BILBAO. Séptima y última de las Corridas Generales. Menos de media entrada, en tarde que acabó en lluvia. Seis toros de Jandilla –el 3º bis como sobrero–, de cuidada presentación pero de irregular juego y fondo; destacaron 1º y 2º por su calidad, aunque son las fuerzas muy justas. Diego Urdiales (de azul pastel y oro), ovación y ovación. Iván Fandiño (de verde esperanza y oro), vuelta al ruedo y ovación. David Mora (de rosa y oro), silencio tras un aviso y ovación.
Vista Alegre dio el cerrojazo a su abono y a su temporada, que ya se circunscribe exclusivamente a los festejos de agosto. Y el telón se bajó con un ambiente distendido, a diferencia del encrespamiento de las dos tardes anteriores. En otras ediciones, esta fecha dominical se reservaba para una de las corridas duras; como esas ya sólo vino la de Victorino Martin, se programó la de Jandilla.
Borja Domecq trajo seis toros lustrosos, algunos de muy bella estampa, que resultó más interesante para el aficionado que para el espectador de ocasión, porque tuvo muchos matices. De calidad y noble resultó el que abrió plaza y de una clase tremenda el que hizo 2º; pero ambos tenían sus fuerzas al límite de lo necesario. Con problemas y complicaciones 3º y 5º y simplemente cumplidores los dos restantes. Cubrieron con nota media su paso por los caballos, aunque con el pero de tener que medírseles mucho el castigo. Dentro del bajo nivel ganadero que ha tenido esta edición del abono bilbaíno, no es de las corridas que salen mal paradas, aunque sin resultar excepcional.
La sorpresa principal de este último festejo viajó debajo del brazo de Iván Fandiño. Dejó una imagen que nada tiene que ver con su paso por otras plazas de primera. Será que el verse relegado en muchos carteles le ha hecho despertar de un mal sueño, que comenzó hace un par de años en Madrid por primavera. Vino a Bilbao entregado de antemano. Y pudo triunfar con más fuerza. Su toreo tuvo momentos excelentes, acorde con la calidad de su enemigo, sacando a pasear un temple muy bien pulseado. Pero también sacó a relucir una decisión encomiable, hasta a la hora de calentar los tendidos con las manoletinas con las dos rodillas en tierra. Luego no culminó su obra con la espada y los tendidos fueron remisos a la hora de sacar los pañuelos. Muy interesante su forma de fajarse con el 5º, uno de los complicados. Con un valor sereno y firme, lo supo trastear toreramente, dominando siempre la situación.
Qué pena que el toro que abrió la tarde no tuviera un poco más de fondo para lucir su calidad. Con gran mimo y sin poder bajarle la mano, para que el de Jandilla aguantara, Diego Urdiales cuajó series sobre ambas manos de una estética majestuosa, pero le faltaba ese plus de la emoción. Pero a falta de elemento tan esencial, la concepción que el riojano tiene del toreo sigue creciendo. Frente al 4º, que tuvo su punto de nobleza pero nunca se entregó, volvió ofrecer momentos de mucho interés, pero todo quedó borrado por una estocada que hacía guardia.
Digna la reaparición de David Mora en Bilbao. El sobrero que lidió como 3º a la postre fue el Jandilla con menos fuelle; el que cerró la tarde y la feria, con más clase. En ambos Mora trató de hacer las cosas bien, asentada la planta y buscando el terreno adecuado. Pero con una cosa y otra, aquello no fue a más y, además, se estancó con los aceros de muerte en su primero.
Los Premios de la Feria
Al término de la ultima de abono, tanto la Junta Administrativa de Vista Alegre y el Club Cocherito han fallado sus trofeos anuales.
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