Ya tiene asegurado su primer triunfo: José Tomás llenará por completo el grandioso graderío de la Plaza México en su reaparición del próximo día 31 de enero. Todo un record, a la vista de las poquísimas veces que ha ocurrido en los tiempos modernos. Conseguir que todo el tendido alto se ocupe, venía siendo punto menos que imposible. Luego habrá que esperar a lo que ocurra en el ruedo, siempre impredecible en el toreo. Pero es lo cierto que reina una expectación como pocas veces se ha visto.
De hecho, ha sido el tirón que Rafael Herrerías necesitaba para recuperar el abono –el derecho de apartado, se le denomina allí– de la llamada Temporada Grande después de la mala campaña anterior, que tantas críticas levantó, hasta poner en cuestión la gestión del empresario.
Tal como se organizaron los carteles, llega José Tomás como una especie de colofón a la presencia de otras tres figuras españolas en la México, porque en los domingos precedentes harán el paseíllo en el coso de Insurgentes Alejandro Talavante, Morante de la Puebla y El Juli. Todo un punto de contraste bajo el punto de vista que se quiera. También el de la taquilla.
Bajo el punto de vista que la afición española valora estos acontecimientos, la duda más relevante que se alberga para el día 31 en los seis toros que saldrán por chiqueros, tan deficientes como vienen siendo en la temporada mexicana, incluida la Monumental según ha podido comprobar todo el mudo con la retrasmisiones en diferido. Y también en este tema habrá contraste con los toros que lidien las otras tres figuras.
En el caso de José Tomás serán tres con el hierro de Fernando de la Mora –con origen en el encaste santacoloma– y otros tres de Los Encinos –procedente inicialmente de la versión mexicana de Saltillo–, dos de sus ganaderías predilectas por aquellos pagos.
Cuentan en el entorno del torero madrileño que este festejo se había previsto para el inicio de la Temporada Grande, en los meses finales de 2015. Sin embargo, para que la corrida seleccionada tuviera mejor presentación y remate, el de Galapagar decidió que se pospusiera unos meses hasta finales de enero. El próximo día 31 saldremos de dudas. Pero habitualmente el de Galapagar sabe medir bien estas cosas, como se comprobó, por ejemplo, en la tarde apoteósica de Nimes, en septiembre de 2012, construida a su mayor gloria pero en la que se midió con tino el trapío de las reses.
¿Y después de la México qué?
Pero si José Tomás tiene asegurado ya el “No hay billetes”, le queda pendiente conseguir una tarde redonda, incontestable, de triunfo. Desde que hace ya 20 años accediera al grado de matador de toros en este mismo escenario, el 10 de diciembre de 1995 (1), el torero de Galapagar ha toreado tan sólo en siete ocasiones más en la Monumental mexicana; la última, el 29 de noviembre de 2009, en un mano a mano con Arturo Macías. Y en ninguna de ellas alcanzó uno de esos triunfos arrolladores que se le vieron en su última comparecencia en Madrid, por ejemplo. De los 18 toros que ha lidiado cortó tan sólo seis orejas, aunque en 2008 supo lo que supone salir por la Puerta Grande.
Como el interés por su vuelta está intacto, pendiente se anda de esta segunda parte. Todos sueñan con un “Nimes bis”, que en este caso será mano a mano con quien en México es hoy la figura: Joselito Adame. Sin embargo, que todo salga como ocurrió en el Coliseo francés resulta difícil. Pero esa es la esperanza. Para el torero, además, es uno de los retos que tiene pendiente, que en la práctica son dos: cortar un rabo en Sevilla y hacerlo también en la México.
Algunos conocedores de las interioridades opinan que de lo que ocurra este día 31 puede depender las futuras actuaciones de José Tomás durante 2016. Unos especulan que le gustaría matar ocho o diez corridas en España; otros se centran más en una corrida extraordinaria en la monumental de la avenida de Insurgentes. Unos y otros descartan, en cualquier caso, que el de Galapagar vaya a cumplir una temporada convencional, una fórmula que hace años ya descartó. Y le ha ido bien con esa decisión, por más que la Tauromaquia necesitara hoy de su concurso para recuperar los terrenos perdidos.
En una entrevista reciente de Luis Rivas(2) publicada en “Andalucía Información”, de la que se hizo eco el semanario “Aplausos”, a la pregunta de “¿Por qué cree que José Tomás no hace temporada?”, Rafael de Paula contestaba en términos rotundos, que vienen aquí muy a cuento:
–"El misterio se lo ha dado la misma gente. Tomás ha conseguido saber torear y tener un toreo personalísimo basado en un concepto de clasicismo y pureza. Además, me gusta porque es un hombre como yo, libre con mayúsculas. Posee un patrimonio familiar, además de lo que ha ganado jugándose la vida toreando. Vamos, el de Galapagar tiene el pajar cubierto y se puede permitir ponerse delante del toro cuando lo echa de menos, porque, en el fondo, le gusta torear. No vive de cara al público. Lo único que nos diferencia es que está rico y yo soy pobre".
¿Lo echará de menos durante 2016 más veces? Respuesta imposible, porque este hombre –como bien dice Paula– torea cuando se lo pide el cuerpo. Resulta evidente también que se siente libre de todo compromiso a la hora de tomar sus decisiones. Algunos de sus biógrafos afirman que ocurre así por su propósito de mantenerse completamente al margen de los poderes reales que controlan la Fiesta. Otros, en cambio, lo ven más como una consecuencia de las condiciones que pone para sus actuaciones: honorarios altos, participación económica en el incremento de los abonos por su participación, rechazo a la TV, etc.
Sea como fuere, lo cierto es que en Sevilla no comparece desde 2002, en Bilbao de 1998…. Desde sus dos memorables tardes en Madrid en 2008 no apareció por el circuito de las grandes ferias, salvo las tardes históricas de Barcelona en 2011, antes de que los políticos echaran el cierre a la Monumental. Y la verdad es que no lo ha necesitado para que su nombre atraiga una marea de partidarios cada vez que se anuncia, con independencia de la categoría de la plaza. Lo cuál no obsta para que el torero, antes de un adiós que se haga definitivo, sienta la necesidad de alcanzar algunos sueños, como ese de cortar un rabo en la Real Maestranza.
(1) José Tomás recibió la alternativa el 10 de diciembre de 1995 en la Plaza México de manos de Jorge Gutiérrez –que sustituía al lesionado David Silveti– y con Manuel Mejía como testigo. Dio una vuelta al ruedo en su primer toro, "Mariachi", de la ganadería de Xajay y resultó cogido por el segundo, aunque las heridas recibidas no fueron de particular importancia.
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