“Santander,26. 8 de la mañana. Reina gran animación en la capital. Bandas de música recorren las calles, tocando alegres pasacalles. Anoche comenzaron a llegar los trenes especiales, conduciendo a gran numero de aficionados con el deseo de presenciar la corrida monstruo”. Así rezaba el inicio de la crónica, dos páginas de extensión, que publicaba, aunque sin firmar, “Dulzuras” en ABC el 27 de junio de 1913.
Y un poco más adelante añadía: “La lluvia deslució anoche las verbenas anunciadoras de la corrida; el día de hoy ha amanecido también lluvioso, pero la expectación por la corrida continúa lo mismo”.
Y es que la ocasión lo merecía. En un sólo día 18 toros en tres tandas, con Joselito, con el Gallo, con Vicente Pastor, Bombita, con Machaquito… No era para menos. Como se anunciaba era “la corrida monstruo”.
La primera sesión
Bajo la presidencia de los gobernadores civiles de Santander y Bilbao, la primera sesión reunión tan sólo medio aforo: sin duda, la lluvia retrajo a parte de los aficionados. Se anunciaban seis toros de Benjumea para Vicente Pastor (de azul y oro), Cocherito de Bilbao (de verde y oro) y Serafín Vigiola “Torquito” (de gris plomo y oro), que resultó herido por el 3º de la mañana al dar un molinete.
La sesión resultó entretenida; de hecho, los tres espadas fueron muy aplaudidos. Como también se lucieron mucho las cuadrillas, en especial Magritas –que puso pares superiores–, pero también “Badila” y “El Artillero” se lucieron a caballo. Pero, sobre todo, los toreros tuvieron una variada participación en los quites, destacando uno de “Torquito” al segundo de la mañana.
Cuentan las crónicas que Vicente Pastor, que por cogida de “Torquito” tuvo que matar tres toros, que en su primero toreó “cerca y con quietud”; a su segundo, que era incierto, le hizo “una faena inteligente, pero algo pesadilla”, aunque luego le recetó una excelente estocada; con el que cerraba plaza realizó un trasteo “breve” y “ayudado por su cuadrilla”.
De “Torquito” destacaron que, ante un bravo “benjumea”, se adornó con la muleta, sobresaliendo un pase de pecho y un molinete, que fue cuando sobrevino la cornada. Se quiso mantener en el ruedo, pero tras un pinchazo se vio obligado a trasladarse a la enfermería: Una herida de 8 centímetros de profundidad en la parte posterior del muslo izquierdo, siendo atendido por el Dr. Palacios. “Su estado es relativamente satisfactorio”, puntualiza el cronista.
La segunda sesión
A partir de las tres y cuarto de la tarde, recién acabado un rápido “café, copa y puro”, la segunda sesión. Y en está sí respondieron los aficionados, que habían continuado llegando a Santander durante toda la mañana.
El paseíllo lo hicieron los cuatro toreros que actuaban durante la tarde: Machaquito, Bombita, Joselito y El Gallo. Pero luego en el ruedo se quedaron solos Bombita y Joselito, frente a seis toros de Parladé. La tarde se había puesto algo desapacible, con mucho viento.
Machaco (de nazareno y oro) se la vio en primer lugar con un toro bien armado que llegó reservón a la muleta. Una “faena emocionante y valiente, en la que da pases superiores, a pesar de molestarle el viento”. Cinco minutos duró todo el trasteo y tras una buena estocada se le premió con una oreja. En cambio, nueve minutos necesitó para deshacerse del tercero, con acusada querencia a las tablas. “La faena se hace pesada”, certifica el revistero. Frente al que hacía 5º, al que pareó lucidamente al son de la música, realizó una faena valiente, despachada en cuatro minutos en medio de una gran ovación.
Por su parte, José Gómez “Joselito” –cuya cuadrilla no había llegado a tiempo por un accidente de automóvil– recetó “lances vistosos aunque algo embarullados” a su primero y tras parear con lucimiento –en especial en un par al cambio– muletea por bajo y se retrasa con la espada: su faena se prolongó por seis minutos, según contabiliza el cronista. De su actuación frente al 4º puede leerse: “Joselito pasa sobre ambas manos. Entra y deja una estocada hasta la mano, algo tendida. La faena ha sido brevísima. Duró un minuto (Muchas palmas)”. Con el 6º, el más ofensivo de cara, el de Gelves “encuentra el toro aplomado” a la hora de pasar de muleta y lo mata entre pitos a paso de banderilla.
La tercera parte
Sin solución de continuidad comienza la tercera parte de esta “corrida monstruo”. En el ruedo Machaquito y El Gallo, con toros del marqués de Saltillo.
En su primer turno, Machaco “se ciñe en el manejo de la franela y aguanta varias coladas”. Tras nueve minutos de actuación, se dividen las opiniones. Con el que salió en tercer lugar, el torero de Tomares “empieza a torear de muleta de cerca, aunque movido y próximo a las tablas” y al final escucha algunas palmas. Con el 5º, al que recibió con “un hermoso cambio de rodillas y luego seis verónicas superiores”, se lució mucho con los palos en medio de una gran ovación. “Con la muleta comenzó arrodillándose, luego siguió con otros naturales, de pecho, de rodillas. La faena fue soberbia y la coronó con un magnífico volapié, del que rodó el toro sin puntilla. En la faena empleó sólo tres minutos, concediéndosele una oreja en medio de una gran ovación”, detalla el cronista.
Rafael El Gallo (de grana y oro) recibió con acierto a su primero “y la asamblea muestra su complacencia con abundantes palmas. Al empezar la lucha del toro con la caballería, Gallo tira una larga que se aplaude con entusiasmo”. Según narra la crónica que publica ABC, Rafael comienza su faena “adornándose con pases de varias marcas. Uno de ellos lo remata con las odillas en tierra”, pero luego falla a espadas. Ante el cuarto, consiguió “una magistral y artística faena, en la que hay cinco pases seguidos cambiándose la muleta por la espalda, pases de molinete, de rodillas y todo el gran repertorio delos días de fiesta”, pero nuevamente se demora con los aceros. Mucho se lució el mayor de la dinastía con los palos en el cerraba plaza, en especial en un cambio y en otro par del trapecio, para luego volver a recibir muchas palmas con la muleta y fallar a la hora de la verdad.
Y el cronista concluye su muy largo trabajo: “Eran las siete cuando murió este último toro. La fiesta terminó dando el público grandes vivas a la tierruca. El desfile resultó brillante. El público salió contento de la fiesta. Cada torero ha dado su nota, entusiasmando al público hasta el punto de hacerse pesada la fiesta de los 18 toros”.
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La viñeta que publicó "El Imparcial" |
Las otras versiones del acontecimiento
La Correspondencia de España su cronista titula “La corrida mostruo de Santander”, en la que pone un especial énfasis el gran número de forasteros –incluso de Paris, especifica—que se han desplazado a la capital santanderina y en la enorme animación de la ciudad, para luego construir una crónica de corte clásico para su época: toro a toro.
Con una modificación significativa, el cronista de El Liberal titula “La corrida monstruosa”, para luego detallar cada lidia con toda pormenorización, que cierra con pocas palabras: “El público invade el anillo y abraza a los maestros. El desfile, brillantísimo”.
Por su parte, el cronista de El País titula de forma parecida a los demás: “La corrida mónstruo”. Y entre los pocos matices que incluye en su crónica telegráfica, uno: “Es demasiado espectáculo para un solo día”.
Mucho distó de este pormenorizado relato la versión que en su número de del 30 de junio dio The Kon Leche, en un amplísimo despliegue en el que no deja títere con cabeza, que destacaba a doble página con la siguiente titulación:
“La tabarra de Santander. Dieciocho toros muertos. Cuatro gatos en los tendidos. ¡Doce mil pesetas de pérdidas!”. Pero no por eso renuncia a su gallismo: “El heroe Gallo. Ha hecho maravillosas faenas en sus tres toros”. Y el peor parado el empresario, un tendero de ultramarinos al que ataca de forma inmisericorde.
Y dentro de su tono desgarrado, tiene un recuerdo, un mal recuerdo, para algunos colegas. Al referir el ambiente de vísperas en la Estación de trenes de Madrid cuanta que “no había nadie de los que se sacuden el bolsillo para ver una corrida allende el extrarradio, De los que van de morrillazo había un tres completo. ¡Lo presumíamos. La flor de nuestros revisteros que han sido invitados y costeados a pedir de boca, estaban allí como un solo hombre”. A partir de ahí, se pone a referenciar, medio a medio, los que iba en coches de primera y los que iban en tercera. Para concluir rotundo: “Y desde el andén nos volvimos, porque nosotros en esta juerga periodística-montañesa no hemos pasado de la Estación del Norte”.
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