El magnate mexicano Alberto Bailleres no pierde interés por hacerse presente en España como empresario taurino. Después de la propuesta de la Fusión Internacional por la Tauromaquia y de su alianza con Taurodelta en el fallido intento por gestionar la plaza de Las Ventas, ahora busca una tercer vía: ha suscrito una alianza con la Casa Chopera –mercantilmente, Martínez Flamarique SL–, para colaborar en las plazas que la empresa vasca dirige en España.
En su día, en el mundo del toro se daba por hecho que el grupo que lidera Bailleres se iba a coaligar con los hijos de Manolo Chopera para acudir juntos al concurso de Madrid. Pero aquella posibilidad no prosperó y ahora acude de nuevo al mercado taurino español, pero cambiando de partner: la Casa Chopera, que como bien se sabe esta integrada por la otra rama familiar de lo que hace más de 50 años era una única y gran Empresa bajo la denominación de Martínez Elizondo.
La alianza empresarial se ha dado a conocer oficialmente en los siguientes términos:
Texto del comunicado
“El Grupo BAL y Martínez Flamarique (Casa Chopera) anuncian que han llegado a un acuerdo de asociación para la gestión de las plazas de toros que regenta la familia Martínez Flamarique.
Esta asociación nace desde la estrecha relación que ha unido a estas dos empresas desde hace décadas partiendo de las bases y conceptos que siempre han compartido como son la seriedad, la profesionalidad, el respeto a este magnífico arte y universal cultura y la búsqueda de la prosperidad del sector taurino.
La intención de este acuerdo se basa en objetivos claros y responsables apoyados por una base de dedicación, innovación, trabajo y recursos que hagan posible que este proyecto sea beneficioso para la fiesta de los toros en su ámbito general y que sobre todo tenga como máximo exponente la defensa de los derechos e intereses de los aficionados.
Así mismo queremos demostrar nuestra máxima ilusión y compromiso, con este proyecto que nos llena de responsabilidad por el futuro de la tauromaquia, que en estos momentos atraviesa un momento delicado”.
Algunas imprecisiones
Probablemente porque un simple comunicado de prensa no da lugar para ello, pero resulta evidente que con la nota informativa no se cuenta con todos los elementos precisos para matizar esta alianza, fuera de la propia decisión de mantener un acuerdo para la gestionar en común de plazas españolas. A este respecto, lo más relevante radica en saber si jurídica y mercantilmente se trata de un acuerdo de cooperación entre empresas o si supone una toma de participación accionarial; pero de esto nada se dice en la nota de prensa.
Tampoco se hace referencia alguna en el comunicado a la distribución de competencias entre cada una de las partes, como si se hacía, por ejemplo, en la UTE que Bailleres firmó con Taurodelta, donde se especificaba que la responsabilidad ejecutiva correspondía en solitario a Manuel Martínez Erice.
A falta de otras informaciones más precisas, en el comunicado oficial se referencia que una de las partes firmante es el Grupo Bal, esto: la sociedad de cabecera sobre la que está construido el imperio financiero y empresarial de Alberto Bailleres. El dato no es marginal a efectos empresariales.
Cuando el magnate mexicano promovió la alianza que tomó el nombre de Fusión Internacional por la Tauromaquia, aparecía como firmante su empresa propiamente taurina: Espectáculos Taurinos de México S.A. Sin embargo, la empresa ETMSA no aparece en la relación de sociedades que integran el Grupo Bal, si nos atenemos lo que se informa en su web oficial, sino que tiene el carácter de una mercantil independiente[1].
En términos jurídicos en realidad no se produjo ninguna fusión en una entidad común, sino que mercantilmente se instrumentó mediante la toma de participaciones de control –a través de la sociedad instrumental, Global Gudea SUL– en cada una de las empresas con las que José Cutiño gestionaba las plazas que tenía adjudicada. Para acudir al concurso de Las Ventas, de nuevo Global Gudea SUL es quien firma una UTE al 50% con Taurodelta, la empresa de los Martínez Uranga.
Por otro lado, cuando Bailleres decide invertir en la compra de la ganadería de Zalduendo –antes de Fernando Domecq–, lo hace con la creación de la mercantil Ganadería Zalduendo SL, a través de la sociedad Inversiones Agropecuarias Alter SL, que antes de esta operación atendía por la denominación de Global Attaces SL.
Pero si hasta ahora se operaba mediante sociedades individualizadas y que no aparecen incluidas en el grupo matriz, ahora en cambio se anuncia en el comunicado oficial que el socio de la Casa Chopera en su alianza española será el Grupo Bal, esto es: lo que podríamos denominar como el núcleo duro del grupo multinacional de Alberto Bailleres.
Si este dato concreto no respondiera a una imprecisión en la forma de expresarse, sino que realmente fuera el Grupo Bal quien opera en este caso, presupone una implicación empresarial de mayor rango y, probablemente, trascendencia. A falta de datos más precisos, bastará esperar a que el acuerdo aparezca en el BORME para salir de dudas.
La Casa Chopera
Originariamente la Casa Chopera se remonta al tronco común que encabezó don Pablo Martínez Elizondo, siguiendo los pasos de su padre y en compañía de sus hermanos. En años posteriores, permanecían bajo la misma sociedad las dos ramas de la familia que se dedicó a los toros: los Martínez Flamarique (Manolo y Jesús) y los Martínez Uranga (José Antonio y Javier), hasta que se independizan en 1973, temporada a partir de la cual cada una sigue su camino.
La empresa Martínez Flamarique SA –años más tarde convertida en Sociedad Limitada– la constituyeron los hermanos Manolo y Jesús Chopera en marzo de 1974, y en la época reciente se hicieron cargo de ella los hijos de Manolo: Oscar y Pablo Martínez Labiano.
Llevado de la mano de Manolo Chopera –con Jesús como artífice importante toda la gestión no taurina– se construyó un verdadero imperio, llegando a gestionar, entre otras, plazas como Madrid, Bilbao, Burgos, Vitoria, San Sebastián, Logroño, Talavera, Toledo, Badajoz, Almería, Santander, Tudela, Palencia, Talavera, Sevilla, Salamanca –esta última en un condominio con los Martínez Uranga–, México, Bogotá, Manizales, Medellín, San Cristóbal, Maracaibo, Caracas y Valencia (Venezuela), Bayona, Mont de Marsan, Dax, Vic-Fezensac, Air Sur Ládour, Floirac y Eauze. Una época en la que, además, las grandes figuras del toreo aparecía en su nómina: desde Antonio Ordóñez, Paco Camino o El Cordobés hasta El Niño de la Capea.
En la actualidad, lo que los hermanos Martínez Labiano aportan a la alianza con Bailleres es la dirección de las plazas de Almería, Logroño, Salamanca –de forma rotatoria con los Martínez Uranga–, San Sebastián y Palencia; hasta hace unas temporadas dirigieron también las plazas de Córdoba y Málaga, además de asesorar a la de Santander. En la actualidad ejercen como asesores externos de la Junta Administrativa en la plaza de Bilbao. Esto es: todas ellas plazas ajenas –la mayoría además de mayor rango– que las que gestiona en la actualidad la Fusión Internacional.
Pero los Chopera se responsabilizan también de la dirección en Europa de la carrera de Pablo Hermoso de Mendoza, que en México tiene como apoderados precisamente a la empresa taurina de Bailleres. Con la reciente rescisión del contrato que mantenían con Paco Ureña, en la actualidad no están en el campo del apoderamiento.
Para entender, en fin, el sentido final de esta alianza conviene tener en cuenta lo que este jueves, 10 de noviembre, escribe Zabala de la Serna en el diario “El Mundo”: “El comunicado de la anunciación no detallaba demasiado del pacto rubricado en tierras mexicanas -hasta allí se fueron- por la familia Chopera, pero todo no acabaría de tener sentido si en el horizonte no estuviera Bilbao, que sería la joya se la corona. La idea de ser empresarios de Bilbao, más allá de la histórica gerencia vigilada por la Junta de la Casa de Misericordia y el Ayuntamiento de la capital vizcaína, propietarios de Vista Alegre, sería factible mediante el pago de un canon o arrendamiento por un tiempo determinado. Cinco años, por ejemplo. Cobraría mayor sentido la entrada de Bailleres en la Casa Chopera para gestionar ¿o capitalizar? plazas cuya situación, salvo el espejismo de San Sebastián esta temporada, es francamente delicada. Tampoco es que Bilbao esté ahora mismo como para tirar cohetes, pero su categoría, historia y potencial nada tiene que ver con los otros cosos de Martínez Flamarique”[2].
[1] En este sentido, se puede consultar:
[2] Zabala de la Serna. “Bilbao sería clave en el pacto del grupo Baillères con la Casa Chopera”, en: http://www.elmundo.es/cultura/2016/11/10/582429e046163f6c4e8b45be.html
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