En el informe económico que la gran patronal taurina presentó el pasado 26 de noviembre, se atribuye a los profesionales un papel determinante en los desorbitados costes de organización de los festejos taurinos. Con la intención de señalar que “el salario mínimo en este sector se encuentra por encima del precio de equilibrio”, el informe destaca que “los profesionales taurinos […] aumentan año tras año”, desde los 6.997 de 2006 hasta los 9.750 de 2013. Este incremento en el número de profesionales, sumado a la importante contracción que ha sufrido el mercado taurino en las últimas temporadas, lleva a los responsables del informe a concluir que existe “un exceso de oferta de trabajo que da lugar a desempleo”.
Sin embargo, si se analizan rigurosamente los datos del Registro General de Profesionales Taurinos, se constata que para un significativo porcentaje de los inscritos ha caducado la vigencia de su carnet profesional. En concreto, de los 9.820 inscritos a 1 de diciembre de 2013, sólo 6.060 mantienen en vigor su inscripción y son los únicos que pueden “intervenir en los espectáculos taurinos en los que se exija la profesionalidad de los participantes”, tal y como establece el Real Decreto 1034/2001, de 21 de septiembre, por el que se modifica parcialmente el Reglamento de Espectáculos Taurinos.
Por tanto, los datos oficiales de la Secretaría de Estado de Cultura desmienten la inflación de profesionales taurinos que denuncia ANOET. En términos globales, la gran patronal exagera un 62% las cifras reales de profesionales taurinos, al registrar como tales a los 3.760 cuya inscripción ha prescrito.
Por secciones del Registro, sobresalen los casos de los novilleros sin picadores y los rejoneadores, cuya suma de inscritos (2.186 y 393) duplica a la de quienes mantienen en vigor sus carnets (1.098 y 202).
El desfase es muy elevado también entre los novilleros con picadores, con 747 apuntados en el Registro y únicamente 435 carnets vigentes.
La cifra de picadores (738) y banderilleros (2.085) inscritos multiplica por 1,5 veces la de los profesionales realmente en activo (490 y 1.324).
Incluso en las dos categorías del Registro que muestran el menor volumen de carnets expirados -matadores de toros y mozos de espadas-, este número no baja de un considerable 30%. Por el contrario, en la sección de toreo cómico el 64% de las inscripciones no se han renovado.
Es necesario también resaltar que hay profesionales que renuevan periódicamente su inscripción, aunque ya no están en activo o bien se dedican a otras tareas relacionadas con el mundo del toro, lo que reduce más aun los trabajadores efectivamente disponibles. Por citar dos ilustres ejemplos, Victoriano Valencia y Curro Romero mantienen actualizado su carnet de matador de toros desde sus alternativas en 1958 y 1959, respectivamente.
El examen exhaustivo del Registro de Profesionales Taurinos del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte atenúa notablemente el exceso de oferta de trabajo que advierte ANOET y desmonta su principal objetivo: insinuar que el desempleo en el sector taurino es consecuencia de unos salarios excesivos que inducen “un escenario contradictorio donde los trabajadores aumentan y el trabajo disminuye”. La solución propuesta por las principales empresas para ajustar la oferta y la demanda de trabajo a niveles más equilibrados y reducir el paro en el sector, se focaliza en recortar los salarios de los profesionales.
El planteamiento de la patronal postula, en el fondo, que la teoría económica neoclásica explica plenamente el funcionamiento del mercado laboral taurino, y prefiere ignorar las múltiples rigideces de éste, tanto desde el punto de vista de la oferta de trabajo (sindicación) como de la demanda (concentración empresarial).
En el sector taurino, como en cualquier otra actividad económica, el salario mínimo sólo es efectivo si es superior al salario de equilibrio. Por tanto, no es ninguna rareza económica ni fruto del egoísmo de matadores y cuadrillas que los mínimos del Convenio Colectivo Nacional Taurino sean más elevados que las remuneraciones que se pagarían en un mercado perfectamente competitivo sin regulación laboral alguna.
¿Qué fracción del desempleo actual es debida a los mínimos que establece el convenio? La propia ANOET nos da la respuesta: Si el excedente de profesionales taurinos no es tan abultado como aparentan los 9.820 inscritos en el Registro, puesto que sólo 6.060 están verdaderamente en activo, la responsabilidad de los salarios en el exceso de oferta de trabajo es mucho menor de lo que se insinúa.
El desempleo que padecen los profesionales taurinos se debe más a una insuficiencia de la demanda provocada por la crisis económica, que a un desequilibrio en el mercado de trabajo originado por unas remuneraciones muy por encima del salario competitivo. Remuneraciones que, como admite ANOET en el informe, se negocian en su inmensa mayoría en los niveles mínimos que fija el convenio y, en demasiadas ocasiones, sabemos que ni siquiera se alcanzan.
Y cuidado, en este sentido, con el futuro, porque no está de más prevenir que, tal y como predice la teoría de los salarios de eficiencia, una motivación salarial insuficiente conduce a un proceso de selección adversa en un mercado de trabajo, de manera que al final son los profesionales menos capacitados quienes terminan copando una buena parte de los empleos.
El informe de los grandes empresarios taurinos asegura literalmente que “los salarios de los grupos B, C y cuadrillas, profesionales que en la gran mayoría se negocian en mínimos, no siendo así en grupo A donde están sujetos a cachés personalizados por figura”. Teniendo en cuenta la clasificación de la Comisión de Seguimiento del Convenio Colectivo Nacional Taurino para la temporada 2014, sólo cinco matadores y dos rejoneadores se incluirán en el grupo A. Es cierto que algunos más podrán elevar su caché sobre los mínimos, pero ¿cuántos profesionales de las diferentes secciones del registro trabajan por caché y no por los mínimos? ¿Digamos sesenta? Pongamos, exagerando, seiscientos. ¿Qué representan sobre 6.060 profesionales en activo? ¡Un diez por ciento! El 90% trabaja en mínimos, como en mínimos trabajan los ganaderos, mientras muchas propiedades, públicas y privadas, exigen unos arrendamientos exorbitantes que elevan los costes fijos a unas cotas que impiden la suficiente rentabilidad para las pymes taurinas, que también deben enfrentarse a una Administración que exprime al sector con impuestos, cotizaciones sociales y tasas.
Por supuesto que existe un superávit de profesionales achacable a la crisis económica que se desencadenó en 2008, y que ha provocado una brutal reducción de festejos taurinos en estas seis últimas temporadas. Y será fundamental, al proponer soluciones para afrontar el futuro del espectáculo, distinguir entre los costes de organización de las ferias del primer circuito y los inasumibles costes que soportan las plazas de tercera y las portátiles. Pero a este propósito y a crear el necesario clima de confianza entre las distintas partes del sector, no contribuye precisamente ANOET con su falta de transparencia y la tergiversación de los datos que realiza.
►Los artículos y estudios del profesor Juan Medina puede consultarse en su blog "El escalafón del aficionado", en la dirección electrónica:
http://escalafon.blogspot.com.es/
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