SANTANDER, 25 de julio de 2011. Muy buena entrada, sin llegar al lleno. Toros de Jandilla, desiguales de juego y trapío. El Juli, palmas y silencio. Miguel A. Perera, silencio y oreja tras aviso. Juan del Álamo, vuelta y dos orejas.
Ya tenemos un nuevo matador de toros, entre los jóvenes que a lo largo del verano cambiará de escalafón. El salmantino Juan del Álamo (de blanco y plata) tuvo la buena fortuna de abrir la Puerta Grande santanderina en tarde tan señala en su carrera. Y lo hizo con seriedad y con firmeza. Animoso y tranquilo en el toro de la ceremonia, de muy escaso motor, el triunfo llegó con el que cerraba tarde. Ahí el nuevo doctor salió a mil revoluciones, a romper pasara lo que pasara. Y rompió. Su faena tuvo buen gusto en los trincherazos iniciales, toreó despacioso con la zurda y acabó reanimando al personal con adornos de valor. ¿El éxito le permitirá abrir paso ahora? Las cosas no están fáciles, sobre cuando en julio –¡qué barbaridad!– ya están cerrados los carteles de octubre, pero bueno sería que encontrara su hueco para abrir el proceso de las renovaciones.
La tarde, en la siempre amable plaza de este Santander cada día más bonito y acogedor, tampoco tuvo demasiada historia. De ello se encargaron los seis “jandillas” lidiados, cuya medida acometividad y raza limitaba todas las posibilidades.
De hecho, que en una feria de la personalidad de ésta El Juli haya saldado su tarde con unas simples palmas no deja de ser significativo, dado el momento que atraviesa. Algo de más suerte tuvo el esforzado Perera, que con el más entipado quinto dio uno de sus habituales recitales de quietud.
tras Juan del Álamo, en las semanas que vienen ahora nos esperan otros dos doctorados: Diego Silveti en Gijón y Jiménez Fortes en Bilbao. Y alguno más que caerá en plazas de otro orden. Lo de Silveti parece claro, porque además de estar ya puesto, es el momento de volver a su México natal a rentabilizar la novedad en el invierno. Si supera a tiempo, como es probable, el percance sufrido en Santander hace unos días, al malagueño Jiménez Fortes le espera un plato fuerte en Bilbao, al que llegará prácticamente en plena convalecencia. Ojalá a ninguno de los tres los dejen ahora sentados en el banco de las salas de esperas.
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