La faena de aliño de la Universidad de Valencia

por | 21 Jun 2012 | Informes

El rechazo de la Universidad de Valencia a la propuesta formal de declaración de las corridas de toros y fiestas populares de toros (“Bous al carrer”) por parte de la Generalitat de Valencia como Bien de Interés Cultural Inmaterial estaba cantado.

La Universidad de Valencia le ha hecho una faena a la Tauromaquia practicada en su tierra.

No ha sido una faena grande, rubricada con una estocada sin puntilla, como se esperaría de una institución cinco veces centenaria y tan pagada de sí misma… No. Ha sido una faena propia de mediocres pegapases a los que el toro se les ha muerto más bien de aburrimiento, pero, ¡qué le vamos a hacer!, lo que no puede ser, no puede ser y, además, es imposible…

La elaboración del informe ha sido un mero trámite para la docta institución, llevado a cabo, supongo, con no poca  displicencia. No ha sorprendido a nadie. Todo ha ocurrido según lo previsto, pero, al margen del efecto que el resultado de esa valoración pueda tener en la sociedad valenciana, hay ciertos detalles (“the devil is in the detail”, dicen los anglosajones) cuyo análisis revela poco rigor en el tratamiento del asunto, dejando un poco al descubierto las vergüenzas del, para mí querido Estudi General, creado por cierto en virtud de una bula promulgada en 1501 por el valenciano y taurófilo papa Alejandro VI.

En las veintiuna páginas del informe se leen ciertas afirmaciones, rotundas y sin apelación, que al lector poco avisado  pueden impresionarle, pero que proyectan una inquietante y larga sombra de dudas sobre, no solo tales afirmaciones sino, por extensión, sobre el documento en su totalidad (“falsum in uno, falsum in toto”…). Veamos:

La documentació valenciana medieval fa palès que els jocs amb bous estan completament associats a la presència règia a la ciutat de València.
Només quan el rei o el seu hereu són a la ciutat, aquesta organitza els jocs amb bous, després de realitzar els habituals torneigs i competicions entre cavallers.
Potser l´única excepció siga una prova indirecta que demostra la validesa d´aquesta tesi: al juliol de 1412 el Consell va organitzar una “gran festa de corre bous, e sien correguts thoros e bous”, després de tenir notícia de la declaració realitzada a Casp, en la qual es presentava com a rei Ferran I de Trastàmara i s’acabaven dos anys d´interregne (14101412) (p. 5)
Traducción:
La documentación valenciana medieval pone de manifiesto que los juegos con toros están completamente asociados a la presencia regia en la ciudad de Valencia.
Sólo cuando el rey o su heredero están en la ciudad, ésta organiza los juegos con toros, después de realizar los habituales torneos y competiciones entre caballeros.
Quizás la única excepción sea una prueba indirecta que demuestra la validez de esta tesis: en julio de 1412 el Consejo organizó una "gran fiesta de corre toros, y sean corridos toros y bueyes", después de tener noticia de la declaración realizada en Caspe, en la que se presentaba como rey Fernando I de Trastámara y acababan dos años de interregno (1410-1412).

Se obvia otro festejo taurino que invalida lo de la “única excepción”: El día de San Juan (24 de junio), el domingo 26 y el día de San Pedro (29 de junio) de 1446 se corrieron veinte toros.[1]

Una altra excepció en l´organització municipal de jocs amb bous és del 1492. Mai una victòria militar del monarca no s´havia festejat d´aquesta manera, però la caiguda de Granada va constituir una ocasió suficient per ferho. (p. 7)
Traducción:
Otra excepción en la organización municipal de juegos con toros es de 1492. Nunca una victoria militar del monarca se había festejado de esta manera, pero la caída de Granada constituyó una ocasión suficiente para hacerlo.

Otro olvido inconveniente: La toma de Nápoles (1442) por Alfonso V se celebró con una fiesta de toros. Su coste fue de 88 libras, 5 sueldos y dos dineros.[2]

Ni el papa Benet XIII ni el cardenal Roderic de Borja van ser homenatjats d´aquesta manera, com tampoc no es va celebrar amb bous l´elecció papal de Calixte III o d´Alexandre VI.(p. 6)
Traducción:
Ni el papa Benedicto XIII ni el cardenal Rodrigo de Borja fueron homenajeados de esta manera, como tampoco se celebró con toros la elección papal de Calixto III o de Alejandro VI.

El citado Almela i Vives, archivero del Ayuntamiento de Valencia y cronista oficial de la ciudad de Valencia, en su referido libro asegura que se celebró una corrida de toros para celebrar la elección de don Rodrigo de Borja como Sumo Pontífice (p. 52).

Els bous estan vinculats exclusivament a la presència de la monarquia a la ciutat com a part de tot un complex programa d´actes que preveu el govern ciutadà. (p. 6)
Traducción:
Los toros están vinculados exclusivamente a la presencia de la monarquía en la ciudad como parte de todo un complejo programa de actos previstos por el gobierno ciudadano.

Lamentamos discrepar así como poner a prueba la paciencia del lector al relacionar la serie de festejos taurinos celebrados en la ciudad de Valencia cuya causa es, en la inmensa mayoría de los casos, totalmente ajena a la presencia del rey o miembros de la familia real:

1. El 18 de julio de 1500 publicaron los Jurados de la Ciudad un bando anunciando que el día de San Jaime (25 de julio) y el siguiente (a la sazón era un Domingo) habría toros en la plaza del Mercado “per donar algún deport e plaer als habitadors de la present ciutat”. Los toros serían de 18 a 20, algunos de ellos muertos por caballeros.

2. En 1547, para celebrar la noticia de que los luteranos de Alemania se habían convertido a la fe católica.

3.  En 1555 y 1559 para festejar el regreso a España del emperador Carlos y su hijo don Felipe.

4. En noviembre de 1565, como regocijo por haberse levantado el sitio de Malta.

5. En años próximamente posteriores, por el nacimiento de varios infantes.

6. El día de Santa Ana (26 de julio) de 1581, para agasajar al también virrey conde de Aytona.

7. Los días 4 y 5 de julio de 1605 hubo toros para celebrar un nacimiento principesco.

8. El 12 y 13 de mayo de 1607 y  hubo fiestas de toros, toreando don Jaime Sorell, señor de Albalat. 

9.  Los días 22 y 23 de octubre de 1614 se lidiaron reses locales, participando don Pedro Luis Galcerán de Borja, hijo del Maestre de Montesa, don Laudomio Mercader, hijo del conde de Buñol y don Juan Cabanelles. Los beneficios se dedicaron a la obra de la iglesia de San Esteban, manifestando un cronista coetáneo que “folgaren-se los miradors i buidaren les bosses, i la umpliren los fusters”  (“holgáronse los espectadores, vaciándose sus bolsas y llenándose las de los carpinteros”.

10. Para celebrar el segundo centenario de la canonización de San Vicente Ferrer, hubo, en 1655, fiesta de toros.

11. En 1656 se publica un bando en el que el Justica y los Jurados hacen saber que la ciudad ha acordado celebrar todos los años procesión en honor de San Roque, como perpetuo recuerdo del castigo experimentado por la misma ciudad y el Reino en las enfermedades contagiosas que padeció. También acordó celebrar anualmente toros reales. Se harían en la plaza del Mercado los días 28 y 29 de agosto. Para mayor regocijo, se daría al mejor toreador a pie, diez libras; al segundo, ocho, y al tercero, cinco.

12. En 1658, con motivo de haber dado a luz la reina, se anunciaron toros para el  18 y 19 de febrero. La corrida no se pudo celebrar por haber una gran nevada en Castilla, impidiendo la llegada de las reses a Valencia

13. Sonadas fueron las corridas de 1659 con motivo de la canonización de fray Tomás de Villanueva, arzobispo que fue de la diócesis valentina y declarado antitaurino. En la plaza de Predicadores fueron corridos toros del lugar de procedencia del citado prelado, Villanueva de los Infantes (Ciudad Real), rejoneados por don Ximén Pérez de Calatayud, primogénito del conde del Real.

14.  Importantes también fueron las corridas celebradas en 16 y 17 de mayo de 1699 con motivo de la canonización del franciscano fray Pascual Bailón, en las cuales toreó el conde de Albatera.[3]

La guinda que corona toda esa serie de imprecisiones y omisiones es un error de principiante, muy frecuentado por cierto, pero imperdonable viniendo estampado en un documento que habla por esa docta casa:

Una dels conseqüències d’aquest canvi de valors és una major preocupació de les persones pels problemes mediambientals, pels drets civils o l’interès pels aspectes més socials, polítics, intel·lectuals i estètics de la vida. I, en aquest sentit, les expressions culturals que es basen a infringir violència o dany a altres éssers vius van quedant poc a poc en entredit. (p. 16)
Traducción:
Una de las consecuencias de este cambio de valores es una mayor preocupación de las personas por los problemas medioambientales, por los derechos civiles o el interés por los aspectos más sociales, políticos, intelectuales y estéticos de la vida. Y, en este sentido, las expresiones culturales que se basan en infringir violencia o daño a otros seres vivos van quedando poco a poco en entredicho.

Este desliz, inadmisible en gente de letras, muestra a) que el citado documento no ha sido redactado por ninguno de ellos o b) que ninguno de los cinco firmantes lo ha detectado. Francamente, no sé que es peor…, pero el daño infringido al prestigio de su veneranda institución es de los de toma pan y moja.

No pasa nada, eso se cura leyendo.

________

 [1] F. Almela i Vives, La fiesta de toros en Valencia (1962), en Escritos taurinos, Valencia, 2005, p. 52.

[2] Idem.

[3] Ibid., pp. 52-57.

 

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Taurología

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Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

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