BARCARROTA. (Badajoz). Octava de la Gira de Reconstrucción. Cuatro toros de El Parralejo, de adecuada presentación para una plaza de tercera y nobles aunque justos de fuerzas. Juan Leal (de malva y oro), una oreja y dos orejas. Ginés Marín ( de verde hoja y oro), una oreja y una oreja tras un aviso. Se anunció como sobresaliente el salmantino Juan Andrés González. Por las restricción anti pandemia, escasamente un quinto del aforo –incluida la bien conjuntada Banda de música–, que oficialmente es de 5.000 localidades.
Incidencias: Una plaza con verdadero encanto, con la presidencia en una balconada ubicada en la torre contigua. Excelente con los palos Agustín de Espartinas; con buena nota en la lidia, Antonio Manuel Punta.
Ni a Ginés Marín el paro forzoso se le ha oxidado la mano izquierda, ni Juan Leal está hecho exclusivamente para las corridas duras. Bien podría ser el resumen en breve del festejo de Barcarrota, una tarde que fue más que entretenida, aunque estuviera muy desambientada por lo reducido del público.
Bien es cierto que El Parralejo trajo un cuarteto con mucha nobleza, por más que con faenas tan largas como las que se prodigaron, ya a su mediado se salían sueltos, buscando el amparo de los tableros.
Para Juan Leal, que venía de una encerrona triunfal en Istres (Francia), fue una tarde plácida y sin los atragantones de lo que habitualmente lidia. Dejó constancia de buen toreo de mano baja y hasta el final, sin por ello rehusar sus alardes de valor. En sus dos turnos estuvo contundente con la espada.
La mano izquierda de Ginés Marín sigue siendo una delicia para el espectador, sin olvidar lo templadamente que maneja el capote. Sus ayudados por bajo a su primero fueron de antología. En esta función en las tierras de Extremadura se le veía hasta sobrado con su lote.
Otro sí
►►Una lamentable noticia: Los socialistas españoles (que se sepa. salvo 2) aportaron los votos necesarios para lograr sacar adelante en Bruselas una enmienda para evitar que se beneficien de la PAC los ganaderos de bravo. ¿La Vicepresidente Carmen Calvo, tan aficionada como se declara, estará tan feliz como sus correligionarios?
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