VALENCIA. Última del abono de Fallas. Un tercio de entrada, en otra tarde destemplada y nada primaveral. Novillos de El Parralejo –el 2º como sobrero– , cinco con gran calidad, clase y profundidad en sus embestidas, aunque hoy flojearon en sus fuerzas. Jorge Expósito (de marino y oro), ovación tras aviso y ovación tras aviso. Ginés Marín (de rosa y oro), vuelta tras aviso y una oreja tras aviso. Varea (de grana y oro), ovación tras aviso y dos orejas.
A lo mejor es que tienen una pócima mágica y secreta, como el gran Druida en su lucha contra los galos. Pero hay que rendirse a la evidencia: quienes administran la ganadería de El Parralejo han tocado la tecla genética exacta, porque desde luego casualidad no puede ser que lleven unos años criando utreros de tanta calidad. Ahora a buscar otra pócima para esa flojedad de fuerzas apuntada esta tarde. La encontrarán, seguro. Curiosamente el que bajó de nivel resultó ser el segundo bis, que lo habían dejado de sobrero y que salió en lugar del titular, descoordinado al darse de salida un fortísimo topetazo contra las tablas. Como en el próximo san Isidro no se rompa la racha, se consagran definitivamente. Y a ver que ocurre cuando comiencen a lidiar de cuatreños, porque de seguir la misma trayectoria se los van a rifar y habrá que pedir la vez a las puertas de la dehesa de las tierras onubenses.
Con este material de lujo se ha podido disfrutar de dos novilleros que con todo fundamento andan en boca de todos los aficionados. Uno extremeño, Ginés Marín; otro levantino, Varea. Dos concepciones distintas, dos personalidades diferenciadas, pero ambos apostando por la única verdad verdadera del toreo. Y qué vienen la cantan.
En este cierre de Fallas la partida ha sido para Varea, que sali
Con este 6º estuvo, además, rotundo con la espada. Si hubiera ocurrido igual con el que hizo tercero, el premio habría sido aún mayor, porque también con este de El Parralejo –con menos bríos en las patas pero la misma calidad– había dejado cosas importantes sobre el ruedo. Por cierto, mantuvo el interés de todos sin necesidad de acudir a un solo resorte de más tirón para la galería. No los necesita este Varea.
Excelente lance de Ginés Marín |
Ginés Martín se encontró de primera con el sobrero, del mismo hierro, pero de muy diferente condición, porque ya salió buscando el amparo de las tablas. Cumplió bien el torero extremeño para someter a su enemigo y si no se le atasca la espada hasta le podría haber cortado una oreja.
En tono mayor se le vio con el 5º. Toreando muy relajado, con una gran suavidad en sus muñecas, logró series de muy buena factura. Su comienzo de faena ya presagiaba lo que vendría luego, y en efecto vino. Tiene una concepción más preciosista del toreo que su compañero Varea, pero ninguno de los dos se anda con milongas. Con la mano izquierda tuvo momentos para guardar en el recuerdo. Una estocada defectuosa dejó todo en una oreja.
Emparedado entre quienes se han consolidado como figuras del escalafón, no lo tenía fácil Jorge Expósito, menos placeado además. Así como con el que abrió plaza sencillamente cumplió dignamente, mejoró sensiblemente ante el 4º. Ahora sí, ahora pudo trazar un toreo relajado y tendente a la verticalidad con muchos puntos de interés. Incluso, con personalidad. Lástima que luego con la espada no culminara la faena.
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