Frente a la crisis, ofrecer «argumentos interesantes a precios adecuados»

por | 26 Sep 2014 | Reportajes

"Cuando al público le ofreces algo interesante y a buen precio, porque el toro es muy caro, acude a los toros. Este año en Sevilla, a pesar de los problemas que todos conocemos, hemos visto llenarse la plaza cuando el público ha encontrado argumentos interesantes a precios adecuados. Y ahí es donde tiene que entrar el compromiso de los toreros. El arrendamiento y el honorario de algunos toreros es el gran montante del presupuesto de una corrida. Si esos toreros tienen el compromiso de amoldarse a la situación que vivimos hoy, podrían arreglarse muchas cosas".

Y por si había dicho poco, añadió: "Es necesario dejar de lado intereses personales y que salga alguna figura nueva que despunte", para a continuación afirmar: “Los toreros sólo pensamos en nosotros mismos cuando estamos en activo y no sabemos ver más allá. Los toreros se tienen que comprometer mucho más de lo que lo hacen”.

Oído lo cual, en el lenguaje popular más de uno sentenciaría a continuación: “Más claro, agua”. Y es que resulta un diagnóstico muy exacto de la realidad taurina en la que nos movemos. Podría afirmarse que no constituyen en sentido estricto una novedad, que cosas similares se han dicho con anterioridad. Para uno la importancia diferenciadora que tienen esas palabras transcritas es que han sido dichas por una persona con autoridad moral para hablar de estas cosas.

En concreto, las dijo el matador de toros Emilio Muñoz, en el curso de un coloquio de los que organiza periódtinn﷽﷽﷽﷽﷽﷽uacianiza perion Sevilla. ganiza period en estos dicamente la Fundación Cajasol, en Sevilla.  Con la libertad que da no depender del negocio taurino y el plus indispensable de conocer todo lo que ocurre en los interiores del toreo, el trianero ha puesto en la palestra pública honestamente lo que piensa, sin dedicarse a maquillar las realidades, sino echando por delante los intereses generales de la Fiesta.

Hay que reconocer que el diagnóstico no puede ser ni más claro ni más certero. En efecto, Muñoz ha marcado unas líneas fundamentales, básicas, que son las que definen el momento actual. Lo que ocurre es que pueden abrigarse dudas que tan sincera explicación no acabe por caer en saco roto, como ocurrió en otras ocasiones.

Pero más que algunos se empeñen en mirar hacia otro lado, la realidad es la que define Emilio Muñoz, cuando marca esos puntos nucleares, que si no cuentan con solución acorde con la realidad, nos continuará manteniendo en la depresión actual. Y si hubiera que poner en orden de prioridad las ideas tan bien expuestas por el torero, el retrato de la situación podría ser de este porte:

En primer término, el público, los aficionados, necesitan que en los carteles se les ofrezca “algo interesante y a buen precio”. Desde luego, es lo que más se echa en falta. Los carteles se repiten monótonamente, sin margen alguna para dar entrada a otros encastes y otros toreros que no sean esos siete u ocho que matan todas las ferias, que además cuidadosamente se combinan entre ellos mismos, para que nada ni nadie se salga del guión. Y tal ocurre a unos precios que están fuera del alcance de la mayoría.. Se va uno a las tabla de precios de las localidades y en la mayoría de las plazas se pega un susto, desde luego fuera por completo de la economías familiares e incluso empresariales. Una barbaridad por más de lo mismo.

Y si pasamos a un segundo aspecto, hagamos previamente una observación:  en efecto, los que se juegan los muslos e incluso la vida son los toreros.  Aunque sean términos poco taurinos, las leyes del mercado dicen, y todos aceptan,  que “a mayor riesgo, mayor beneficio”. Es lo justo. Sin embargo, para que semejante ley pueda cumplirse, en el toreo y en cualquier actividad, primero habrá que tener en cuenta lo que se ha ingresado en la taquilla, que al fin y a la postre es el índice más fiel del interés que despiertan los toreros anunciados y lo que certifica el dinero disponible. Por eso, en las actuales circunstancias tiene tanta razón Emilio Muñoz cuando habla de que sean los propios toreros los que revisen su política de honorarios, que en el caso de los que hoy ejercen de figura están fuera de la lógica económica; si ellos no se comprometen con las circunstancias actuales, poco se avanzará. La cuestión radica que en taquilla haya lo suficiente para todos y así poder promocionar esos nuevos valores tan necesarios, que hoy en muchísimos casos si se quieren anunciar tienen que aceptar ir por los gastos, cuando no por menos, y además no se les dejan huecos razonables en los carteles para abrirse camino.

Por otro lado, hay sobradas razones para fundamentar la llamada de atención que hace el torero trianero sobre el despropósito que suponen una mayoría de los pliegos de adjudicación de las plazas. Para las Administraciones públicas, los ingresos que obtienen constituyen un auténtico “chocolate del loro”; para la economía de la Fiesta, una ruina. Nos queda la esperanza de ese modelo de pliegos en el que trabaja la Comisión Nacional de Asuntos Taurinos: si no soluciona este problema, los empresarios con toda razón acabarán por no acudir a esos concursos., salvo quienes practican el erróneo principio de las ofertas temerarias, que luego acaban como todos conocemos.

Pero siquiera sea por defecto, no puede dejar de llamar la atención que Emilio Muñoz no cite a los ganaderos como una partida que condicione la economía del toreo. Y eso no es un simple olvido; es una realidad en razón de la cual se ha llevado a la ganadería brava la situación tan grave en la que hoy se encuentra. Cierto que la oferta supera todavía a la demanda y eso hace bajar los precios, pero de ahí a la depreciación a la que se ha forzado dista demasiado trecho, entre otras cosas porque sin la garantía de una cabaña de bravo adecuada, se cantan las diez de última, como en el mus.

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Taurología

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Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

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