuerno, esta constituido por:
El estudio microscópico, muestra la existencia de:
Patogenia:
El mecanismo patogénico de este tipo de traumatismo, está dado por la transmisión de la fuerza que desarrolla el toro y trasmite al asta, que se expresa por la formula F=1/2 masa por velocidad 2. En este caso aunque la velocidad es pequeña, la masa es elevada. La fuerza, no podemos olvidar, que se inicia en el tren posterior del bóvido y
que por resultantes de fuerzas, llega al tren anterior del animal y, posteriormente, a los cuernos del mismo. Junto a la fuerza viva del traumatismo, la dinámica del mismo, es la siguiente: el toro al realizar su agresión, ocasiona un movimiento hacia adelante y arriba, ocasionando el traumatismo cerrado (varetazo), abierto (cornada) o cornada envainada (cuando la piel resiste y se producen lesiones profundas) que tendrá forma cónica, igual a la forma del pitón. Si el paciente empitonado mantiene el equilibrio, el toro tratará de desprenderse del paciente, alargando el cuello (derrote), y ello ocasionará una nueva trayectoria de la lesión, es decir, una puerta de entrada con dos trayectorias. Si el paciente pierde el equilibrio, la base del cuerno del toro realiza funciones de eje sobre el cual gira el paciente 180o y por ello el pitón en su recorrido ocasiona grandes destrozos, a los que se une la nueva trayectoria por el derrote. De esta forma, se ocasionan grandes destrozos y habitualmente dos trayectorias y una puerta de entrada. En la puerta de entrada del cuerno, se aprecian lesiones de quemadura por la fricción del pitón con la piel.
Tipo de traumatismos:
T. Cerrados: Son aquellos que no tienen solución de continuidad de la piel y pueden ser de tres intensidades.
• 1º Grado: Extravasación de sangre, por rotura de los capilares, en el tejido conjuntivo. Esta lesión es conocida por los profesionales del toro como “varetazo”.
• 2º Grado: Se corresponden con los hematomas (acumulo de sangre en cavidad neoformada) o derrames serosos de Morell-Lavalle (acumulo de linfa en cavidad neoformada). Estas lesiones se denominan en el “argot” taurino como Varetazo. Cuando se acompaña de erosión superficial de la piel, lo denominan “Varetazo con sangre”.
• 3º Grado: Es una situación intermedia entre la contusión y la herida, con zonas de necrosis que evolucionan progresivamente.
T. Abiertos: La existencia de una solución de continuidad de la piel ocasionada por el asta de toro, se conoce en el “argot” taurino con diferentes términos.
• Puntazo: Son traumatismos abiertos ocasionados por la punta del cuerno o pitón, con límites de profundidad hasta la fascia que cubre y protege las masas musculares. Este tipo de lesiones puede ser puntazo simple, si tiene un solo trayecto y puntazo corrido, cuando dibuja varias trayectorias.
• Cornada: Cuando los traumatismos abiertos superan las fascias o aponeurosis. Diferentes tipos de cornadas pueden apreciarse:
Características generales de las heridas por asta de toro
• Son heridas contusas, generalmente de pequeña extensión en superficie.
Los tejidos presentan distintos grados de resistencia al agente traumático por su módulo de elasticidad y movilidad. De igual forma esta capacidad vital es paralela a la resistencia a la infección. La piel es altamente resistente por su histología donde predominan fibras colágenas y elásticas y es fácil comprobar como grandes lesiones de órganos profundos, muestran pocas lesiones cutáneas (cornada envainada). La zona desvilatizada suele ser relativamente reducida, con excepción de zonas isquémicas. El tejido celular subcutáneo, presenta una resistencia menor al presentar una circulación escasa y facilitar su infiltración por contenido hemático o linfático. El tejido muscular tiene poca resistencia mecánica, sus fibras se disgregan y rompen fácilmente, ocasionando lesiones de su amplia red vascular que ocasiona zonas isquémicas y favorecen la aparición de un medio de cultivo ideal para la proliferación bacteriana. El tejido óseo tiene resistencia mecánica escasa o reducida, al tener poca elasticidad y absorbe la energía cinética con amplias lesiones, por su distribución vascular, por lo que hace que se observen en ocasiones amplias zonas de necrosis e infecciones amplias. El medio defensivo del tejido óseo es el periostio cuando se halla intacto.
Los tendones, tienen una buena resistencia mecánica pero por su vascularización la resistencia a la infección es escasa. La resistencia del sistema nervioso periférico al igual que el sistema arteriovenoso, es buena con respecto a la infección y presentando una amplia elasticidad.
El traslado del torero herido a la enfermería debe realizarse de forma ordenada y en posición correcta, hecho difícil como fácilmente se comprende. Una vez que entra el herido en la enfermería y es colocado en la mesa de exploración, las asistencias deben salir de la enfermería y si la urgencia lo permite debe quedarse su “mozo de estoques o ayuda” para desnudar al diestro y explorarlo ampliamente y así valorar adecuadamente las lesiones. No se permitirá la entrada al quirófano a nadie, así como no se permite el paso en un quirófano hospitalario. Las excepciones son iguales a los quirófanos de cualquier centro hospitalario. Los médicos familiares de los toreros, son invitados e informados a estar presentes durante todo el proceso diagnóstico y terapéutico, siendo los más colaboradores y los que menos interrumpen nuestra labor. Si el traumatismo y la urgencia lo permiten, el primer contacto con el torero es de suma importancia, para transmitir nuestra atención y confianza. En el momento actual no podemos olvidar la utilización del consentimiento informado para la intervención, que será firmado por el torero, apoderado etc., etc.
Tratamiento general de las lesiones por asta de toro
Contusiones:
El tratamiento de estas lesiones, estará basado en la inmovilización, pauta que será rechazada por lesionado, apoderado, empresa etc., administración de antiinflamatorios, y en las contusiones de 2o grado la realización de vendajes compresivos, aplicación de frío con medidas protectoras, siempre que el asiento topográfico lo permita y posteriormente realizar punciones evacuadoras ante la existencia de líquidos (sangre o linfa), previa asepsia y profilaxis antibiótica. En las contusiones de 3o, el tratamiento será conservador y de forma quirúrgica según la evolución.
Heridas:
Tratamiento urgente: Esta actitud esta orientada a disminuir el riesgo vital del paciente y comprende:
Tratamiento definitivo: La existencia de un espacio libre de Friedrich, el tratamiento quirúrgico inmediato y la administración de antibióticos, permite realizar una sutura primaria en este tipo de heridas, en las que estaría contraindicada, por confluir factores catafilácticos como la contaminación en la profundidad de los tejidos, grave atracción de los mismos, cuerpos extraños y posibles lesiones vasculo-nerviosas.
Por todo ello, el tratamiento quirúrgico, debe comprender:
Las características generales de tratamiento de las heridas por asta de toro, será el común denominador, modificado por los tratamientos específicos de acuerdo con el asiento topográfico, que serán estudiados en capítulos posteriores, es por ello la aseveración de una formación quirúrgica amplia del cirujano que trate o sea responsable de una plaza de toros. El tratamiento de las lesiones vasculares, nerviosas, cavitarias abdominales y torácicas, no varía del realizado en los traumatismos de diferente origen.
Es importante, saber de la existencia de normas legales que regulan las enfermerías de las plazas de toros y los medios que se deben de exigir para aceptar la responsabilidad de las mencionadas enfermerías. (Real Decreto 1649/1997 de 31 de octubre). Y modificaciones de las diferentes Comunidades.
►La versión original puede consultarse en la dirección electrónica:
►El Centro Etnográfico del Toro de Lidia forma parte del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACyL). Dos son los objetivos que justifican la creación de este CITL. Por un lado, completar la Red de Centros de Investigación del ITA, con otro que respondiera a las demandas de un sector, en el que Castilla y León era ya la 2ª Comunidad autónoma en número de ganaderías, siendo Salamanca la provincia con mayor censo. Por otro lado, dar respuesta a las necesidades del sector.
0 comentarios