MADRID. Un cuarto de plaza. Toros de Martín Lorca –4º y 6º con el hierro de Escribano Martín–, bien presentados, y de juego muy desigual. Ivan García (de malva y oro), silencio tras aviso y vuelta tras dos avisos. Javier Solís (de fucsia y azabache), silencio tras aviso y vuelta al ruedo. Paco Ureña (de barquillo y oro), que confirmaba su alternativa, vuelta y una oreja.
Con el poco público habitual, Las ventas ha vivido una de las tardes más interesantes del verano taurino madrileño. Aunque de juego desigual, los toros de Martín Lorca permitieron estar a los toreros, que a su vez pisaron el acelerador.
Especialmente interesante ha sido la tarde del confirmante Paco Ureña, que con todo mérito le cortó una oreja al sexto y a punto estuvo de habérselo hecho también al de la ceremonia. Con muy buen oficio, Ureña se movió con firmeza por el ruedo. Especialmente torera resultó su faena al toro que cerraba plaza, ante el que el murciano dejó unas series con la mano izquierda con mucha entidad. Una faena que caló en los tendidos hasta el punto que el pinchazo previo a su estocada no impidió que se le otorgara una oreja de ley.
Interesante también la tarde de un nuevo Iván García. En especial con su segundo, en su faena supo aprovechar todas las opciones que el animal ofrecía por el pitón derecho. Un trasteo que fue a más, pero luego se desdibujó con el mal uso de la espada. Pese a los dos avisos que recibió, dio una justificada vuelta al ruedo.
Así como con su primero pasó muy desapercibido, Javier Solís salió con la verdad por delante ante el complicado 5º, al que con mucha firmeza trató de meter en la muleta. Una gran estocada precedió a su vuelta al ruedo.
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