Ya son oficiales los carteles que compondrán la madrileña Feria de Otoño. Sobre la base de Iván Fandiño, que matará dos de las tres corridas anunciadas, las combinaciones parecen razonables, por más que no sean los soñados por todo aficionado. Pero en tanto la mayoría de las figuras no quieran ir en Las Ventas más allá de los compromisos isidriles, es lo que hay.
Los carteles que serán anunciados son los siguientes:
Jueves, 3 de octubre. Novillos de El Ventorrillo para Javier Jiménez, Juan Ortega y Sergio Felipe.
Viernes 4. Toros de Victoriano del Río para Manuel Jesús “El Cid”, Iván Fandiño y Sebastián Ritter, que tomará la alternativa.
Sábado 5. Toros de Puerto de San Lorenzo para Alberto Aguilar, Joselito Adame y Jiménez Fortes
Domingo 6. Toros de Adolfo Martín para Antonio Ferrera,
Javier Castaño e Iván Fandiño.
Sobre lo inicialmente anunciado se da un único cambio: la entrada de Alberto Aguilar sustituyendo al lesionado uan del Álamo, ahora en el dique seco por unas cuantas semanas.
Por otro lado, en el anuncio de la Feria se ha dado a conocer también la corrida que cierra la tempora. Finalmente se celebrará el 12 de octubre, Dia de la Hispanidad, en lugar del domingo 13, como pretendía la Empresa. Con toros de José Luís Pereda actuaran Luis Bolivar,, Paco Ureña y Sergio Flores.
Fuerte la apuesta de Iván Fandiño, aceptando la corrida más cómoda y la teóricamente más dura. Es evidente que con el momento que atraviesa, el de Orduña puede dar el toque final que le queda para entrar en el grupo de los elegidos, pese que no sea un torero lo que se dice cómodo para las figuras. Arrea demasiado y todas las tardes. Pero se lo merece.
Oportunidad clave la que tiene El Cid, después de una temporada que ha visto muy rebajado el nivel de sus carteles y su propia presencia en las ferias principales, como no rompa definitivamente con el pasado de dudas que arrastra, la campaña de 2014 se ke puede poner bastante problemática.
Mucho riesgo acumula la alternativa de Sebastián Ritter, que más que otra cosa parece preparada para que pueda recoger algo en el invierno americano. Desde luego, acudir a Las Ventas para dar ese paso, cuando en su campaña apenas se contabilizan media docena de novilladas, es un plato demasiado fuerte.
Justo y lógico el nuevo paso por Madrid de Joselito Adame y que Alberto Aguilar sea el sustituto de Juan del Álamo, como ocurre con la inclusión de Antonio Ferrera y Javier Castaño, que ninguno de ellos hace ascos a Madrid, aunque podrían haberse reservado para el año que viene con sus triunfos en el actual. No se entiende tanto la incorporación de última hora de Jiménez Fortes, que curiosamente es entre los nuevos el que más oportunidades ha tenido en esta temporada dentro del circuito principal, y siempre bien colocado.
Aunque sean los que más o menos triunfaron en el anodino verano de Las Ventas, que nunca ha sido tan bajo en calidad como este año, manifiestamente mejorable parece el cartel de la novillada, en la que no figuran ninguno de los novillero que hoy aparecen encabezando el escalafón y que son novedad, como es el caso de Posada de Maravillas o Lama de Góngora
Tampoco ha dado sus frutos, a la espera del cartel con el que se cierra el año taurino, el triunfo de Paco Ureña, como suena a broma un poco pesada la pretensión –desmentida por la Empresa– de El Pana de confirmar su alternativa, por más carácter iberoamericano que se le quiera dar a esa tarde.
La incógnita del abono
Tan importante, y casi más que el de mayo, resultará la acogida que entre los aficionados el nuevo abono. Si en este caso, con sólo cuatro festejos, una parte apreciable del abono no se renueva, habrán sonado las señales de alarma. Después del fiasco de San Isidro, otro en octubre resultaría difícilmente asimilable.
Pronto saldremos de dudas, porque el plazo de renovación se abre el 6 de septiembre, horas después de oficializar los carteles y concluirá, repesca de nuevos abonos incluida, el 29 de septiembre. El primer imput lo tendremos el día 24, cuando concluya el plazo de renovación de los abonos antiguos.
Una contrariedad menor resulta que por razones de orden técnico-bancario, los pagos de las renovaciones no puedan hacerse mediante domiciliación bancaria. Es si duda una incomodidad para los interesados, que a lo mejor con un poco más de previsión por parte de la Empresa en sus relaciones con los Bancos se podría haber evitado.
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