Madrid. Corrida goyesca del 2 de mayo. Un tercio de plaza. 2 toros de Salvador Domecq, 2 de José Vázquez y 2 de Victoriano del Río, por ese orden. Diego Urdiales (azul marino con pasamanería blanca) ovación, ovación y silencio. Paco Ureña (rosa con pasamanería azabache) silencio, ovación y una oreja.
En la corrida goyesca que cerraba la Feria de la Comunidad hubo toreo, y del bueno, pero faltaron remates. Con la espada las más, y con la muleta también.
Diego Urdiales dejó detalles en su primero y los desarrolló en el tercero, una faena que comenzó con altibajos, más altos que bajos y muy altos los altos, eso sí. Mediada la faena y al natural llegaron los mejores momentos, perfecta la colocación, perfecto el trazo. Al volver a la derecha siguió en el mismo tono y con la oreja cortada falló a la hora de matar y se quedó en ovación. Con el quinto, complicado y mal lidiado, no se confió.
Ureña alcanzó el premio en el 6º y no fue su mejor faena de la tarde. Expuso en ella una barbaridad, comenzando con el cartucho de pescado en el centro del ruedo y terminando al ponerse para torear como bueno a un toro que se quedaba en los tobillos. En medio, buenos muletazos sueltos, siempre puros; esta vez si mató, aunque de estocada caída y el premio fue la oreja.
Una oreja que perdió con mucha fuerza en el 4º, con el que hizo el mejor toreo de la tarde. Y contra todo pronóstico, después de una lidia horrorosa, todo al revés. El toro cabeceaba y transmitía lo justo, pero el toreo puro de Paco Ureña puso lo que le faltaba y a la plaza en ebullición. Finalizó con detalles muy toreros y la tenía en la mano la oreja que le hubiera supuesto, al fin su primera puerta grande en Madrid pero, después de media estocada, se eternizó con el descabello.
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