La Fiesta, en la aldea global

por | 3 Sep 2010 | Punto de vista

La encrucijada que en la actualidad atraviesa la Fiesta de los toros constituye un fenómeno social cada vez más complejo, que va mucho más allá de un mero debate de orden político. En efecto, se podrán adoptar decisiones políticas –caso de la ley catalana o de la ultima decisión del Constitucional de Colombia–, pero no dejan de ser una simple exteriorización de una fenomenología mucho más compleja.
 
La verdadera raíz del problema se centra en un debate planteado a escala planetaria, en el que la iniciativa se ha cedido en la práctica de forma casi exclusiva a los denominados animalistas y/o medioambientalista, mientras quienes defienden los valores de la Fiesta nos entretenemos en cuestiones episódicas y menores.
 
De hecho, el terreno de juego en el que hoy se ha situado esta cuestión es aquella “aldea global” que en los años 60 definió el intelectual canadiense Marshall McLuhan, que tanto influencia ha tenido en todo el mundo. Como es conocido, su concepto de “aldea global” se refiere a la interconexión humana sin límite geográfico alguno generada, pero tampoco de número de participantes, nacido al impulso de los los medios electrónicos de comunicación. En aquella década, Internet estaba aún muy en sus albores, pero con el desarrollo de las tecnologías de información y la comunicación la incipiente “aldea global” se ha transformado en un mundo interrelacionado, que ya tiene derivaciones concretas y prácticamente ineludibles en los campos económicos, políticos y sociales. Ya no es un mero fenómeno de opinión; ahora es una realidad que afecta a la vida diaria de todos los ciudadanos, cualquiera que sea el lugar del mundo en que se encuentre.
 
Un marco como el descrito, que por su propia naturaleza no conoce ningún género de fronteras ni de límites, presupone, entre otras cosas, que cualquier tipo de debate que se pueda suscitar se desarrolle en un ámbito mundial. Lo local ya no existe, lo local hoy es el mundo mismo.
 
Si nos circunscribimos a casos de todos conocidos, un ejemplo de esta “aldea global” se puede localizar en un hecho que no es episódico: la similitud de conceptos que se manejan en la exposición de motivos de la Ley del Parlamento de Cataluña y la reciente sentencia de la Corte Constitucional de Colombia. Que en instancias tan dispares y lejanas aparezcan conceptos y argumentos idénticos –caso de la improcedencia de destinar dineros públicos al mundo de los toros, por citar un caso— no es fruto de la casualidad, ni mucho menos tiene su origen en una especie de Derecho internacional por todos compartidos. Nada de eso. Es fruto, lisa y llanamente de unas corrientes de opinión que nacen desde cualquier lugar de nuestro planeta Tierra.
 
Pero otro tanto cabría decir cuando observamos como los animalistas mantienen no sólo posiciones idénticas, sino que hasta coinciden en la forma de expresarlas, con independencia de que procedan de Badajoz o de la Patagonia. Esta milimétrica coincidencia en lo que algunos denominan pensamiento tampoco es fruto de la casualidad, ni de ningún género “conspiración general”; es fruto, sencillamente, de ese nuevo escenario que convierte al mundo en una aldea.
 
Si se acepta este planteamiento, no cuesta trabajo deducir que el primero de los problemas que hoy tiene la Fiesta de los toros radica en que, fruto de ese debate planetario, en el importantísimo déficit de presencia que tiene en ese nuevo mundo: frente a la constancia y la dedicación de quienes mantienen las tesis contrarias, los que entienden y aprecian los valores taurinos están en otra cosa, ajenos a lo que ocurre en esa aldea, que al final está instalada ya en nuestras propias casas.
 
Mientras no se tome conciencia de esta realidad, que va mucho más allá de tal o cual iniciativa legislativa, o esta o aquella decisión de un Gobierno, la defensa de la Fiesta de los toros estará en riguroso precario.
Apóyanos compartiendo este artículo:
Taurología

Taurología

Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.