“Todo hecho épico necesita un cantor que lo magnifique, que lo transmita a la historia, o que, simplemente, lo distinga. Y en el devenir del mundo poco hechos coexisten en lo épico de forma tan evidente, como la fiesta de los toros y la copla que la canta”.
Como en ocasiones se ha escrito, si hay un género musical enraizado en el pueblo español, ese es la copla. Sus letras se basan en la vida cotidiana siendo uno de sus elementos de inspiración el mundo taurino. La copla es un cante que nace del pueblo para contar historias, sus letras son poesía popular tal y como habla el pueblo. La copla toma del mundo taurino elementos simbólicos para transmitir las historias del torero, uno más del pueblo.
A principios del siglo XX la copla se consolidó como un género con identidad propia dentro del cante popular español. Conocido es cómo Federico García Lorca y la Generación del 27, por citar dos casos, mantuvieron una estrecha relación cultural con la copla y sus artistas. De hecho Federico rescató del olvido coplas como Los cuatro muleros, En el café de Chinitas, o Anda Jaleo.
Pero desde ahí, ininterrumpidamente la copla queda ligada al sentir popular, mucho más allá de las circunstancias políticas o sociales de cada época.
Cuando la tonadillera sale al escenario se produce una comunicación con el público sin igual, ella interpreta, dramatiza, vive y trasciende la historia que canta y el público se introduce en dicha historia. Ella es el hilo conductor entre la historia y el público y quizás ella sea protagonista real de un amor con un torero.
Actualmente las tonadilleras continúan con la tradición. Los temas que se cantan se amplían en su campo de contenidos, conforme evolucionan los gustos de los públicos. Pero la copla tradicional sigue vigente hoy como ayer. Aquel “En los carteles han puesto un nombre que no lo quiero mirar...” , sigue siendo actual.
A doña Concha Piquer sigue la sigue escuchando su célebre “Romance de valentía” que narra la historia de un maletilla que quiere ser torero y es cogido haciendo luna. Como la copla “Yo quiero se mataor” de la mano de Antonio Molina sigue en valor.
Y es que torero y copla continúan hermanados: El amor es el tema fundamental para la copla. El amor y el desamor, la mujer y el torero. Si todo se enmarca en el contexton del miedo que se hace épica la lucha entre toro y torero, la tragedia que se canta con la pena, para llorar al héroe, llega a su culmen.
Al hilo de esta permanente vigencia, traemos a nuestras páginas cinco ejemplos diferentes del sentir popular transformado en copla, que corresponden a etapas y autores diversos.
Silencio por un torero
Compuesta en recuerdo de José Gómez Ortega “Joselito”, Quintero, León y Quiroga compusieron la copla “Silencio por un torero”, que popularizo Juanita Reina. La colpa se estrenó el 11 de octubre de 1962, en el teatro Cervantes, de Málaga
Aquella tarde Sevilla
Silencio en Andalucía,
"¡Parece que está dormío, Dios mío,
Suspira bajo su velo
Silencio por un minuto,
"¡Parece que está dormío, Dios mío,
Suspira bajo su velo
¡Ay, soledad!
Se trata de una copla compuesta sobre un poema de Antonio Burgos a la memoria de Juan Belmonte, y al que puso música de J.J. Porlán. Rocío Jurado la incorporó a uno de sus discos, en concreto al titulado "Con mis cinco sentidos" ".
Iban muchachos desnudos
Planta sus pies frente al toro
La luna llega y la para
Y en este verte y no verte
Eran los años oscuros
A solas está de nuevo,
La muerte llega y la para,
Y en este verte y no verte
Coplas a Pedro Romero
Se trata de una bulería creada en los años 40 para doña Concha Piquer, en la época la número 1 del género, por Quintero, León y Quiroga, dedicada al legendario Pedro Romero.
En medio de la plaza,
Traje color manzana, ¡y olé!,
¡Ay Pedro Romero,
Ha citado a la muerte,
El toro es un juguete, ¡y olé!
Novillero
Nacida al otro lado del Atlántico, “Novillero” es la primera obra producto del genio musical que fue el gran Agustín Lara, parece que dedicada al entonces novillero mexicano Fermín Rivera. El primero en incorporar esta canción a su repertorio fue el también mexicano Pedro Vargas, a partir de 1935.
Un domingo en la tarde
Torero,
La virgen
Muchacho,
Torero,
Muchacho,
Yo quiero ser matao
“Yo quiero ser mataó” es una obra de Perelló y del maestro Gordillo, que popularizó en una de sus películas el gran Antonio Molina y en su época fue un verdadero boom musical.
Yo quiero ser matao
Yo quiero ser el mejor
Torero de garbo y salero
Torero
herio rueda a tus pies
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