Donde se vota, se gana. A condición de que los representantes socialistas no se pongan de perfil. El matiz no es precisamente pequeño. Pero si se cumple esta condición, se irán ganando las batallas de una en una; de esta forma pasa a ser el camino más seguro para que al final la razón y la cordura se impongan frente a esa ola del prohibicionismo que tanto ruido forma.
Hay un criterio de gran sensatez, que es común a todo el mundo del toro, según el cual en ningún caso conviene mezclar la Tauromaquia con banderías políticas ni con batallas ideológicas. Pero desde ese buen principio, hay realidades que no se pueden ocultar. Y una de ellas es la ambivalencia del PSOE en materia taurina. Por más que su secretario general, Pedro Sánchez, se comprometiera en su día, cuando se entrevistó con los directivos de la UCTL, a ser respetuoso con la Tauromaquia y a respetar la libertad de los aficionados, la realidad es que luego no en todos los casos sus dirigentes respetan esos criterios de buena voluntad.
"Huimos de politizar la tauromaquia, que es universal, democrática y apolítica. No queremos polémicas, queremos seguridad y respeto al ordenamiento jurídico", dijo en su momento Carlos Núñez. Ni más ni menos es lo que se pide a las instituciones en las que están presentes los socialistas. Pero esta postura, que es de estricto sentido común, no siempre la cumplen.
Con los votos socialistas, entre otros, los toros han vuelto a Illumbe; sin siquiera la protesta del PSOE, el alcalde de A Coruña ha cerrado las puertas de su Coliseum –que es de todos los ciudadanos, con cuyos dineros se pagó– a la Fiesta. Pero también con sus votos andan en la cuerda floja andan diversas plazas de la Comunidad Valenciana, mientras que en Pinto o en San Sebastián de los Reyes han impedido el cierre.
En el caso A Coruña el alcalde lo tenía claro: "No tenemos ninguna posibilidad de prohibir esta actividad si se hace en privado, pero si somos capaces de ceder o no al Coliseo para acoger este tipo de espectáculo". Y, naturalmente, no se atrevió a llevar al pleno municipal la cuestión de la Feria de María Pita. Buscó el subterfugio de utilizar el trámite administrativo: no ceder el Coliseum para usos taurinos, aunque la decisión le suponga tener que pagar una indemnización al empresario Tomás Entero, que tenía adjudicado este arrendamiento por la anterior Corporación, y dejar a los aficionados gallegos, que los hay, sin su fiesta.
Fue la fórmula que también siguió el alcalde de San Sebastián, de Bildu, para cerrar el palacio de Anoeta a los toros, que como se sabe ha sido una decisión efímera: la nueva corporación, con los votos del PNV, el PSOE y el PP, aprobó anular esa medida y de nuevo Illumbe será plaza taurina, como era su objeto social primero.
La presencia activa de los aficionados
En el horizonte próximo nos topamos con Alicante, donde el tripartito que integran PSOE, Guanyar Alacant y Compromis prevé retirar las subvenciones y toda ayuda pública a la plaza de toros –que es de propiedad municipal– y para 2017 se proponen acabar con los festejos taurinos. Se supone que no acabarán actuando y dando la razón en los términos que utiliza su concejala Marisol Moreno (de Guanyar Alacant), para la que los aficionados son literalmente “hijos de puta” y propone una medida drástica para acabar con ellos: “una bomba os tiraba yo a vosotros”.
También el Ayuntamiento de Huesca se muestra proclive a preguntar a sus ciudadanos sobre la celebración de festejos taurinos. El alcalde, Luis Felipe (PSOE), dijo recientemente que "no prohibirá nada" sino que abrirá una vía de diálogo para que la gente decida el modelo de fiestas que quieren los oscenses para San Lorenzo. "Si hubiera una propuesta de ´no´ al espectáculo taurino serían los ciudadanos los que lo decidirían porque habría una consulta", aseguró. Este alcalde consultante lo es, naturalmente, con los votos de dos candidaturas alternativas: Cambiar Huesca y Aragón Sí Puede
Como estos dos casos hay un buen número, incluido el de Madrid que ha decidido suprimir la escasa subvención que daba a la Escuela Taurina –¿si los alumnos se declararan “okupas” del local de la Casa de Campo también los tratarían así?– y ha renunciado a utilizar el palco correspondiente de Las Ventas.
Pues bien, hay que aprender de Pinto, de San Sebastián de los Reyes, de tantos y tantos sitios donde han sido las voces de los aficionados y de los profesionales –voces siempre educadas y pacíficas, que no llaman a nadie “hijo de puta”, ni andan jugando con bombas, cómo la señora Moreno– los que han puesta las cosas en su sitio.
Ahora tenemos un caso evidente, que constituye todo un record. En Palma de Mallorca podrían integrar también la lista de los prohibicionistas, con debate previsto para el próximo pleno del 30 de julio. Y como ejercicio de presión sobre el Ayuntamiento, la asociación ´Mallorca sin sangre´ ha convocado una manifestación apara el sábado 25 de julio. Pues bien, para el día 6 de agosto la Casa Matilla ha preparado un cartelazo para la plaza mallorquina: toros de Zalduendo, para Morante, Manzanares y Talavante. La presencia de las figuras en el coliseo balear, supone una oportunidad magnífica para que los aficionados muestren su apoyo masivo y rotundo a la Fiesta, frente al desamparo de algunos políticos.
Pero aunque con otras circunstancias muy distinta, no debiera ser menor el apoyo que los aficionados debieran dar en este mes de agosto a las corridas de la Semana Grande de San Sebastián. A todos nos conviene que quienes han luchado por recuperar taurinamente Illumbe –los concejales del PNV, PSOE y PP y la Empresa Chopera–, ahora tenga un respaldo social masivo, como siempre ocurrió en la capital guipuzcoana, que tan rica historia taurina atesora.
Si todos nos tomamos la pequeña molestia de manifestar en público –aunque a esa hora “haga mucha calor”– nuestras legítimas y fundadas opiniones y aficiones, se formará la valla necesaria para impedir los desbordamientos de las sinrazones.
Pero muy oportuno sería, sobre todo, que los profesionales, todos los profesionales, se plantearan llevar a cabo conjuntamente todas las acciones jurídicas que la ley permite para que los Tribunales hagan respetar la voluntad popular, que es algo muchísimo más amplio que una mayoría aritmética en una Corporación, que hoy puede ser de un color y mañana de otro por simples razones de estrategia, cuando no de puras conveniencias.
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