La cárdena decepción

por | 14 May 2016 | Temporada 2016

MADRID. Novena del abono de San Isidro. Dos tercios de plaza: en números redondos, 3.000 espectadores más que el abono, según datos de taquilla. Cuatro toros de Flor de Jara –1º, 2º y 4º, cinqueños– y dos San Martín –5º y 6º–, decepcionantes. Fernando Robleño (de azul cobalto y oro) , silencio y silencio. Miguel Ángel Delgado (de malva y oro), ovación y silencio. Diego Silveti (de grana y oro), silencio tras un aviso y silencio.

Decepción se llama esa figura. “Pesar causado por un desengaño”, dice la Real Academia. Y el desengaño fue mayúsculo. Se fue a ver una corrida de las hoy encasilladas como “duras”, y no se sabe por qué: las figuras de hace unos años, no tantos, mataban la camada entera de lo que se criaba en la hacienda de San José de Bucaré, que por entonces se la reservaba al completo Manolo Chopera para sus plazas. O sea, que  de eso de "ir a los leones" no había nada. Y ahora poco queda. Ayer y hoy, mantiene el aliciente de pertenecer a un encaste siempre interesante y diferente, pues de eso también nada.

Ni los santacolomeños de Flor de Jara, que Luis Carlos Aragón Cancela cría en Colmenar, ni los de San  Martín, que eso en su ascendiente más próximo viene de lo de José Chafik. Por no tener no tenían ni esa chiribita que siempre sacó esta sangre y que también sabía dominar Paco Camino. Pero también por no tener, ni su tipo más clásico: nunca salieron de la Casa Buendía toros tan cornalones como algunos de los de esta tarde. Ese, junto a ser un toro de suyo bajo, era precisamente su problema para lidiar en el Madrid moderno.

La parte colmenareña no tuvo ni pizquita de esa sal  que viene de la casta: deambulaban por  el ruedo sin celo alguno, siempre desentendiéndose de la pelea, tomando los engaños como el que pasaba por allí: con la cara alta y buscando por dónde irse. Nada que ver con esas interesantes y complejas novilladas que trajo otros años. Pero los remiendos de San Martín no mejoraron la escena; un poco más de fuelle tuvo el que cerró plaza, pero sin clase y sin capacidad para repetir. Ni ante el caballo se pudo ver un momento interesante. Unos y otros, todos desalentadores, por no escribir desesperantes, para cualquier torero, que tenía que ponerse allí sabiendo de antemano que el triunfo resultaba un completo imposible.

Como en la vida hay que tener una ilusión, vamos a creer, con el refrán, que el mejor escritor echa un borrón; que lo visto este sábado no ha sido más que esa tarde mala que tiene cualquier ganadería. Y es que si no fuera así, poco recorrido se ha andado en la recuperación de este encaste, con lo importante que ha sido históricamente. Desde luego, si es por los exponentes de hoy, todo lleva al desánimo.

Y desánimo profundo debió sentir Fernando Robleño, muy cuajado ya como matador de toros, con un oficio magnífico para entender incluso a ese toro complicado que tantas veces tiene que lidiar. En el fondo, una oportunidad baldía; ahora toda su apuesta se dirige a los de Cuadri, del 2 de junio. Pero no debió ser menor el desánimo de muchos aficionados, que ven con agrado el trabajo esforzado del torero de Colmenar de Oreja.

Al comienzo de la faena al 2º de la tarde parecía que Miguel A. Delgado –que tuvo un paso esperanzador paso por Sevilla– iba a poder romper; resultó un espejismo, el de la Jara admitía los dos primeros muletazos por la inercia del viaje, pero a partir de ahí, nada. 

Esbozo de natural de Silveti

Tampoco Diego Silveti –la única representación de México que hace el paseíllo en esta feria– tuvo opción alguna. Con todo tuvo pasajes en los que se atisbaron más cosas de las vistas. En las circunstancias de hoy no se puede emitir una opinión más fundada, pero dejó el regusto de volver a verle con una corrida en condiciones. Los toreros de dinastía siempre tiene un algo diferente. Silveti, también.

 

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Taurología

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Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

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