De palabra y por escrito, no en una ocasión sino al menos en media docena de veces, tanto el ministro de Educación, Cultura y Deportes como su Secretario de Estado de Cultura se han referido a su interés por convocar “cuanto antes” a la Comisión Consultiva Nacional de Asuntos Taurinos, para trabajar en su revitalización.
Resulta comprensible que ese “cuanto antes” no resulte fácil de concretar en una fecha. Con la está cayendo no parece que el primer objetivo del Gobierno vaya a ser ese. Pero no es menos cierto que no toda la Administración del Estado está únicamente y exclusivamente pendiente, por decir, de la “prima de riesgo”. Y así, la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales y de Archivos y Bibliotecas –de quien dependen las cuestiones taurinas– desarrolla con toda normalidad sus actividades propias, como bien puede comprobarse si se entra en la página web del Ministerio.
Sin embargo, la fecha para poner en marcha la Comisión Consultiva sigue pendiente. Más de uno y más de dos salió decepcionado con la intervención del ministro Wert, cuando presidió la inauguración del ciclo de actividades culturales que se desarrollan con ocasión de la feria de San Isidro. Agradecieron sus afectuosas y generales palabras, pero estaban en la creencia, por lo demás muy lógica, de que aprovecharía un acto de esa naturaleza para hacer un anuncio importante, como por ejemplo esta convocatoria de la Consultiva. De ahí la decepción.
Se cuenta de una reunión de intelectuales, en la que el organizador les urgía a pasar cuanto antes de la fase que definía como de “espárragos de Aranjuez e ideas generales”, para pasar a tratar los verdaderos temas que les había congregado en aquella comida. Da la impresión que en lo que se refiere a la Fiesta la cosa está todavía en esa fase preliminar, como si no hubiera prisas por pasar al plato con fundamento y al temario relevante.
Es más. Por algunas noticias que van circulando entre los aficionados, se sabe que en el organismo correspondiente se ha trabajado en la actualización del listado de los 52 miembros de la Consultiva, según los criterios de las normas administrativa de hace ya bastante más de 20 años.
Si este trabajo de recopilación de nombres y datos se realiza con objetivos de comunicación de las decisiones, parece muy razonable; si, en cambio, se está realizando para convocarles a los 52 para la primera reunión, ya es más discutible.
Uno de los grandes inconvenientes comprobados en la antigua Consultiva –causa, muy probablemente, de su inoperancia— radicó precisamente en una composición tan amplia que carecía e cualquier género de operatividad. Por eso, un criterio de eficiencia –palabra mágica en los actuales gobernantes: la repiten una media de 3 veces por párrafo– lleva a remodelar previamente el organismo, para luego revitalizarlo. Eso de que una institución se haga el harakiri, en España se hizo una vez y con éxito para hacer posible la modélica Transición; luego, con buen y prudente criterio nos se ha intentado repetir. Aunque solo sea por eso, carece de fundamento pensar que la mastodóntica Consultiva actual va a autodimitir para dar paso a otro organismo realmente operativo.
Pero es que, además, a día de hoy no pocas de los organizaciones que tenían representación en la Consultiva ha sufrido cambios sustantivos. Y así la estructura representativa del empresariado taurino difiere bastante de la que regía en la etapa de Mayor Oreja como ministro, que fue cuando se convocó a la Consultiva por ultima vez. Otro tanto ocurre con las organizaciones profesionales de los toreros en cualquiera de sus escalafones. Y nada digamos de los ganaderos.
Pero lo mismo que ocurre con las características y naturaleza de las organizaciones representativas, pasa también con la propia problemática a abordar. Desde luego, hoy la Fiesta no está para reuniones de “espárragos de Aranjuez e ideas generales”. Hay una agenda amplísima de cuestiones tan urgentes como concretas para abordar, y eso de suyo requiere personas especializadas. Como no es el momento para que la Administración pase a incorporar nuevo personal, la solución pasa porque los componentes de la Consultiva reúnan las dos condiciones. Su naturaleza representativa y su carácter experto,
Si se elabora con acierto jurídico, realizar estos cambios no requería normativamente más allá de una Orden Ministerial y un Reglamento que la desarrolle. Por tanto, no estaríamos moviendo en el ámbito de lo puramente administrativo, que no exige de otro tipo de tramitación fuera de ese ámbito.
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